Crítica de "En plena noche", de Mikel Santiago


"El primer recuerdo es la línea de la carretera. Era como una larga serpiente de neón blanco y, joder, si te fijabas, hasta tenía escamas. Los faros del coche la iluminaban y yo la seguía con la mirada, esperando que en algún momento llegaríamos a ver su gran cabeza. Me la imaginaba como una víbora albina de ojos rojos y sonrisa terrorífica. Así que al principio la estuve mirando no sé cuánto. Diez minutos o media hora. No sabría decirlo".

"Primero veremos qué tal funciona "El mentiroso" y luego ya veremos si crearé toda una saga en Illumbe", decía Mikel Santiago en relación a la ciudad ficticia inventada para su estupenda novela "El mentiroso". El libro logró un enorme éxito de público, y críticas elogiosas, por lo que menos de un año después regresa a este territorio en "En plena noche", su sexta novela. Aunque se puede leer de forma totalmente independiente, tiene puntos de conexión con aquélla, aparte de que transcurra en la misma localización que el protagonista sea otra víctima de Félix Arcarazo, escritor odiado en el lugar porque había tenido un enorme éxito con un libro en el que divulgaba secretos de los habitantes del lugar.

¿Cómo logra publicar tan rápido y mantener el nivel? Al parecer, se impone cierta disciplina, pero sin autoesclavizarse. "Por la mañana me tomó un café, me pongo unos auriculares y releo las 1000-2000 palabras que escribí ayer", apuntaba en una entrevista. "Después, retocó una frase, otra, otra… hasta que cojo el ritmo y escribo otras dos o tres horas. Nada más. El resto del día es para gestiones, las redes, mi familia y mi guitarra".

Ediciones B publica "En plena noche", de Mikel Santiago, en edición en tapa blanda con solapas, de 661 páginas, que sale a la venta al precio de 20,80€. También está disponible para descargar en formato .mobi, en versión e-book, por 7,59€.

Sinopsis de "En plena noche", el regreso del roquero

Años atrás, Diego Letamendia (que utiliza como apellido artístico León) estaba considerado una de las grandes estrellas del rock español. Hasta que (por la obra del citado Arcarazo, "El baile de las manos negras", que a su vez dio lugar a un documental televisivo) salió a la luz la desaparición de su novia, Lorea, tras un concierto en Illumbe de Deabruak –el grupo que lideraba antes de emprender una carrera en solitario–. Aunque no aparecieron pruebas en su contra, las explicaciones que ofreció a la policía no resultaban convincentes. 

Tras veinte años sin pisar la localidad, y establecido en Almería, se entera de la muerte en un extraño incendio de Bert, uno de sus compañeros del conjunto, así que planea acudir al funeral, en una visita rápida en la que se hospeda en el camping del lugar. Al concluir las exequias se le acerca Cristina, novia del fallecido, que le explica que tiene que hablar con él a solas. Está convencida de que a Bert le asesinaron, y aunque Diego León piensa en un primer momento que la muchacha puede estar desequilibrada, descubrirá evidencias de que tiene razón. Además, la muerte está  relacionada con la ausencia de Lorea.

Crítica de "En plena noche", una obra muy personal

Si en "El mentiroso" Mikel Santiago conseguía enganchar al espectador todavía más que con sus libros anteriores, ahora lo vuelve a conseguir, gracias a su estilo dinámico, a su habilidad para completar los puntos que ha ocultado del relato mediante flashbacks, y a que introduce continuos hallazgos y giros, hasta concluir con un final bien hilado. Parece que el narrador se hace amigo del lector –en este sentido recuerda a Stephen King, una de sus influencias reconocidas– por lo que todo lo que narra se hace cercano, a lo que se suma que escribe con una gran frescura.

