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Crítica de "Los vencejos", de Fernando Aramburu

"No voy a durar mucho. Un año. ¿Por qué un año? Ni idea. Pero ese es mi último límite. Amalia, en el apogeo de su odio, solía reprocharme que nunca he madurado. Las mujeres poseídas por el rencor suelen escupir este tipo de improperios. Mi madre también odiaba a mi padre y esto yo lo comprendo. Él también se odiaba a sí mismo, de ahí su propensión a la violencia. ¡Vaya ejemplo nos dieron a mi hermano y a mí! Nos educan de puta pena, nos rompen por dentro y después esperan que seamos cabales, agradecidos, cariñosos, y que prosperemos".

Fernando Aramburu llevaba cinco años sin publicar, desde "Patria", uno de los grandes éxitos de la Literatura Española de las últimas décadas, donde ofrecía una visión poliédrica y necesaria del conflicto vasco. Dio lugar a una valiosa serie de HBO, que también logró una buena aceptación, por lo que su nuevo trabajo había generado grandes expectativas –que nunca son buenas–. Acierta el autor donostiarra al desmarcarse bastante de su anterior novela, pues salvo algunas alusiones a la barbarie (aquí al yihadismo del 11-S) poco tiene que ver con aquélla. Gira en torno a la crisis de la mediana edad en la época actual.

"Hay una reflexión sobre dos cuestiones que me preocupaban, no para resolverlas en forma teórica sino para aplicarles una historia", señala el autor en una entrevista en La Razón. "Una de ellas es la situación en la que queda un varón maduro en esta época de «post-patriarcado», y la otra no era tanto el suicidio, como la circunstancia en que una persona sabe de antemano el día y la hora exacta de su muerte. Lo que presupone que, tomada la decisión de quitarse la vida, tiene que haber unos cambios en su consideración de las cosas".

Tusquets publica en España "Los vencejos", en edición de 704 páginas en tapa dura, que sale a la venta al precio de 23,75€., y tapa blanda, por 21,75. También está disponible en versión digital para descargar para Kindle, por 11,39€.

Sinopsis de "Los vencejos", los últimos días

Toni,  profesor de Filosofía en un instituto, cincuentón, y hastiado de la vida, ha decidido que se suicidará en el plazo de un año, cuando lleguen los vencejos de primavera. Hasta ese momento se deshará poco a poco de sus pertenencias, pondrá en orden sus asuntos, y sobre todo redactará a diario en su piso de La Guindalera en Madrid –donde reside junto a Pepa, su perra– anotaciones en las que recuerda sus experiencias. 

Escribe sus recuerdos sobre la traumática muerte de su progenitor, marcada por la indiferencia de su madre, harta de él por sus numerosas infidelidades, y que ya anciana y aquejada de Alzheimer ha tenido que ser ingresada en una residencia, pese a la oposición inicial de Toni, su hermano. También sobre el duro divorcio de su esposa, Amalia, y la complicada relación con su hijo, Nikita, que se ha hecho un tatuaje de una esvástica nazi en la espalda, para no ser menos que los componentes de su grupo de amigos. Y transcribe las conversaciones en el bar de Alfonso con Patachula, su único amigo, al que apoda así porque tuvieron que amputarle una pierna. Inesperadamente, reaparece Águeda, una mujer del pasado de Toni, mientras que de vez en cuando alguien le coloca en su buzón mensajes anónimos.

Crítica de "Los vencejos", completo retrato de la España actual

Si los vencejos a los que se alude en el título vuelan pero no tocan tierra, así que guardan distancia con el ser humano, el personaje central se revela como un misántropo que también quiere apartarse de sus semejantes. Resulta todo un hallazgo, pues a través de él el autor reflexiona en tono sarcástico, con mucho humor negro, sobre numerosos asuntos de actualidad. Se hace hincapié en la masculinidad posterior al #MeToo –sin olvidar el problema de la violencia de género– y en la situación política, marcada por el ascenso de partidos extremistas, y la radicalización de los nacionalistas. 

