Reseña de "¡Una de vampiros! Cine y series de colmillos, sangre y crucifijos", de Juan Luis Sánchez y Luis Miguel Carmona

"Ya sabíamos que las apariciones del conde en la pantalla podían provocar pesadillas con su capa, comillos y sed de sangre. ¿Pero risa? Bueno, era cuestión de tiempo que el cine se lo tomase a cachondeo". 

Juan Luis Sánchez y Luis Miguel Carmona han escrito conjuntamente diversos libros, algunos tan valiosos como "Peter Jackson, de Mal gusto a El hobbit", primer volumen en español dedicado al realizador Peter Jackson. Ahora publican su sexto volumen para Diábolo Ediciones, tras "J.J. Abrams, de Perdidos a Star Wars", "Lucha de gigantes: Godzilla, Gamera, Mothra y otros monstruos gigantes de Japón", "James Cameron, el rey del mundo", "Miau, Miau, Miau, los gatos en el cine" y "Alienciclopedia", casi todos consagrados al género fantástico.

En esta ocasión estudian todas las apariciones de vampiros en ficciones audiovisuales, incluyendo los grandes clásicos, pero también los títulos más modernos de la fiebre posterior a la aparición de "Crepúsculo".

Diábolo Ediciones publica en España "¡Una de vampiros! Cine y series de colmillos, sangre y crucifijos" en edición en tapa dura, de 264 páginas, que sale a la venta al precio de 22,75€. No existe versión digital para descargar en Kindle (al menos por el momento.

Contenido de "¡Una de vampiros! Cine y series de colmillos, sangre y crucifijos", un trabajo muy documentado

Inaugura el ensayo una pequeña introducción que indaga en el nacimiento folklórico del mito de los vampiros y sus orígenes literarios, pero que también sitúa las apariciones de estos seres en filmografías de países variopintos. Continúa con el capítulo "Vampiros clásicos", que reflexiona sobre las primeras producciones que trataron la temática, comenzando con el pionero y mago de los efectos especiales George Méliès, que en "La manoir du Diable" se adelantó un año a la publicación de "Drácula", de Bram Stoker, la novela más importante sobre estos personajes. Como no podía ser de otra manera, se detiene específicamente en dos títulos, "Nosferatu, el vampiro" (1922), de F.W. Murnau, y "Drácula" (1931), de Tod Browning.

Siguen con "Mordiscos en la Hammer", dedicado a la legendaria productora británica, que produjo los filmes más apreciados por los autores, y otros aficionados. Además, dedican un capítulo entero al cine sobre la condesa Erzsébet Bathory, y otros a las producciones españolas, a los vampiros menos convencionales, a las vampiras, a las comedias que se han reído de los chupasangres, a las películas eróticas con colmillos, a las series, y por último a los trabajos que han actualizado el mito a la edad moderna.

Reseña de "¡Una de vampiros! Cine y series de colmillos, sangre y crucifijos", un soplo de aire fresco

Como siempre, el tándem se distingue por su sentido del humor, sin que esto signifique que se renuncie a la rigurosidad, pues por ejemplo parecen estar citadas con exhaustividad todas las incursiones en este terreno a lo largo de las décadas. Abundan los datos documentados. Aunque los autores comenten más o menos su opinión, se abstienen de extensas consideraciones personales, o de largas reflexiones. No pueden resistirse a incluir algún que otro rumor, como el de que la esposa de Christopher Lee se asustó al verle como el Conde Drácula en la pantalla por lo que no quería acostarse con él. Pero en estos casos dejan claro que no se trata de hechos contrastados.

A lo largo de las numerosas páginas del volumen, hacen gala de un estilo tan ágil como dinámico. Se les nota bastante desencantados con la mayoría de títulos que se ruedan ahora. Por esta razón, las páginas tienen un tono nostálgico bastante agradable. 

Pese a los numerosos títulos similares que han aparecido en librerías, Carmona y Sánchez logran bastante frescura. El lenguaje de estos escritores y analistas tiene gran encanto. En general mantienen el nivel a lo largo de todas sus páginas, aunque cautivan especialmente en los apartados dedicados a la condesa sangrienta, y a las vampiras de todos los tiempos.

