Reseña de "Sakura", de Matilde Asensi

"Llegué al 14 de la rue Clauzel de París con una desagradable sensación de inseguridad y con muchas ganas de darme la vuelta y de salir corriendo. Aquella historia era demasiado rara para mí. Afortunadamente, me sentí un poco mejor cuando vi que el lugar de la reunión parecía ser una galería de arte, con una vidriera sobre la que podía verse un rótulo amarillo que decía "Pére Tanguy". Toda la fachada era de un apagado color verde irlandés que se confundía fácilmente con azul según cómo le diera la luz del brillante y caluroso sol de aquella mañana de agosto".

Máxima representante del best-seller en España, sin embargo llevaba algún tiempo sin publicar. En concreto, han pasado cuatro años desde "El regreso del Catón", donde Matilde Asensi continuaba la trama de "El último Catón", su título más conocido y de mayor éxito en el extranjero.

A la autora de Albacete se le ocurrió la idea para este nuevo volumen a raíz de la lectura de "Subastador", de Simon de Pury, donde se cuenta que el millonario Ryoei Saito mandó ser incinerado tras su muerte, con el "Retrato del doctor Gachet" que había pintado Van Gogh. "Yo tenía una obsesión por ese pintor", ha comentado en entrevistas. "Me acuerdo de que llevaba la Capilla en Nuenen en las carpetas del colegio. Después, he tenido cuadros suyos de fondo de pantalla".

La esfera de los libros publica "Sakura", en edición en tapa blanda, de 416 páginas que sale a la venta al precio de 19,95€. También está disponible en versión para descargar para Kindle, por 9,99€.


Sinopsis de "Sakura", en busca del cuadro perdido 

Enfadado con el gobierno de su país por los impuestos que le reclamaban por el cuadro, Ryoei Saito anunció en una rueda de prensa que su lienzo de Van Gogh desaparecería con él. Desde que murió en 1996, no se volvió a saber nada de la obra

El excéntrico empresario japonés Ichiro Koga reúne a un grupo heterogéneo de cinco personas para investigar qué ha sido de este lienzo. Se trata de la enfermera Odette, el galerista Hubert, el artista urbano Oliver, la pintora y galerista on line Gabriella y el manitas John, que tendrán que resolver variopintos enigmas.

Reseña de "Sakura", más de lo mismo, pero para bien 

De nuevo, Matilde Asensi entrega una obra similar a las anteriores, que busca sobre todo complacer a sus numerosos incondicionales. De esta forma, tenemos otra vez a un grupo heterogéneo de personajes, que por encargo deben emprender una misión. Ni se conocen entre sí, ni saben muy bien por qué se les ha escogido a ellos, pero de cara a conseguir su objetivo, deberán resolver una serie de enigmas, en esta ocasión, como no puede ser de otra manera, relacionados con la vida de Van Gogh. Repite sobre todo elementos de "El salón de ámbar", uno de sus trabajos más apreciados, aunque nada resulta especialmente novedoso.

Como suele ser habitual, la escritora se excede a la hora de introducir información sobre obras de arte y otros elementos de la trama, lo que resulta bastante agotador, ya que no se trata de un ensayo de divulgación, pero esta vez parece consciente del problema, por lo que ha conseguido incluir los datos con mayor fluidez y naturalidad. Este texto tiene una extensión menor de lo que resulta habitual, por lo que va más al grano. Si bien, se resiente la descripción de sus personajes, quizás más esquemáticos que en otras ocasiones, aunque todos ellos cumplen su función, y resultan más o menos creíbles. Al igual que otras veces, la autora se guarda en la manga un final sorprendente, aunque quizás en esta ocasión los lectores que piensen un poco lo adivinarán sin dificultad.

Pese a todo, el arranque logra enganchar, por lo que la disfrutará el público general, salvo los que tengan prejuicios hacia la literatura que busca dirigirse a una amplia audiencia. Además, encierra un mensaje que advierte de que los grandes autores a los que admiramos no tienen por qué ser ciudadanos modélicos en la vida real. O sea que Van Gogh fue sobre todo un genio, independientemente de su mal carácter.

En suma, una novela que no pretende inventar la pólvora, pero que por otro lado tampoco decepciona, lo que tiene bastante mérito, sobre todo teniendo en cuenta la enorme saturación del mercado.