Aquí se moja bastante el autor –quizás sea lo más valioso del libro–, pues en sintonía con su obra precedente critica la ineficacia de los políticos y reparte tortas a los distintos signos. De esta forma, se arriesga a que no le acepten ni desde la izquierda ni desde la derecha. Por el contrario, ganará adeptos entre quienes se consideren librepensadores. No faltan las críticas despiadadas a especuladores inmobiliarios y al esperpento en que se han convertido los medios de comunicación, que explotan sucesos dramáticos como el asesinato del niño Julen, y ofrecen una visión del mundo sesgada por el prisma ideológico de la línea editorial. 

No falta una denuncia de la homofobia, y un sentido lamento por las continuas e ineficaces reformas educativas, que cada vez empeoran más la situación. Todos estos asuntos han provocado en el protagonista un desencanto vital fácilmente reconocible por el lector. Abundan los pasajes desagradables, que se disfrutan pero generan inquietud y una sensación de incomodidad, y la incorrección política, en especial en lo relativo a un personaje femenino al que le gusta el sexo en grupo pero luego realiza acusaciones infundadas. 

Tienen fuerza los secundarios, en especial Patachula, con una visión de la vida distinta a la del protagonista, por lo que resulta ser un buen contrapunto (resulta curioso que pese a su simpatía vote a Vox, y no se sabe cómo sentará eso a los críticos). Una novela tan ácida puede ofrecer la falsa impresión de que va a resultar pesimista. Pero nada más lejos de la realidad, pues acaba convirtiéndose en una celebración de la vida, que a pesar de sus puntos negativos también ofrece momentos impagables, sobre todo los más sencillos, como la primera sonrisa de un hijo, pero también la oportunidad de leer buenos libros. Constata que pese a la abundancia de personas mezquinas, también existen almas desinteresadas que merecen la pena. Apuesta además por el amor como vehículo de transformación e instrumento para dar sentido a la existencia.

No resulta fácil sobrevivir a un éxito tan descomunal como el de "Patria". Pero con este volumen, se confirma que seguimos teniendo Aramburu para rato. No gustará a un público tan amplio, pero a una selecta minoría le apasionará.


Reseña de "La madre de Frankenstein", de Almudena Grandes

"Nunca antes había tenido un episodio de ansiedad. Miedo sí, mucho miedo y muchas veces, durante los bombardeos, en el coche que me llevó a Alicante, en el muelle del que nunca acababa de zarpar mi barco, en la celda de una comisaría de Orán, en el puerto de Marsella y después, en un interminable viaje en coche entre Francia y Suiza. Había tenido miedos grandes y pequeños, de mí mismo y de otras personas, miedo a morir, a que me mataran, a perder el control, mucho miedo, pero nunca ansiedad. Hasta el 21 de diciembre de 1953".

Si bien su obra ha tenido interés desde el principio, ha ido mejorando mucho con los años. Almudena Grandes (Madrid, 1960) inició la saga "Episodios de una guerra interminable" con la novela "Inés y la alegría" (2010), seguida de "El lector de Julio Verne" (2012), "Las tres bodas de Manolita" (2014), y "Los pacientes del doctor García" (2017). Por esta última se hizo acreedora con toda justicia del Premio Nacional de Narrativa en 2018. 

Ella misma reconoce que se ha inspirado en "Los Episodios Nacionales", de Benito Pérez Galdós. "Le debo casi todo. Cuando me planteé escribir la serie, utilicé como modelo sus episodios, como hizo también Max Aub en "El laberinto español", ha declarado. "Me gustaba la idea de reivindicar esa tradición porque además asumí la estructura de la serie de  Galdós y su elección esencial de narrar las historias desde abajo, que es lo que diferencia estas novelas de las históricas, protagonizadas siempre por los grandes personajes. Aquí predomina la mirada hacia el pasado del pueblo, de los sin nombre…".

Ahora, la autora publica su nuevo título de la saga, el quinto, tras el importante galardón, donde precisamente aplica de nuevo esta fórmula: recrea históricamente la postguerra mediante las pequeñas historias de personas corrientes.