Como es habitual en los libros de Diábolo, la edición está muy cuidada, con un diseño atractivo y profusión de fotografías –muy bien seleccionadas– a todo color. Ideal si tienes que hacerle un regalo a algún apasionado del fantaterror.

udsafasd   

Reseña de "Un polvo en condiciones", de Irvine Welsh

"Ronald Checker no está acostumbrado a que no le reconozcan. Es un influyente promotor inmobiliario, además de una figura conocida de la televisión gracias a "El pródigo", un exitoso reality. Descendiente de una pudiente familia de At-lanta y graduado en Harvard, siguió los pasos de su padre y se convirtió en promotor. Ron Checker y su padre nunca estuvieron muy unidos, por lo que el hijo no dudó en tirar de los contactos del viejo, en plan mercenario. Al final, el hijo acabó teniendo más éxito que el padre, no solo en el Sur de Estados Unidos, sino en todo el mundo. Ron decidió hacer un programa de televisión y convertirse en la versión sureña, juvenil y punki de Donald Trump".

Irvine Welsh (27 de septiembre de 1958), conocido sobre todo por "Trainspotting", vuelve a escribir una novela que transcurre en Edimburgo, su ciudad natal, tras el paréntesis que supuso "La vida sexual de las gemelas siamesas", que tenía lugar en Miami. "Después del referéndum por la independencia era un buen momento para volver a Escocia", ha declarado el escritor.

Anagrama publica en España "Un polvo en condiciones", en edición en tapa blanda, de 464 páginas, que sale a la venta al precio de 21,75€. También está disponible en versión para descargar, para kindle, por 9,49€.

Sinopsis de "Un polvo en condiciones, el taxista y sus clientes


Es habitual que sus obras compartan personajes, habiendo creado un universo propio. Esta vez, recupera a Juice Terry, peculiar taxista a punto de convertirse en sexuagenario, que ya ha aparecido en las novelas del autor "Cola" y "Porno". Además de supervisar una sauna para un gángster, y rodar películas porno de mala calidad, en su vehículo llevará a una dramaturga que sólo piensa en el suicidio, en un funeral se reencontrará con una antigua amante; ayudará a su medio hermano con discapacidad a encontrar a su novia desaparecida, y ejercerá como chófer para Ronald Checker, rico promotor inmobiliario estadounidense, y presentador de un exitoso "reality show" televisivo, que ha viajado a Escocia en busca de un carísimo whisky.

Mujeriego implacable, la vida de Terry sufre un vuelco cuando le diagnostican un problema del corazón, que le obligará a mantener abstinencia sexual, por lo que no puede ni soñar con un polvo en condiciones. Mientras tanto, la llegada del Tocapelotas, un huracán de gran intensidad, amenaza al país.

Crítica de "Un polvo en condiciones", celibato forzado

Están presentes las señas de identidad del autor, lo que significa crudas descripciones a ritmo diabólico de anécdotas en las que están presentes el sexo más turbio, humor negro y escatología. Quizás algunos le acusen de repetirse un poco, pero nadie le puede achacar que no encontrará lo que espera entre sus páginas.

Desesperará a los críticos sesudos, pero entretendrá a quienes entiendan que Welsh no se toma sus propios textos demasiado en serio. En cualquier caso, acumula momentos divertidos, pese a que de sus páginas se deduzca una visión bastante amarga de la sociedad moderna, quizás un poco menos nihilista que la de su famosa ópera prima, pero bastante descarnada.

Narrada intermitentemente en primera o tercera persona, no tiene un argumento demasiado elaborado, pero describe a numerosos personajes, como casi siempre de la clase obrera. Algunas creaciones tienen bastante interés, como el potentado Checker, que recuerda a Donald Trump, pese a que no existe ninguna intención de criticar su presidencia, ya que el libro se publicó originalmente en 2015 (cuando era impensable que ocuparía la Casa Blanca). Resulta inevitable que el lector se interese por la gran mayoría de los secundarios, y su devenir, por lo que logra mantener la atención. La ciudad vuelve a ser un protagonista más, reflejando cambios de los últimos años, sobre todo el aumento desmesurado de turistas, y la resaca del referéndum de independencia.

