Amaya Ascunce es sobre todo una periodista, redactora de diversos medios, como "El Semanal" o "AR", pero tuvo cierto éxito en el panorama de los blogs con "Cómo no ser una drama mamá", por su sentido del humor, que conecta a las mil maravillas con la juventud actual. Básicamente, en sus entradas exploraba su relación con su madre, a través de frases ingeniosas que también planteaban cuestiones muy de actualidad.

El blog dio lugar a un libro homónimo publicado por la editorial Planeta, que –todo hay que decirlo– parecía tener muy pocas posibilidades, por la inexperiencia en el campo literario de la autora. Sin embargo, resultó ser toda una sorpresa que se leía de un tirón, así que gracias al boca a oreja –y quizás también en parte por su prometedora portada, que hace que destaque en las librerías–, ha tenido cierta repercusión. Tras varias ediciones, incluso se ha llegado a traducir a algún idioma extranjero.

Así las cosas, no resulta extraño que la autora se haya animado con la secuela, "En la cocina con la drama mamá", centrada en lo que ha aprendido ella misma con su madre en los fogones.
"En la cocina con la drama mamá" sale a la venta el 30 de abril de 2013, en edición de 190 páginas, al precio de 18,50€.

Sinopsis de "En la cocina con la drama mamá", con las manos en la masa

Imposible hacer un resumen de "En la cocina con la drama mamá" con la mitad de gracia que la autora. Mejor leerla a ella. Pero básicamente, resulta que no ha logrado cocinar nada bien en su vida, ni siquiera el arroz blanco, que no tiene apenas dificultad. "No he conseguido que ninguna persona diga que nadie me haya dicho en la vida que mi arroz está bueno", confiesa la autora en las páginas del libro.

A pesar de que sus pequeñas incursiones en el campo de la cocina pueden definirse como desastrosas, tras los buenos resultados de ventas de su primer volumen, la editorial le propone que escriba un libro de recetas junto con su madre. Ésta casi se muere de la risa pensando en su hija cocinando, pero después se siente responsable de lo que puedan comer un día sus futuros hijos, así que se presta a ayudar.

Crítica de "En la cocina con la drama mamá", un libro que se lee solo

Básicamente, quienes busquen un tratado metafísico sobre la vida no disfrutarán especialmente este libro. Pero ni falta que le hace. No pretende nada más que resultar divertido, y esa falta de pretensiones se agradece. En todo caso, hay que decir que frente a otros títulos ligeros y humorísticos de los muchos que salen al mercado todos los años, "En la cocina con la drama mamá" tiene a su favor que realiza un retrato absolutamente realista de las modernas relaciones entre madres e hijas.

Quienes estén en la treintena (y alguno que sea un poco mayor) se identificarán al cien por cien con las peripecias de la autora y su madre. Imposible no soltar una carcajada cuando cuenta que su madre o su hermana decidieron no acercarse a cuatro kilómetros a la redonda de sus experimentos con los fogones o su miedo a que le reviente la olla a presión (todo va en esa línea). Por supuesto, no decepcionará a su público natural, aquellos a los que les haya divertido el libro anterior y esperen más risas.

Aunque parezca increíble, "En la cocina con la drama mamá" también enseña a preparar platos muy variados. Aunque la autora haya escrito las recetas con muchísimo humor, acaban resultando bastante útiles, sobre todo para novatos y gente con dificultades para cocinar. Contra lo que pueda parecer, no sólo hará que se identifiquen con lo que cuenten las lectoras, sino que ellos también encontrarán similitudes con su vida.

Lo mejor, el capítulo del gazpacho malagueño. Una advertencia: mejor no ponerse con él en el metro, pues da pie a las carcajadas, y los viajeros de alrededor podrían mirar al lector como si estuviera loco.