Tusquets publica "La madre de Frankenstein", en edición de 560 páginas, que sale a la venta al precio de 24,70€. También está disponible en versión digital para descargar para Kindle, por 10,44€.

Sinopsis de "La madre de Frankenstein", el regreso del doctor

Cuando tenía 13 años, Germán Velázquez se quedó fascinado ante la figura de Aurora Rodríguez Carvalleira, parricida atendida por su progenitor, un brillante psiquiatra. Con el paso de los años, siguió los pasos profesionales de éste, pero optó por exiliarse, siguiendo sus recomendaciones, tras el término de la Guerra Civil, así que pasó quince años en Suiza, con la familia del doctor Goldstein, discípulo del padre. En 1954 decide regresar a España, y reencontrarse con su madre y su hermana, tras conseguir una oferta para trabajar en el manicomio de mujeres de Cienpozuelos, al sur de Madrid. 

Una vez incorporado a su puesto, descubre que Aurora Rodríguez Carballeira está interna en el centro, y aunque se niega a relacionarse con otras personas, cuenta con los cuidados de María, joven auxiliar a la que la paciente enseñó a leer cuando era una niña, y vivía en el centro con su abuelo, el jardinero. Inspirado por su experiencia en el extranjero, Velázquez pondrá en marcha un avanzado tratamiento que tendrá resultados inesperados, pero también provocará el rechazo de quienes ostentan el poder. 

Reseña de "La madre de Frankenstein", 

La brillante entrega anterior, "Los pacientes del doctor García" dejó las expectativas altas para los incondicionales de la madrileña. Quizás no llega a la misma altura, lo que no impide que Grandes vuelva a componer un libro apasionante, absorbente, técnicamente trabajado, y que mezcla de nuevo con maestría personajes reales, con creaciones de ficción. 

Pese a su megalomanía y sus taras mentales, resulta imposible no quedarse fascinado ante la figura de Aurora Rodríguez Carvalleira, la famosa asesina que ha dado lugar a libros como "Aurora de sangre", de Eduardo de Guzmán, y al film "Mi hija Hildegart", dirigido en 1977 por Fernando Fernán Gómez. Como es sabido, educó a Hildegart para convertirse en una hija modélica, y un estandarte feminista, pero se sintió tan decepcionada cuando le anunció que pretendía independizarse para vivir por su cuenta, que decidió acabar con su vida con cuatro disparos. Se ha reconstruido libremente el final de su vida, pero todo lo que se narra resulta creíble.

También resultan memorables los otros dos protagonistas, éstos inventados, el joven psiquiatra Manuel Velázquez, que le sirve para mostrar los atrasos científicos y la estrechez de mente de la España de la época en comparación con el extranjeros. Por último la auxiliar María simboliza la falta de perspectivas y de libertad de las mujeres de época. Los tres (Aurora, María y sobre todo Germán) se alternan como narradores.

Por las páginas de "La madre de Frankenstein" también aparecen otros personajes auténticos, como los psiquiatras Antonio Vallejo Nájera y Juan José López Ibor. Y entre los secundarios desfilan algunas creaciones ya conocidas de las entregas anteriores, como Pepe el Portugués y Pastora, que aparecían en "El lector de Julio Verne", o Rita, la amiga de la protagonista de "Las tres bodas de Manolita".

Reseña de "La muerte del comendador (Libro 1)", de Haruki Murakami

"Desde el mes de mayo de aquel año hasta principios del año siguiente viví en una casa en lo alto de una montaña junto a un estrecho valle, en el que durante el verano llovía sin parar a pesar de que un poco más allá estuviera despejado. Esto se debía a que desde el mar, que se hallaba bastante próximo, soplaba una brisa del sudoeste cargada de humedad que entraba en el valle, ascendía por las laderas de las montañas y terminaba por precipitarse en forma de lluvia".