Pero además el de Portugalete ha firmado una obra más sentida y personal, donde se nota que al pertenecer también al mundillo del rock (tiene su propio grupo y ha vivido los 90, la época dorada del rock vasco), sabe de lo que habla, por lo que se podría decir que estamos ante su obra más personal. La disfrutarán sobre todo apasionados de la música. Aunque al novelista vizcaíno siempre le ha gustado introducir alusiones a clásicos roqueros, por la temática de esta obra, se alude a muchas más canciones que en otras ocasiones, sobre todo de The Black Crowes, aunque también de Bruce Springsteen, The Beatles, y otros de habla hispana, como Los Rodríguez y Fito y Fitipaldis. Se pueden escuchar todas –como banda sonora del volumen– a través de la web del autor.

Por esta razón, cobran enorme importancia los elementos nostálgicos. Pese a que el escritor siempre se ha distinguido por cuidar a sus personajes, en esta ocasión destilan más autenticad que nunca, todo indica que están inspirados en gente conocida. Sobre todo resulta llamativa la profundidad de Diego, el personaje central, los antiguos componentes de su grupo, Nerea Arruti –la ertzaina que investiga el asunto–, Ángela –encargada del camping– y el chulo arrogante Mikel Artola. 

Estamos ante una novela trepidante, donde Mikel Santiago exhibe su pulso narrativo, y abundan las secuencias imaginativas. Por otro lado, no resulta una novela frívola, pues se introducen algunas reflexiones sobre el paso del tiempo, la madurez que se adquiere con la edad, y la amistad, que sobrevive a los contratiempos. También cobran una enorme importancia las críticas a las modernas redes sociales, que pueden generar dependencia y donde tienen lugar juicios paralelos en los que se cancela para siempre a quien sin haber sido condenado por un juez, se considera indeseable, por cualquier motivo. Estas notas dan que pensar, e invitan a seguir en el futuro de cerca la trayectoria del autor, a quien ganar en madurez le sienta bien.

Reseña de "Los años extraordinarios", de Rodrigo Cortés

"Mi madre contaba que se salía del cuerpo por las noches, cuando mi padre dormía. Y que luego se paseaba por la casa. Decía qué, gracias a Dios, nunca veía a nadie, que siempre estaba sola, como si el mundo se vaciara. Nunca le hablé de mis fantasmas. Nos contaba que a veces viajaba. Que había estado en La India y que no le había gustado. "Está todo sucio y huele como a pimentón", decía. A veces entraba en la casa de los vecinos y se enteraba de cosas. Abría los cajones, revolvía la cocina. Una vez se trajo una cuchara preciosa con la empuñadura de nácar, se despertó en la cama con ella en la mano, muy contenta. "Voy a usarla mucho, decía". "Para la mermelada". También había estado en Madrid. Había visitado Londres. "Por encima". A Pontevedra no iba".

A Rodrigo Cortés (Cenlle, Orense, 1973) se le conocía sobre todo como realizador de cine, pues despuntó con su segunda película, la brillante Buried (Enterrado), de 2010, bastante arriesgada al tener una única localización, el interior de un ataúd. Después ha revalidado su talento para el cine con Luces rojas (2012) y Blackwood (2018), y se ha convertido en el hombre de moda para los apasionados del Séptimo Arte y la música con los podcast "Aquí hay dragones" y "Todopoderosos". Como escritor, ha incursionado en los 'antiaforismos' y 'breverías', con "A las 3 son las 2" (2013), y "Dormir es de patos" (2016), y ya había publicado una novela, "Sí importa el modo en que un hombre se hunde" (2013).

"Por razones naturales, soy antes escritor que cineasta en un sentido puramente cronológico, por las dificultades de acceder a un oficio como el del cine que en la infancia parece inabordable", explica en una entrevista publicada en El Mundo. "Es tan fascinante como el deseo de ser astronauta. Luego cruzas esa línea imaginaria... Pero amo la palabra. Siempre lo he hecho. Incluso como director de cine, siempre he cuestionado la sentencia de que una imagen vale más que mil palabras. Son oficios completamente distintos. En el cine, el personaje se muestra a través de la acción, a través de sus decisiones, de las cosas que hace, y no tanto de lo que dice. Mientras que en la literatura, el personaje se piensa, se reflexiona y se accede al mundo a través de su mirada".

