Reseña de "Mujeres que no perdonan", de Camilla Läckberg


"Ingrid descolgó el abrigo de Tommy del perchero. El kit de costura rectangular le presionaba la nalga derecha en el bolsillo trasero de los vaqueros. Ya en el piso de arriba, abrió la puerta del baño. Dejó el kit de costura sobre el lavabo, cerró la puerta con pestillo y bajó la tapa del váter. Rápidamente, descosió una parte del forro, introdujo en el hueco el aparato y comprobó que funcionaba. Con el dedo índice lo empujó, lo acomodó en el interior del forro y volvió a coser la tela satinada con un par de puntos".

Tras arrasar con diez títulos de la saga de Patrick y Erica, la pareja de investigadores de Fjällbacka, la pequeña localidad en la que nació la propia autora, Camilla Läckberg se permitió un paréntesis, con "Una jaula de oro", que tenía a una nueva protagonista. También se adentra en terrenos desconocidos con "Mujeres que no perdonan", que tiene mucho en común por su carácter feminista.

"Llevaba varios años con la idea en la cabeza de contar una historia sobre venganza, que permite en muchas ocasiones recuperar el poder, y dejar a un lado las conductas esperadas para las mujeres como la bondad y la gentileza, incluso cuando son víctimas de situaciones terribles", declaró la sueca en una entrevista.

Planeta ha publicado en España "Mujeres que no perdonan", en edición en tapa dura, de 224 páginas, que sale a la venta al precio de 18,05€. También está disponible en versión para descargar para Kindle, por 9,49€


Sinopsis de "Mujeres que no perdonan", matrimonios destructivos

Entrecruza los periplos de tres mujeres muy distintas. Ingrid, periodista de clase social alta ha renunciado a su carrera de éxito por su familia para cuidar a su hija, la rusa Victoria, joven ama de casa de extracción baja vinculada a la mafia, y Birgitta, profesora de clase media que se enfrenta a una grave enfermedad. 

Aunque aparentemente tienen una familia perfecta, pero en realidad sus maridos se lo hacen pasar mal: la primera tiene que soportar que el suyo tenga una aventura, y las otras dos maltratos de género. Hartas de sus respectivos sufrimientos, cada una de ellas llega a la conclusión de que sólo tiene la opción de matar a su esposo. Tras entrar en contacto con las demás, deciden poner en marcha un astuto plan que les permitirá llevar a cabo el crimen sin tener que responder ante la justicia.

Reseña de "Mujeres que no perdonan", deja con ganas de más

Quizás los personajes estén descritos con trazos sencillos, requeriría un desarrollo más en profundidad de la historia, y el relato podría haber dado más de sí. Todo indica que Camilla Läckberg ha querido ofrecer a sus lectores un volumen fácil de escribir, de relleno, en espera de su próxima novela, que según todos los indicios podría recuperar a Faye, personaje del anterior libro. 

De hecho, mientras que el arranque está bien perfilado, y crea una gran tensión, el segundo tramo y sobre todo la tercera parte ofrecen la impresión de que la autora pretendía terminar rápido su trabajo.

Cada una de las mujeres principales cuenta su historia en primera persona. Poco tiene que ver el libro con las historias de misterio llenas de giros sorprendentes de la autora, como "La princesa de hielo", que la consagró en todo el mundo. Aquí todo lo que sucede resulta predecible, y el plan que conciben las mujeres se lleva a cabo con facilidad, sin alguna complicación que le diera tensión al relato.

Pese a todo se trata de una novela corta amena, que se lee de un tirón y deja con ganas de más. Llama la atención sobre el problema de la violencia doméstica, y difunde que ésta puede desarrollarse por desgracia en todas las clases sociales. Se disculpa de esta forma que no profundice en este tema, y que mientras dos de las protagonistas parecen no tener otra opción que recurrir a la legítima defensa, en el caso de la tercera, parece exagerado que opte por el crimen debido a una infidelidad.



Reseña de "El enigma de la habitación 622", de Joël Dicker


"Como siempre que estaba escribiendo, la única presencia humana que podía tolerar era la de Denise, mi asistente. Denise era el hada buena que velaba por mí. Siempre de buen humor, me organizaba la agenda, seleccionaba y clasificaba la correspondencia de los lectores, y releía y corregía lo que yo había escrito. Llegado el caso, me llenaba la nevera y me reponía las provisiones de café. Y, para terminar, se adjudicaba cometidos de médico de a bordo, presentándose en mi despacho como si subiera a un barco después de una travesía interminable, y me prodigaba consejos de salud".

Han transcurrido dos años desde que Joël Dicker (Suiza, 16 de junio de 1985) publicara "La desaparición de Stephanie Mailer", que convenció a sus lectores pese a no llegar a la altura de los volúmenes anteriores, "Los últimos días de nuestros padres", "La verdad sobre el caso Quebert" y "El libro de los Baltimore". Ahora, publica su quinto trabajo, "El enigma de la habitación 622". 