(En caso de interés por la novela, se puede adquirir pinchando en los enlaces).

Reseña de "Serotonina", de Michel Houellebecq

"Tengo cuarenta y seis años, me llamo Florent-Claude Labrouste y detesto mi nombre de pila, creo que procede de dos miembros de mi familia a los que mi padre y mi madre, cada uno por su lado, querían honrar; y es lamentable porque, por lo demás, no tengo nada que reprochar a mis padres,  fueron excelentes en todos los sentidos, hicieron todo lo posible para darme las armas necesarias en la lucha por la vida, y si al final he fracasado, si mi vida termina en la tristeza y el sufrimiento, no puedo culparles a ellos, sino más bien a una desventurada serie de circunstancias de las que tendré ocasión de hablar (…)”.

Cada libro del escritor más desencantado y amargado de la literatura europea se recibe como si fuera un gran acontecimiento. Más en el caso de "Serotonina", que llega después de la extraordinaria "Sumisión", ganadora del premio Goncourt. El siempre provocador Michelle Houellebecq vuelve a recoger las lamentaciones del hombre europeo de mediana edad en su última novela.

Anagrama publica en España "Serotonina", en edición en tapa blanda, de 288 páginas, que sale a la venta al precio de 18,90€. También está disponible en versión e-book para descargar, para Kindle, por 9,49€.


Sinopsis de "Serotonina", en busca de una nueva vida

Florent-Claude Labrouste, agrónomo, de 46 años que odia su nombre, enganchado al Captorix, antidepresivo de última generación que libera serotonina. Ha descubierto unos vídeos en los que su novia, la japonesa Yuzu participa en orgías, o practica sexo con un perro. Tiene un encuentro catártico en una gasolinera de Almería, en la que ayuda a dos jóvenes españolas a cambiar la presión de las ruedas, lo que le hace llegar a la conclusión de que su vida no tiene sentido, así que decide romper por lo sano.

Tras mandar al garete a Yuzu, y renunciar a su contrato de alto nivel en el Ministerio de Agricultura, se refugia en un hotel y deambula de un lado a otro, buscando hoteles en los que aún le permitan fumar, al tiempo que repasa sus relaciones amorosas pasadas, con Kate, Claire y Camille, que siempre han tenido un final desastroso. Además, se reencontrará con un viejo conocido, ­Aymeric, un aristócrata que ha regresado al campo de su familia a trabajar la tierra

Crítica de "Serotonina", vuelve el gran provocador

Le falta un armazón narrativo que estructure la acción; con la excusa de que el protagonista se retira del mundo, simplemente se suceden las reflexiones, o las narraciones de capítulos de la vida del personaje central, sin orden ni concierto. Esto no quiere decir que el libro carezca de interés, casi cualquier cosa sobre la que despotrique el protagonista da que pensar. En esta ocasión el autor se despacha a gusto sobre la agricultura transgénica, la decadencia de la civilización europea, los peligros de la socialdemocracia, la prostitución y la pederastia. Casi siempre parece que con la excusa de estar defendiendo los puntos de vista de su protagonista, el autor nos cuela su propia forma de pensar, que se distingue sobre todo por un machismo exacerbado, y por su absoluta falta de interés en mantener las reglas de la corrección política.

Michel Houellebecq sigue siendo un autor visionario, pues si en "Plataforma" vaticinó el atentado contra las Torres Gemelas, aquí habla de ganaderos de Normandía que se levantan violentamente contra la supresión de las cuotas de leche dictadas por Bruselas, con diez agricultores y un antidisturbios muerto, en un claro avance de las revueltas de los chalecos amarillos, en plena efervescencia cuando ha salido a la venta el volumen.

Como cabe suponer, la lectura no resulta recomendable para feministas. "La mujer exige el homenaje de las penetraciones vaginales frecuentes y de preferencia cotidianas" o "La felicidad del falo pasa a ser un fin en sí mismo para la mujer" son algunas de sus perlas. E incluso se permite alguna opinión que puede resultar polémica en España, cuando califica al Generalísimo como un precursor del turismo de masas. "Franco era en realidad un auténtico gigante del turismo y es con esta vara con la que acabaría siendo valorado por algunas escuelas de hostelería suizas, y de un modo más general, en el plano económico".