Literatura Random House publica "Los años extraordinarios", en edición en tapa blanda, de 354 páginas, que sale a la venta al precio de 17,95€. También está disponible en versión .mobi para descargar para Kindle, por 8,54€

Sinopsis de "Los años extraordinarios", una vida diferente

Memorias escritas en primera persona de Jaime Fanjul, que vino al mundo en Salamanca, en 1902, durante el reinado de Carlos VII, en un día de viento, como le recordaba siempre su madre, una mujer capaz de salirse de su cuerpo, que murió de forma prematura. Su padre, tercera generación de una familia de dueños de una mercería, no soporta la idea de que el chico no quiera seguir sus pesos y hacerse cargo del negocio, y le irrita que le robe el sombrero. Tendrá un único hermano, Benito, y tres hermanas Andresita, Elena y Elena II, pues le pusieron el mismo nombre tras el fallecimiento de su predecesora.

Tras aprobar la reválida de la época, Jaime deja a los suyos para viajar a Madrid (una de las dos capitales de España, junto a Espuria) en busca de fortuna. Durante los años siguientes, vivirá todo tipo de peripecias, se enamorará de Justine, la esposa de su George, su socio en un negocio de bicicletas viejas, que se convertirá en madre de sus hijos, y visitará lugares como Nueva York, Camboya, etc.

Reseña de "Los años extraordinarios", esperpento valleinclanesco

Resulta complicado encontrar un talento renacentista, que salga airoso de sus incursiones en distintas disciplinas. Se puede poner como ejemplo a Woody Allen, genial realizador que sin embargo escribe cuentos mediocres, y su reverso, Paul Auster, memorable escritor que fracasa como realizador de cine. Pocos casos como el de Fernando Fernán Gómez, capaz de ambas cosas. Sin entrar en comparaciones, que ni falta que hacen, asombra el caso de Rodrigo Cortés –que como aquél también escribe columnas para ABC–. Sería fácil relacionar su escritura satírica con la de Jonathan Swift, aunque sobre todo enlaza con la tradición de españoles, herederos de Quevedo, como Enrique Jardiel Poncela, Rafael Azcona, o el teatro de Miguel Mihura, con el que tiene en común un fondo bastante dramático pese a una apariencia cómica. Y sobre todo planea la sombra del esperpento de Valle-Inclán.

Salvando todas las distancias posibles con los autores mencionados, Cortés exhibe un estilo propio e inclasificable que desde este momento le ha granjeado un espacio propio, así que con un poco de suerte seguirá escribiendo más volúmenes. El autor no decepciona, a ritmo de un par de párrafos ingeniosos por página, y sobre todo no para de lanzar torpedos contra defectos típicos de los españoles. Y sobre todo, deja con ganas de más. Tiene mérito que según sus declaraciones, haya escrito gran parte del texto durante el rodaje de uno de sus largometrajes, pese a las exigencias que conlleva ejercer como realizador de cine.

Utiliza las frases con la precisión de un relojero, sobre todo con el objetivo de hacer reír (pocos libros lo consiguen de verdad), pero también para dar que pensar. Tiene mérito que la trama se sostenga, y que mantenga al lector en constante ansia de saber más, pese a su surrealismo desatado. Y eso que la trama incluye la llegada del mar a Salamanca, una guerra entre Alicante y el resto de España, una alternancia de repúblicas españolas y monarquía cada treinta años, un rey carlista, o una peculiar versión de la Segunda Guerra Mundial donde a Hitler le sustituyen por un antiguo actor de teatro llamado Wegener. Ante tamaños hallazgos, resulta difícil encontrar párrafos desdeñables.