Pese a las altas expectativas que genera cada nuevo trabajo suyo, todo indica que se trata de un autor humilde, consciente de su juventud, y de que su carrera acaba de comenzar. "No se trata de si he vendido muchos libros o si me han leído muchos sino de saber hasta qué punto domino lo que trato de hacer", ha declarado. "Escribo mejor ahora que en mis primeras novelas, voy adquiriendo oficio, pero sigo pensando que tengo mucho trabajo por delante en el oficio de escritor".

Por una vez "el suizo que resucita las librerías" (según el crítico Jesús Ruiz Mantilla) traslada la acción a su país natal. "Desde hacía mucho tiempo tenía ganas de contar una historia que ocurriera en Ginebra porque nací y vivo aquí, y tenía muchas ganas de compartir mi ciudad con mis lectores, pero no era fácil porque hay cierta diferencia entre el mundo de lo imaginario y la realidad", ha explicado.

Alfaguara publica en España "El enigma de la habitación 622", en edición en tapa blanda, de páginas, que sale a la venta al precio de 21,75€. También está disponible en versión para descargar para Kindle, por 10,44€.


Sinopsis de "El enigma de la habitación 622", la guerra del banco

Tras un desengaño sentimental, y la muerte de su mentor, el escritor Joël Dicker se refugia en el Palace de Verbier, un hotel lujoso de los Alpes Suizos. Ocupará la habitación 621, y será abordado por Scarlett, atractiva huésped y aspirante a novelista de la habitación contigua, la 621 bis. Ésta le propondrá investigar juntos por qué no existe ninguna que tenga el número 622, lo que podría servir para un nuevo libro del novelista.

Años atrás, sí existía dicha estancia, hasta que un camarero descubrió en ella un cadáver, justo después de que se celebrara una reunión de los trabajadores del banco Ebezner, en la que se anunciaba quién iba a ser el nuevo presidente del mismo, un cargo que va a estar bastante reñido. La investigación policial de lo que ocurrió nunca llegará a una conclusión.

Reseña de "El enigma de la habitación 622", un cambio de estilo sorprendente

Romperá el saque de los lectores habituales de este autor porque (una vez más) cambia de registro, demostrando que precisamente ahí reside su valía: Joël Dicker no está condenado a repetir el mismo libro una y otra vez como otros escritores de éxito. Homenaje a Bernard de Fallois, su editor, recientemente fallecido, explica en el libro porqué está en deuda con él y le consideraba un hombre muy valioso. Da lugar a los pasajes más emotivos y sinceros del volumen.

Se trata de una novela muy ágil, y original, en torno a un triángulo amoroso, que combina la comedia, a veces cercana al surrealismo, con buenas dosis de intriga, pues hasta el último tramo no sólo se ignora quién es el asesino, sino también la identidad del fallecido. El resultado resulta más o menos sorprendente, pero hila muy bien todos los cabos. De nuevo Dicker aprovecha su capacidad para desarrollar una historia en varios tiempos, en este caso en tres: la investigación que el propio autor y su nueva asistente desarrollan en la actualidad (escrita en primera persona), el momento del asesinato, y lo ocurrido unos años antes durante la juventud de los protagonistas. Pese a que esto podría generar cierta confusión, Dicker se las apaña para que el lector nunca se pierda. 

Las sorpresas y giros de "El enigma de la habitación 622" mantienen enganchados al lector. Además, medita sobre la importancia relativa del triunfo empresarial, cuando el ser humano necesita sobre todo sentirse apreciado y querido. No cabe duda de que revalidará el éxito de los anteriores escritos del suizo.

Sus personajes están próximos a la caricatura, aunque describe con mayor minuciosidad al inteligente y romántico Lev Levovitch, hijo de un actor que tendrá la oportunidad de triunfar en el mundo de los negocios pese a que estaba destinado a quedarse trabajando en el hotel, y el enigmático y demoníaco Lev Levovitch, también conocido como Sinior Targonol. Quedan un poco más desdibujados el heredero de la presidencia del banco y espía, Macaire Ebezner (pese a ser el protagonista), y Anastasia, la mujer que se debate entre el amor de ambos. El mismo Joël Dicker se mete como personaje, pero no aclara mucho sobre su personalidad, y apenas tiene interés su relación con Scarlett, su compañera.




Reseña de "Desgarros", de Greta Solís

Si siento sed de ayer, 
que tus versos hagan
del barquito, en mi gin-tonic,
on the rock, helándome de nuevo y
anestesiándome de manzanilla en sobrecitos
mi alma de café expreso".