  

Reseña de "El rey recibe", novela de Eduardo Mendoza


"Acababa de cumplir veintidós años, hacía dos que me había licenciado en Lenguas Germánicas en la Facultad de Filosofía y Letras de Barcelona y tres meses que había vuelto de Londres, donde había vivido algo más de un año gracias a una mísera bolsa de estudios, conseguida a base de contactos familiares, y de trabajos modestos, como lavar platos y servir mesas en restaurantes de ínfima categoría. Durante aquel periodo pasé hambre y frío y vagué solitario y marginado entre un lujo y una excentricidad que me estaban vedados por forastero y por pobre. A pesar de lo cual, regresé con un conocimiento fiable del inglés y una anglofilia tan infundada como irreversible".

Desde hace algunos años, Eduardo Mendoza publica libros amenos –sobre todo por su genialidad para el manejo de las palabras– pero asumidamente menores. Ahora, inicia la que promete ser una trilogía de calado, titulada "Las tres leyes del movimiento". Se enmarca en los años 60 y principios de los 70, o sea los años previos a su obra "Mauricio o las elecciones primarias", pese a que lo habitual en el grueso de su bibliografía sea que se retrotraiga mucho más en el tiempo.


Seix Barral publica "El rey recibe", en edición en tapa blanda, de 368 páginas, que sale a la venta al precio de 19,47€. También está disponible en edición en eBook para descargar para Kindle, por 12,34€. 


Sinopsis de "El rey recibe", un español en Nueva York



Rufo Batalla rememora su juventud en Barcelona, en 1968, cuando a los 22 años entra a trabajar como redactor en un diario vespertino, donde le envían a un encargo en teoría de poca monta, por la poca importancia que se le daba en aquel momento a la prensa del corazón: deberá cubrir la boda del príncipe del antiguo reino báltico de Livonia en el exilio Tukuulo, con una dama de la alta sociedad.

Tras entablar amistad con el novio, que ansía recuperar su reino, se convertirá en una especie de recadero suyo. Pero una amenaza incipiente provocará que Rufo se exilie a Nueva York, donde será testigo de primera mano del auge del movimiento gay y de la Contracultura.


Reseña de "El rey recibe", el arranque de una saga


Se esperaba con ganas la primera novela del barcelonés tras recibir el premio Cervantes en 2016. Desde "El secreto de la modelo extraviada", publicada antes, se ha mantenido fuera del género entregando variopintos títulos, como "Qué está pasando en Cataluña", reflexión muy personal sobre el 'procés', que obtuvo críticas muy desiguales.


Quizás no se pueda juzgar demasiado bien, al tratarse únicamente de un punto de arranque; faltaría comprobar a dónde quiere llegar el autor. Pero mantiene al lector embelesado, sobre todo por el peculiar punto de vista del protagonista, que trae a la memoria a Javier Miranda, protagonista de "La verdad sobre el caso Savolta", su primer trabajo. Gracias a él consigue retratar los importantes sucesos históricos que suceden a su alrededor con un enorme distanciamiento, mucha ironía, y cierta neutralidad. Le acompañan impagables secundarios como Porfirio y Protasio, Petra Sobada, san Bratislav, a la altura de los mejores personajes creados por Eduardo Mendoza.


Las páginas están plagadas de hallazgos, como la visita de los entonces príncipes de España, Don Juan Carlos y Doña Sofía a los funcionarios de Manhattan. Y su mirada costumbrista vuelve a ser una actualización del esperpento de Valle-Inclán, que caricaturiza la vida durante el franquismo (en concreto al aperturismo que vino después de la Ley de Prensa de Manuel Fraga), y una época de cambios mundiales que explican la sociedad moderna. El humor que como es habitual derrocha no encubre una mirada agridulce, que viene a concluir que las aspiraciones utópicas de la época se quedaron a medio camino.


Tras un arranque apoteósico, que promete, lo cierto es que la obra se estanca un poco tras el traslado geográfico del personaje central, un poco traído por los pelos. De la misma forma, su relato de la historia ficticia de Livonia saca temporalmente al lector de la acción. En cualquier caso no ensombrecen del todo otro trabajo de uno de los mejores escritores en castellano aún vivos.