Resulta curioso que si alguna vez este relato se llevara al cine, nadie pensaría en Rodrigo Cortés como el autor a priori más indicado para ocuparse de la realización, ya que no puede ser más diferente de su cine. Hace falta darle vueltas a la cabeza para encontrar un nexo de unión, pero da igual, ni falta que le hace.



Crítica de "Tomás Nevison", de Javier Marías

“Yo fui educado a la antigua, y nunca creí que me fueran a ordenar un día que matara a una mujer. A las mujeres no se las toca, no se les pega, no se les hace daño físico y el verbal se les evita al máximo, a esto último ellas no corresponden. Es más, se las protege y respeta y se les cede el paso, se las escuda y ayuda si llevan un niño en su vientre o en brazos o en un cochecito, les ofrece uno su asiento en el autobús y en el metro, incluso se las resguarda al andar por la calle alejándolas del tráfico o de lo que se arrojaba desde los balcones en otros tiempos, y si un barco zozobra y amenaza con irse a pique, los botes son para ellas y para sus vástagos pequeños (que les pertenecen más que a los hombres), al menos las primeras plazas”.

Javier Marías ha aprovechado el aislamiento del coronavirus para terminar su nueva novela. "Si leer una novela puede ayudar a abstraerse, más todavía escribirla, aunque sea tarea infinitamente más lenta y ardua", comenta en una entrevista. Durante el confinamiento estricto, y más tarde, "Tomás Nevison" fue un refugio durante unas horas al día.

Parece que entre otras cosas pretende desenmascarar la hipocresía social que nos invade. "Casi todo el mundo gusta de pensar bien de sí mismo, y que sería incapaz de matar a sangre fría, bajo ninguna circunstancia. Pero mucha de esa gente no se inmuta cuando por ejemplo la policía mata a un terrorista que acaba de matar a transeúntes pacíficos o aún los está matando. Más bien siente alivio".

Alfaguara publica "Tomás Nevinson", en edición en tapa blanda, de 688 páginas, que sale a la venta al precio de 21,75€. También está disponible en versión para descargar, para Kindle, por 10,44€.

Sinopsis de "Tomás Nevison", Matar o no matar

Retoma al personaje aludido en el título, Tomás Nevison, marido de Berta Isla, protagonista de su trabajo anterior, con la que tuvo dos hijos. Como recordarán quienes leyeran aquélla, se trata de un espía del servicio secreto inglés ya retirado. La acción transcurre el año 1997, cuando Bertram Tupra, su antiguo jefe en Oxford, acude a Madrid para pedirle a Nevinson que localice a la mujer que participó en los atentados de ETA en el Hipercor de Barcelona, y en los de Zaragoza. 

Lleva consigo la fotografía de tres sospechosas. Nevison deberá descubrir quién es la culpable, y asesinarla cuando lo descubra. Pero Tomás se pregunta si resulta ético quitarla de en medio cuando han pasado diez años desde los trágicos sucesos en los que participó. Puede que tras abandonar el terrorismo, ahora lleve una vida tranquila, y posiblemente familiar.

Crítica de "Tomás Nevison", una nueva obra maestra

Cada nuevo trabajo de Javier Marías entusiasma, por lo que se tiende a calificarlo siempre como una de sus mejores obras. Este último no desmerece, ni echa por tierra las altas expectativas que se tienen sobre él, si bien conviene recordar que tiene en su bibliografía trabajos tan sólidos como "Todas las almas", "Corazón tan blanco" o la trilogía "Tu rostro mañana". 

Sobre todo habla de dilemas morales irresolubles, sobre todo si deben prescribir los delitos, incluso en el caso de los más terribles. Pero también reflexiona sobre la injusticia, la venganza, y la incapacidad para ponerse en la piel de los demás. Por último está bastante presente el azote de las fake news, pues se denuncia la credulidad extrema de la población en los últimos tiempos.