Greta Solís lleva tiempo difundiendo sus versos a través de las redes sociales, donde corría el riesgo de pasar desapercibida como grano de arena en el desierto, por la numerosa competencia, casi siempre de poco interés. Pese a todo, la madrileña llama la atención de quienes han probado el amargo sabor de sus palabras como ese whisky añejo para sibaritas de fuerte sabor que al principio nos cuesta tragar, pero que sin embargo nos conquista y volvemos a probar hasta que aprendemos a apreciar. 

Muchas de sus piezas conectan con los miedos ocultos del lector, y para colmo de males tienen la terrible característica de quedarse a vivir en algún lugar recóndito de la mente del mismo. En no pocas ocasiones éste se sorprenderá recordando las impresiones que le han causado algunas de sus líneas, horas después de su lectura. En resumen, duele pero deja bastante espacio para la esperanza.

Ahora, la escritora debuta con su primer poemario, destinado a llamar la atención cual oasis en un terreno yermo. Terra Ignota Ediciones publica en España "Desgarros", que sale a la venta en edición en tapa blanda de 96 páginas.

Reseña de "Desgarros", carne de la autora...

Quien conozca algunos de los trabajos de la poetisa tendrá la impresión de que en este primer recopilatorio se ha esforzado por seleccionar el material más suave (dentro de lo que cabe), menos críptico más asequible y el que utiliza el lenguaje más habitual. 
Quizás se trate de una elección sabia, pues si logra que un público significativo empatice, ya tendrá tiempo de asustarles con sus líneas más intensas, cuando ya habrán sucumbido a su hechizo. "Amor, me has dejado vencida. / Con tus pocas letras y tus muchas ganas. / Con tu poesía a mansalva / con tu sangrar a gusto / y tu gustar de mi sangre" (de "Amor"). De cualquier forma la selección merece un diez; recurriendo a la gracieta fácil: "Desgarros" no tiene fisuras.
Pese a todo, cabe advertir de que no se trata de literatura fácil, requiere de un esfuerzo para que se produzca el milagro del entendimiento. "Siempre igual / yo tan pretérito imperfecto / y tú avasallándome / con futuros pluscuamperfectos / de impecable factura" (así lo advierte "La mala comunicación", para quien escribe estas líneas el mejor de los poemas y una auténtica genialidad, con la que se ganará hasta a los más reacios a volverse adictos). Tampoco ha debido resultar sencillo para la compositora elaborar los versos, ya que en no pocas ocasiones se abre en canal. "Ahí donde la ven, cocinaba / su propia carne en calderos / de bronce bruñido / y la removía con el mimo y / ternura propia de un amante", explica en "La bruja", toda una declaración de intenciones que resume a la perfección lo que ofrece el volumen.


...pero cocinada con mimo (por suerte)

Maestra tejedora de prendas oscuras, parece tratar a las palabras con mimo, pues éstas se pliegan a los deseos de Greta Solís, como niños obedientes que nunca rechistan. De hecho, tiende a utilizar alguna vez la musicalidad de las nanas infantiles. Otras veces recurre a imágenes cálidas con las que el receptor se siente a salvo ("Porque has gateado tantas alfombras / gata descarriada", escribe en "La gata"). Luego, una vez que su víctima está tranquilo, le asalta con algún pensamiento inquietante, que le deja fuera de combate a traición.

Resulta llamativa la variedad temática, con la que logra no volverse nunca repetitiva. Sobre todo reflexiona sobre las heridas del pasado, pero también sobre la melancolía, que "duerme sola entre pétalos secos", la codicia ("No me engañas, arpía...") o el acoso machista ("Sigue mujer, tapada, destapada. / El lobo te acecha igual").  Recuerda el inexorable paso del tiempo en "Historia de una cama", cuyo catre protagonista se ha vuelto demasiado flojo para provocar deseo, pero poco después de conmovernos, Greta Solis nos hace sonreír; demuestra un sutil sentido del humor, ya que éste ha pasado a segundo plano en favor de un mueble nuevo "de diseño. Prefabricado. Vivo. Vivo. / De nombre escandinavo, altisonante, fuerte". Sí, aunque parezca mentira al igual que otra Greta, Garbo, también ríe.

En conclusión vino viejo en odres nuevos. Asuntos universales de todos los tiempos, tratados con frescura.

Ah, advertimos. Se trata de poesía intensa, para consumir en pequeñas dosis, y saborearla después mucho tiempo, que se quede el regusto en el paladar.

En caso de interés, se puede comprar pinchando en el enlace:

Reseña de "La madre de Frankenstein", de Almudena Grandes

"Nunca antes había tenido un episodio de ansiedad. Miedo sí, mucho miedo y muchas veces, durante los bombardeos, en el coche que me llevó a Alicante, en el muelle del que nunca acababa de zarpar mi barco, en la celda de una comisaría de Orán, en el puerto de Marsella y después, en un interminable viaje en coche entre Francia y Suiza. Había tenido miedos grandes y pequeños, de mí mismo y de otras personas, miedo a morir, a que me mataran, a perder el control, mucho miedo, pero nunca ansiedad. Hasta el 21 de diciembre de 1953".