  

Reseña de "La desaparición de Stephanie Mailer", de Joël Dicker

"Esa noche, Orphea inauguraba su primer festival de teatro y aquel acontecimiento, de alcance nacional, había atraído a un público considerable. Ya desde media tarde, los turistas y la población local habían empezado a agolparse en la calle principal para presenciar los numerosos actos festivos que había organizado el ayuntamiento. Los barrios residenciales se habían quedado vacíos de vecinos hasta tal punto que tenían pinta de ciudad fantasma: no quedaban paseantes por las aceras, ni parejas en los porches, ni niños patinando por la calle, ni había nadie en los jardines. Todo el mundo estaba en la calle principal". 

El francosuizo Joël Dicker (Suiza, 16 de junio de 1985) no sólo dio la campanada con su segundo libro, "La verdad sobre el caso Quebert" (galardonado con el Premio Goncourt des Lycéens, el Gran Premio de Novela de la Academia Francesa, el Premio Lire a la mejor novela en lengua francesa), sino que revalidó el beneplácito de la crítica y de los lectores con "El libro de los Baltimore", lo que tiene bastante mérito, teniendo en cuenta que pese a ser una secuela, se alejaba bastante de la fórmula del exitoso libro anterior.

Sin embargo, ahora las expectativas estaban tan altas que el autor lo tenía bastante difícil para convencer.

Alfaguara publica "La desaparición de Stephanie Mailer", en edición en tapa blanda, de 656 páginas, que sale a la venta al precio de 21,75€. También está disponible en versión para descargar para Kindle, por 12,34€.




Sinopsis de "La desaparición de Stephanie Mailer", un caso del pasado 30 de julio de 1994. Los habitantes de Orphea, encantadora localidad costera en la región de los Hamptons, se preparan para la inauguración del festival de teatro. Sin embargo, el alcalde se retrasa al tiempo que Samuel Paladin busca a su mujer desaparecida. Ésta ha sido asesinada, junto al primer edil, y la esposa y el hijo de éste, posiblemente por haber sido testigo del asesinato. 

Tras una intensa investigación, los jóvenes policías neoyorquinos Jesse Rosenberg y Derek Scott dan con el culpable.

Dos décadas después, Rosenberg está a punto de jubilarse, y aunque el caso de 1994 está considerado uno de los grandes éxitos de su carrera, aparece Stephanie Mailer, brillante periodista que asegura que Dereck y Rosenberg se equivocaron de asesino, y que puede darles las pistas suficientes para resolver el caso. No llegará a desvelarles información, pues Mailer desaparece unos días después, dejando a los investigadores con serias dudas de que realmente acertaran.

Crítica de "La desaparición de Stephanie Mailer", un nuevo acierto
De nuevo Joël Dicker consigue enganchar, pese a sus enormes saltos espacio-temporales, pues siempre se sabe en qué punto de la narración estamos; el autor se luce con su gran especialidad, desentrañar oscuros misterios del pasado mediante lo que ocurre en el presente, regresando en esta ocasión al género de suspense, si bien se salta sus códigos habituales (aquí no hay escenas sangrientas ni el asesino es un psicópata que mata por placer), lo que resulta de agradecer. Cada uno de los capítulos alterna entre pasado y presente, y al principio de la novela siempre acaban en la cima, despertando el interés por seguir leyendo.

Sus personajes, pese a ser estereotipos de la pareja de policías, el amante simplón, el adolescente en conflicto con sus padres, o el periodista poco avispado, están llenos de matices y rebosan frescura, a diferencia de lo que ocurre en la gran mayoría de superventas. La trama está muy bien estructurada, como un mecanismo de relojería y logra atar muy bien todos los cabos. En ocasiones se acerca a la sátira y a la novela social. A lo largo de las páginas introduce numerosos homenajes a la literatura rusa.

Por contra, quizás queda la sensación de que está peor rematado que los dos relatos anteriores de Joël Dicker. Por ejemplo, se tiene que suspender la incredulidad cuando los protagonistas descubren detalles que les pasaron desapercibidos veinte años antes, pues no parece posible que no se dieran cuenta antes de lo que ahora resulta tan obvio. La redacción resulta demasiado sencilla, y tiende a no dar datos descriptivos, dejándolo todo a la imaginación de los lectores, lo que quizás se pueda considerar una de las marcas de fábrica del autor, pero que echará para atrás a los aficionados a la mejor Literatura. 

En cualquier caso, una de las novedades fundamentales de la temporada veraniega, que da lo que promete con creces.

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