Compleja y ambigua como la vida, el espectador no sabe muy bien de parte de quién ponerse, pues al autor no le van los personajes estereotipados. Este escritor suele introducir muchos elementos de humor en sus trabajos, aunque esta vez se tiene la sensación de que se ha divertido metiendo más que nunca, sin que ello le quite tensión dramática al conjunto, ni calado. Se necesita un maestro de las letras para una hazaña así.

A su personaje central le describe el miembro de la Real Academia de la Lengua con todo lujo de detalles, y enorme sutilidad. Estamos ante un hombre carcomido por sus eternas dudas que ha sido educado al estilo clásico, como deja claro la primera frase de la obra. No sólo recupera a Nevison de anteriores novelas, sino que el misterioso Bertram Tupra ya aparecía en "Tu rostro mañana". Tienen tridimensionalidad los recién llegados, como María Viana, una de las mujeres a quienes el protagonista conoce en la ciudad ficticia de Ruán.


 

Reseña de "Klara y el sol", de Kazuo Ishiguro

“Cuando Rosa y yo éramos nuevas, nos colocaron en la parte central de la tienda, en el lado de la mesa de las revistas, y eso nos permitía tener vistas a través de algo más de la mitad del escaparate. De modo que veíamos el exterior: los empleados de las oficinas siempre con prisas, los taxis, los corredores, los turistas, Mendigo y su perro, la parte inferior del Edificio RPO. Cuando ya llevábamos cierto tiempo en la tienda, Gerente nos permitía acercarnos a la parte delantera, justo detrás del escaparate, y desde allí podíamos ver lo alto que era el Edificio RPO. Y si estábamos allí en el momento adecuado, podíamos ver cómo se desplazaba el Sol desde los tejados de los edificios de nuestro lado de la calle hacia la acera del Edificio RPO".

Puesto que tarda un mínimo de cinco años en lanzar cada una de sus novelas, Kazuo Ishiguro no había publicado desde que le concedieron el Nobel en 2017. Su último trabajo hasta la fecha había sido "El gigante enterrado", de 2015, impactante volumen en torno a una pareja de ancianos que busca a su hijo en la Inglaterra de la Edad Media. Como cabe suponer, había levantado una enorme expectación. Al fin, está de vuelta a las librerías, con un tomo con el que regresa a la ciencia ficción, género en el que se adentró con "Nunca me abandones", uno de sus mejores trabajos.

Sin embargo, "Klara y el sol" nació como un cuento infantil. "Este texto pertenece a la ciencia ficción, pero viene de las historias para niños pequeños", explica el escritor británico de origen japonés. "Me gustan los cuentos infantiles, porque siempre hay en ellos un poso de oscuridad y tristeza del mundo que les espera. Es como si los adultos les dijéramos, el mundo es fantástico, pero no queremos mentiros: en el bosque hay puntos oscuros. Klara es una de esas criaturas de la oscuridad".

Aduce que le inquietan los desafíos que plantean las nuevas tecnologías. "La inteligencia artificial va a eliminar los empleos a la mayoría, incluso a la élite intelectual y académica", comenta Kazuo Ishiguro. "Habrá un desempleo masivo. Puede que se creen nuevos trabajos, pero hay que pensar cómo dirigir nuestras sociedades. A lo mejor tenemos que abandonar el paradigma de ganar dinero igual a alimentar. ¿Cómo va a sobrevivir la gente cuando desaparezca la idea de capitalismo y este sistema ya no funcione?".

Anagrama publica en España "Klara y el sol" (Klara and the Sun en la versión original), en edición en tapa blanda, de 384 páginas, que sale a la venta al precio de 19,85€. También está disponible en versión para descargar para Kindle, por 14,24€.