Se ha hecho de rogar la nueva novela de Haruki Murakami, que se publicó en Japón en 2017, cuatro años después de "Los años de peregrinación del chico sin color", aunque en ese tiempo haya entregado el recopilatorio de relatos "Hombres sin mujeres" (2014), y en España se haya publicado el ensayo "De qué hablo cuando hablo de escribir". Parece que el tiempo de espera está justificado, pues el eterno aspirante al Premio Nobel entrega la primera parte de un díptico bastante ambicioso.

La única noticia (un poco) mala: que habrá que esperar a enero para leer el Libro II (y último).

Tusquets Editores publica en España "La muerte del comendador (Libro 1) en edición en tapa blanda de 480 páginas, que sale a la venta al precio de 20,80€. También está disponible en versión para descargar para Kindle, por 12,34€.

Sinopsis de "La muerte del comendador (Libro 1)", el retratista aislado

Tras lograr un desahogado nivel económico trabajando como retratista, un pintor recibe una inesperada confesión por parte de su esposa: mantiene una relación extraconyugal y ha decidido poner fin a su matrimonio. Desorientado, conduce durante unos días su viejo coche sin destino, durmiendo en campings. Acaba en el norte de Japón, donde se instala en la casa aislada en medio del bosque de un maestro en el arte tradicional nipón, padre de un amigo, que guarda una colección de discos de ópera.

Allí trata de reiniciar una nueva vida, abandonando los retratos. Da clases de pintura y mantiene relaciones sexuales con dos de sus alumnas. Al final, acepta pintar a un vecino, que parece bastante solvente, por una disparatada cantidad de dinero. Por las noches, escucha una extraña melodía que parece proceder de un templo sintoísta oculto en las inmediaciones.

Un día, descubre en el desván un cuadro envuelto titulado "La muerte del comendador". Abrirlo tendrá consecuencias inesperadas.

Reseña de "La muerte del comendador (Libro 1)", descifrando la realidad

Hasta ahora, las obras del escritor se distinguían porque prácticamente parecían escritas por un occidental de la generación 'beat'; abundan las referencias al jazz, al pop británico y hasta al cine francés, y la mayor parte de escenas de sus obras podrían funcionar si se cambian las localizaciones y los nombres de los personajes en cualquier país europeo o Estados Unidos (ha descrito muchos barrios de Tokio como si fueran de Nueva York). En su país había sido muy criticado por eso. Aquí se ha producido un cambio radical, pues parece abrazar las tradiciones milenarias de su cultura, y les saca bastante partido.

Eso no quiere decir que abandone sus homenajes a la cultura occidental, pues la obra rinde tributo a "El gran Gatsby", de F. Scott Fitzgerald, y añade referencias a autores tan dispares como Raymond Chandler y George Orwell. El conjunto acaba convirtiéndose en una sentida reivindicación de la pintura y la música, a través de un relato surrealista, como es propio del autor, donde los elementos mágicos aparecen con una enorme naturalidad.

Escrito con prosa ágil, en primera persona, como suele ser habitual en Haruki Murakami, "La muerte del comendador (Libro 1)" recupera temas habituales de su obra, como la dificultad para descifrar la realidad, el romanticismo contrapuesto a las relaciones basadas en el sexo, el peso de la tradición, el poder de trascendencia y del arte, y las búsquedas complejas. Pero añade otros nuevos, como la paternidad, signo de una madurez que va a merecer la pena seguir. Sus personajes en la mayor parte de los casos están descritos con pocos rasgos (empezando por el protagonista), pero resultan tremendamente efectivos, pues se empatiza con ellos.

Resulta un poco injusto reseñar este volumen, sin haber leído la segunda entrega, pues todo indica que se tratará de un conjunto que cobrará sentido sólo en su totalidad. Sin embargo, se termina la lectura del primero deseando conocer la conclusión, lo que siempre es una buena señal.