Si bien su obra ha tenido interés desde el principio, ha ido mejorando mucho con los años. Almudena Grandes (Madrid, 1960) inició la saga "Episodios de una guerra interminable" con la novela "Inés y la alegría" (2010), seguida de "El lector de Julio Verne" (2012), "Las tres bodas de Manolita" (2014), y "Los pacientes del doctor García" (2017). Por esta última se hizo acreedora con toda justicia del Premio Nacional de Narrativa en 2018. 

Ella misma reconoce que se ha inspirado en "Los Episodios Nacionales", de Benito Pérez Galdós. "Le debo casi todo. Cuando me planteé escribir la serie, utilicé como modelo sus episodios, como hizo también Max Aub en "El laberinto español", ha declarado. "Me gustaba la idea de reivindicar esa tradición porque además asumí la estructura de la serie de  Galdós y su elección esencial de narrar las historias desde abajo, que es lo que diferencia estas novelas de las históricas, protagonizadas siempre por los grandes personajes. Aquí predomina la mirada hacia el pasado del pueblo, de los sin nombre…".

Ahora, la autora publica su nuevo título de la saga, el quinto, tras el importante galardón, donde precisamente aplica de nuevo esta fórmula: recrea históricamente la postguerra mediante las pequeñas historias de personas corrientes.

Tusquets publica "La madre de Frankenstein", en edición de 560 páginas, que sale a la venta al precio de 24,70€. También está disponible en versión digital para descargar para Kindle, por 10,44€.

Sinopsis de "La madre de Frankenstein", el regreso del doctor

Cuando tenía 13 años, Germán Velázquez se quedó fascinado ante la figura de Aurora Rodríguez Carvalleira, parricida atendida por su progenitor, un brillante psiquiatra. Con el paso de los años, siguió los pasos profesionales de éste, pero optó por exiliarse, siguiendo sus recomendaciones, tras el término de la Guerra Civil, así que pasó quince años en Suiza, con la familia del doctor Goldstein, discípulo del padre. En 1954 decide regresar a España, y reencontrarse con su madre y su hermana, tras conseguir una oferta para trabajar en el manicomio de mujeres de Cienpozuelos, al sur de Madrid. 

Una vez incorporado a su puesto, descubre que Aurora Rodríguez Carballeira está interna en el centro, y aunque se niega a relacionarse con otras personas, cuenta con los cuidados de María, joven auxiliar a la que la paciente enseñó a leer cuando era una niña, y vivía en el centro con su abuelo, el jardinero. Inspirado por su experiencia en el extranjero, Velázquez pondrá en marcha un avanzado tratamiento que tendrá resultados inesperados, pero también provocará el rechazo de quienes ostentan el poder. 

Reseña de "La madre de Frankenstein", 

La brillante entrega anterior, "Los pacientes del doctor García" dejó las expectativas altas para los incondicionales de la madrileña. Quizás no llega a la misma altura, lo que no impide que Grandes vuelva a componer un libro apasionante, absorbente, técnicamente trabajado, y que mezcla de nuevo con maestría personajes reales, con creaciones de ficción. 

Pese a su megalomanía y sus taras mentales, resulta imposible no quedarse fascinado ante la figura de Aurora Rodríguez Carvalleira, la famosa asesina que ha dado lugar a libros como "Aurora de sangre", de Eduardo de Guzmán, y al film "Mi hija Hildegart", dirigido en 1977 por Fernando Fernán Gómez. Como es sabido, educó a Hildegart para convertirse en una hija modélica, y un estandarte feminista, pero se sintió tan decepcionada cuando le anunció que pretendía independizarse para vivir por su cuenta, que decidió acabar con su vida con cuatro disparos. Se ha reconstruido libremente el final de su vida, pero todo lo que se narra resulta creíble.

También resultan memorables los otros dos protagonistas, éstos inventados, el joven psiquiatra Manuel Velázquez, que le sirve para mostrar los atrasos científicos y la estrechez de mente de la España de la época en comparación con el extranjeros. Por último la auxiliar María simboliza la falta de perspectivas y de libertad de las mujeres de época. Los tres (Aurora, María y sobre todo Germán) se alternan como narradores.

Por las páginas de "La madre de Frankenstein" también aparecen otros personajes auténticos, como los psiquiatras Antonio Vallejo Nájera y Juan José López Ibor. Y entre los secundarios desfilan algunas creaciones ya conocidas de las entregas anteriores, como Pepe el Portugués y Pastora, que aparecían en "El lector de Julio Verne", o Rita, la amiga de la protagonista de "Las tres bodas de Manolita".