Sinopsis de "Klara y el sol", promesas infantiles

Un futuro cercano. Klara, ginoide (o sea un androide con apariencia femenina) modelo AA, espera en la tienda a cumplir con su destino, que la adquieran como acompañante de un niño. Gerente –tal y como llama a la responsable del establecimiento- la coloca en primer lugar en el centro del mismo, desde donde puede contemplar el exterior a través del escaparate, y también los movimientos del Sol, cuya luz le proporciona la energía para seguir en marcha. Le acompaña Rosa, un modelo similar, con el que mantiene conversaciones, en general sobre lo que les inquieta con respecto al futuro.

Para lograr que alguien se interese por ellas, Gerente las va cambiando de localización, e incluso las tiene algunos días en el escaparate, el mejor lugar para descubrir qué les espera fuera. Allí, se fija en Klara una adolescente de 14 años, Josie, que sufre una aguda cojera. Ésta le promete que convencerá a su madre para comprarla, ya que siente que están destinadas a estar juntas. Como Gerente le comentará después, no conviene fiarse de las promesas fugaces de los clientes infantiles, pero existen posibilidades de que regrese.

Crítica de "Klara y el sol", reflexiones sobre la humanidad

El relato está cocinado a fuego lento –como es habitual en la obra de Kazuo Ishiguro–, pero poniendo en juego poco a poco los suficientes elementos como para mantener ilusionado al lector. Escrito con una prosa  fascinante, el libro se gana al lector sobre todo por mostrar el mundo a través de los ojos de Klara, genial invención, pues se trata de un personaje inteligente, llena de curiosidad, pero con la ingenuidad de quien no conoce todavía el mundo. Resulta fascinante que sea especialmente sensible a la melancolía, pudiendo detectar con facilidad el sufrimiento de las personas incluso cuando aparentemente demuestran alegría. Está rodeada de personajes pintados con menos trazos, pero llenos de humanidad, como Josie, Rosa, etc.

Se diría que el autor se ha inspirado en las fábulas de los hermanos Grimm, y en particular en "Pinocho", el clásico de Carlo Collodi –también sobre un niño no-humano que descubre los peligros–, pues por un lado invita a soñar y habla de temas positivos como la amistad, pero por otro advierte del lado oscuro del mundo. De hecho, pinta un futuro sombrío, marcado por la polución, el paro y sobre todo la soledad, que afecta sobre todo a los niños, ya que no estudian en escuelas, sino en casa. Existe un enorme abismo entre ricos y pobres que no se pueden permitir comprar a sus hijos una máquina tan sofisticada como Klara.

Reflexiona también sobre qué nos hace humanos, en un mundo donde empieza a desarrollarse la inteligencia artificial, de momento con dispositivos limitados, como Siri y Alexa, pero que tendrá un papel cada vez más preponderante en el futuro. No ha elegido Ishiguro el camino más transitado por autores de ciencia ficción como Peter Thiels, o Philip K. Dick, que han narrado la rebelión de las máquinas. Aquí transmite el sufrimiento de quienes no piensan en subvertir el orden, así que sirven sacrificando sus propios sentimientos, lo que conecta con el recordado mayordomo de "Los restos del día", su novela más memorable. A los lectores habituales de literatura en español también les traerá a la memoria "Los santos inocentes", de Miguel Delibes, por hablar de quienes lo dan todo para gente que ni repara en sus sentimientos, ni les valora como merecen.

Pero sobre todo, el literato habla sobre la obsolescencia, pues parece estar lamentándose de habitar en un mundo que ya no comprende. Al igual que la tecnología se queda en poco tiempo desfasada, al salir nuevos modelos dotados de innovaciones, el ser humano corre peligro de quedarse atrás en un mundo en constante cambio. Sin embargo, eso no significa que quienes no están al día no puedan resultar más útiles. 

Como se esperaba, Kazuo Ishiguro no pincha, sino que ofrece más de lo que se esperaba. Ha firmado una novela que se recordará entre las mejores de la temporada.