   

Reseña de "La vida negociable", de Luis Landero

"Del colegio, lo que recuerdo en este momento con más fuerza es a un profesor que nos daba clases de matemáticas. Se llamaba Juan de Dios y tenía mucha carne en la cara. Parecía ciego. Y ese profesor nos calificaba con unas piedrecitas de río que conseguía en su aldea natal, y que eran imposibles de falsificar. Cada vez que preguntaba la lección, si el alumno la sabía le daba una piedrecita o dos, y si no se las quitaba de las que ya tenía, de modo que quien al final de curso tuviera cinco o más piedrecitas, aprobaba, y si no suspendía".

Cuando se cumplen tres décadas de su ópera prima, la imprescindible "Juegos de la edad tardía", plagada de homenajes a "Don Quijote de la Mancha", Luis Landero (Albuquerque, Badajoz, 1948) retoma el tono cervantino y actualiza la novela picaresca en su nuevo trabajo, con elementos que recuerdan a los clásicos de este género que tan bien ha retratado España.

Tusquets publica "La vida negociable" en edición en tapa blanda, de 336 de páginas, que sale a la venta al precio de 18,05 €. También está disponible para descargar en versión digital para Kindle por 9,49€.

Sinopsis de "La vida negociable", embaucador desde niño
El peluquero Hugo Bayo rememora su vida, desde su infancia en un barrio madrileño, en el seno de una familia de clase media-baja. Cuando se entera de que su madre tiene un secreto, pues mantiene una relación con un amante, a espaldas de su progenitor, decide chantajearla. También a su padre, cuando descubre que parte de sus ingresos proceden de dudosos chanchullos. Cuando logra sacarles dinero, deja los estudios.

Ya de joven, ingresa como voluntario en el servicio militar, donde aprenderá el arte de la peluquería. Cuando se licencia tratará de medrar como estilista en su ciudad natal...

Reseña de "La vida negociable", el barbero diabólico
Da gusto leer la nueva obra de un escritor que nunca defrauda. Supone su regreso a la ficción, tras el paréntesis de la irrepetible "El balcón en invierno", reconstrucción de los primeros años de vida en su pueblo del autor. Narrada con una prodigiosa utilización de la primera persona, al estilo de "Lázaro de Tormes", novela con la que tiene en común el cinismo del personaje central, "La vida negociable" sigue los pasos de Hugo Bayo hasta la cuarentena,

Resulta complicado que éste llegue a caer bien, pero este milagro acontece a ratos, pues está descrito con tal tridimensionalidad que el lector se identificará en mayor o menor medida con su humanidad. Por ejemplo en su convencimiento de que en realidad esconde algún talento excepcional, lo que le sirve para consolarse cada vez que fracasa, cuando las circunstancias parecen indicar que en el  fondo se trata de un hombre mediocre. Acaba siendo más patético que otros protagonistas de anteriores libros de Luis Landero, de vidas grises, quizás, pero con mayor dignidad.

Como es habitual en la bibliografía del extremeño, el mundo se presenta como un lugar árido, del que sus personajes tienden a escapar, a través de la ficción. Pero esta vez, la artimaña de poco sirve, las mentiras enseguida se desmoronan. A pesar del aluvión de risas, estamos ante la obra más austera de su autor, que ha dejado poco espacio para la esperanza, como reflejo del desencanto sufrido por el país, ante la corrupción política. Toda la novela se perfila como una crítica del carácter español que ha derivado en la proliferación de escándalos que asoman a diario en las páginas de los periódicos. La forma de pensar del padre del protagonista, un administrador de fincas que parece dictar sentencia cuando da sus explicaciones, resume muy bien lo ocurrido en España. Se justifica alegando que si él no se aprovecha de la situación, otra persona lo hará. No defrauda el tratamiento de la relación paterno-filial, una de las constantes en su obra.

Mezcla de géneros, se pasa del humor al drama e incluso al misterio con asombrosa facilidad. Repleto de momentos excepcionales -atención a la seducción de la esposa del coronel-, de nuevo brillan los secundarios que tan bien construye Landero, entre otros el brigada Ferrer, instructor en el manejo de las tijeras y representante de la sabiduría popular.
 

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Reseña de "Hombres sin mujeres", de Haruki Murakami

Quienes se hayan desanimado ante los últimos títulos de Haruki Murakami deberían echarle un vistazo a su nuevo trabajo. 