Pero esta vez incluye algún elemento optimista, por ejemplo parece creer en la necesidad de encontrar el amor. También reivindica en cierta manera el idealismo perdido de la juventud. Sin ser de lo mejor del autor, se lee de un tirón, y no dejará a nadie independiente, o sea que en suma aporta mucho más que el 90 por ciento de los libros que se publican.

Reseña de "El Zorro", de Frederick Forsyth

"El centro de casi todos los pueblos y las ciudades está siempre iluminado, incluso a altas horas de la noche, pero se encontraban en un barrio de las afueras de una provinciana localidad inglesa, donde el alumbrado público se había apagado a la una de la madrugada. Eran las dos, la hora más oscura. Un zorro solitario los observó pasar, pero el instinto le indicaba que no interfiriera con aquellos seres, cazadores como él. Ninguna luz procedente de las casas rasgaba la penumbra".

Se conoce al veterano escritor británico Frederick Forsyth por sus thrillers de espionaje. Ahora, el responsable de "Chacal", "Odessa" y "Los perros de la guerra" regresa al género para retratar el mundo actual, en el que en teoría ha terminado la Guerra Fría.

Plaza & Janés publica en España "El Zorro", en edición de tapa dura con sobrecubierta, de 288 páginas, que sale a la venta al precio de 20,80€. También está disponible en versión para descargar para Kindle, por 12,34€.

Sinopsis de "El Zorro", el joven hacker

Una base de datos de Estados Unidos ha sufrido un ataque informático. Alguien ha logrado romper la seguridad, pero no ha robado nada, y no pretende extorsionar. La investigación señala como culpable a Luke Jennings, adolescente de 16 años que sufre Síndrome de Asperger, y que vive en un suburbio de Londres con sus padres, sin salir apenas del ático donde tiene instalada la computadora. Ha desarrollado una gran habilidad como hacker.

Inglaterra pone al frente del asunto a Adrian Weston, ex jefe de la inteligencia, retirado, de 70 años, al que Margory Graham, la primer ministro, despierta en mitad de la noche. Cuando el gobierno americano pide la extradición de Jennings, Graham se niega a entregarle, pues sus conocimientos pueden ser útiles para entrar en bases de datos de Irán, Corea del Norte y Rusia.

Crítica de "El Zorro", un puente para las nuevas generaciones

Como suele ser habitual, Forsyth describe sin dar nombres a personajes bastante reconocibles de la escena internacional, como a un presidente de Estados Unidos populista, que se dirige a las masas a través de Twitter, a un cruel líder coreano "gordo, feo, que insiste en un corte de cabello estrambótico", y un mandatario ruso con aspecto de "ex matón de la policía secreta de ojos fríos". Paradójicamente, parece acusar de preocupante falta de carisma a la mujer que encabeza el gobierno de su país –la tal Margory Graham remite lógicamente a Theresa May–.

La obra realiza un extenso repaso de la actualidad de las potencias mundiales y apunta hacia dónde puede ir el futuro. Sobre todo advierte de que hoy en día el poder de Rusia se está acrecentando en todo el mundo, ya no existe el bloque soviético, pero el dinero del país ha comprado gran parte de Londres. 

Al igual que otras obras anteriores del autor, aporta numerosa información, con un estilo descarnado, pero muy didáctico, que bebe de la crónica periodística. Por ejemplo, explica las medidas de seguridad tomadas tras el ataque a las Torres Gemelas en 2001, el envenenamiento del espía ruso Sergei Skripal, o la historia de Edward Snowden. De ritmo bastante ágil, a veces el autor resulta premeditadamente frío, pero siempre consigue una enorme tensión. 

No ha podido encontrar a dos protagonistas más apasionantes, totalmente opuestos, el veterano representante del viejo orden mundial, y el joven 'crack' que domina las nuevas tecnologías, personaje que podría dar juego en nuevas novelas. Reflexiona sobre el peligro de las nuevas tecnologías, abogando por la utilización de los métodos tradicionales para poder solucionar los problemas. A sus 80 años, el veterano autor viene a tender un puente entre los hombres de su tiempo y los millennials. De esta forma, consigue un libro con el que empatizarán quienes le han seguido siempre, pero también los nuevos lectores. Quizás por momentos hace falta seguir la lectura tomando notas de los numerosos nombres, pero esto no empaña una experiencia de lectura bastante grata.