El reconocido escritor recopila siete cuentos con la misma temática en común, la ausencia femenina, en "Hombres sin mujeres".

Todos los textos, de unas 30 ó 40 páginas, aparecieron a partir de diciembre de 2013 con carácter mensual en la revista "Bungei shunjū". El 'beatnik' japonés ya había demostrado que se le da muy bien el cuento, en las recopilaciones "Después del terremoto", "El elefante desaparece" y "Sauce ciego, mujer dormida".

Crítica de "Hombres sin mujeres", recopilación con altibajos, pero de gran interés

Se da por hecho que sumergirse en el universo de este autor supone aceptar un romanticismo radical, en el que sólo existe un único amor verdadero, y la vida prácticamente carece de sentido si éste se pierde. Así las cosas, los "Hombres sin mujeres" que protagonizan el libro son seres desesperanzados sin posibilidad de realzar el vuelo.

Aunque contiene algunos relatos mejores que otros, lo que resulta inevitable en este tipo de libros, lo cierto es que Haruki Murakami está a un nivel muy superior al de sus últimos trabajos, logrando enganchar desde el primer momento. Al menos, hace olvidar la noticia que circuló recientemente por los medios de comunicación, según la cual inexplicablemente iba a abrir un consultorio sentimental online.

Comienza con fuerza con "Yesterday", sobre la amistad entre un universitario y su compañero de trabajo en el café donde se gana un dinerillo. Se queda en un texto ligero, sin muchas sorpresas, pero vuelve a tratar la desorientación adolescente vista en su trabajo más conocido, "Tokio Blues. Norwegian Wood", que también tomaba el título de un tema musical de The Beatles.

También se llama como una canción del grupo de Liverpool "Drive My Car" sobre Kafuku, veterano actor que entabla conversaciones regularmente con la joven chófer que le traslada al teatro en el que actúa. Logra enorme dramatismo con sus conversaciones sobre el dolor que sufre el personaje masculino por la muerte de su mujer, que le ha sido infiel en cuatro ocasiones. En realidad habla de la imposibilidad de entender por completo a la persona amada, un tema ya tratado anteriormente por el escritor.

Por su parte, "Un órgano independiente" gira en torno al periplo de un cirujano que mantiene relaciones sexuales con muchas mujeres, pero huye del compromiso. Hasta que da con una amante un tanto especial que trastocará su existencia. Engancha al lector por sus reflexiones sobre la soledad, pero acaba resultando demasiado revisible.

Los mejores cuentos de "Hombres sin mujeres"

En el regreso a la ficción de Haruki Murakami se llevan la palma dos de las narraciones, "Sherezade" y "Kino", absolutamente redondas. En la primera, se cuentan las peripecias de un individuo que queda fascinado por los relatos de la mujer que cuida su casa, también su amante. Habla de la capacidad de asombrar a través de los relatos, y consigue que el lector se enganche a lo que cuenta el personaje femenino.

El citado "Kino" va en la línea de "Al sur de la frontera, al oeste del sol", interesante novela del nipón. Tiene como personaje central a un individuo que para olvidar la infidelidad de su esposa decide abrir un bar

En cuanto a "Samsa enamorado", comienza con garra, por su tributo a la obra de Franz Kafka,  como sugiere el título. Recupera al protagonista de "La metamorfosis", Gregor Samsa, en el momento en el que recibe una inesperada visita. Acaba resultando poco redondo.

Cierra el libro "Hombres sin mujeres", sobre un hombre que recibe por teléfono la dura noticia de que su esposa se ha suicidado. Tampoco es gran cosa, pues reincide en la misma temática de los relatos precedenes. Eso sí, capta la atención.

En resumen, un libro que merece una nota alta en su conjunto, con el que Haruki Murakami recupera la forma.

Tusquets publica en España "Hombres sin mujeres", en edición en tapa blanda, de 272 páginas, que sale a la venta al precio de 18,05€. También está disponible en edición electrónica por 11,39€.