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Reseña de "El mentiroso", de Mikel Santiago

"Erin se encontraba a mi lado durante todo ese tiempo. La veía hablándome, cogiéndome de la mano, besándome. Yo intentaba preguntarle algo. «¿Qué ha ocurrido? ¿Volveré a andar?» Pero estaba sedado y no tenía fuerzas para hablar. Me dormía y soñaba con cosas extrañas. Una fiesta en la que sonaba Chet Baker y donde había animales vestidos de traje y corbata. Fuese lo que fuese lo que me habían inyectado, era un producto de primera".

Mikel Santiago (Portugalete, 1975) ambienta sus novelas en el extranjero, como "La última noche en Tremore Beach", de 2014, que tiene lugar en Irlanda, o "La isla de las últimas voces", de 2018, que transcurre en una isla de Escocia. Dos años después de aquélla, regresa al thriller con un libro en el que la acción se sitúa en su Vizcaya natal, si bien ha inventado una localidad ficticia, Illumbe, que sitúa en la comarca de Urdaibai. "Quiero tener mi propio Castle Rock", aclara en las entrevistas, aludiendo al pueblo ficticio de la obra de Stephen King. "Euskadi tiene todo lo que yo necesito para mis crímenes literarios: acantilados, bosques, senderos, paisajes muy verdes, tormentas potentes. ¿Por qué me voy a ir más lejos o a otro país?".

¿Creará toda una saga en Illumbe? "Primero veamos qué tal funciona "El mentiroso" y luego ya veremos", argumenta el autor.

Ediciones B publica "El mentiroso", de Mikel Santiago, en edición en tapa blanda con solapas, de 480 páginas, que sale a la venta al precio de 19,85€. También está disponible para descargar en versión e-book, por 7,59€.

Sinopsis de "El mentiroso", amnesia retrógrada

Tras pasar casi un día en estado cercano al coma, Álex despierta en la cama de un hospital, aquejado de amnesia retrógrada, que le impide recordar lo que le ha ocurrido en los últimos días. Erin, su novia, le explica lo que le ha contado la Ertzaintza: cuando conducía de madrugada su furgoneta se salió de la calzada y colisionó con un pino.

Al hacer un esfuerzo, Álex puede determinar que ejerció su trabajo –se dedica a la jardinería– en la casa de Txemi Parra, un famoso actor, y que al terminar hizo unas compras y tomó un par de cervezas. Pero ha borrado de su memoria lo que pasó a continuación, salvo por algunos fogonazos en los que se ve a sí mismo en una fiesta, en la que suena Chet Baker. También tiene un recuerdo mucho más engorroso: se despertó con un golpe en la cabeza en una fábrica abandonada junto al cadáver de un hombre barbudo. Ni siquiera sabe si fue él el asesino… Decide averiguar de quién se trata y qué ocurrió por su cuenta, antes de que le detengan.

Crítica de "El mentiroso", giros muy bien trazados

El thriller (palabra que proviene del inglés "thrill", que significa "asustar", "estremecer" o "emocionar") se define como un género que mantiene al lector (o espectador de cine) a la expectativa, provocando una tensión 'in crescendo'. Mikel Santiago ha conseguido el ejemplo perfecto, con una obra que empieza absorbiendo al lector, y a partir de ahí va hacia arriba. Los diccionarios tendrán que colocar la portada junto al término.

Sin menospreciar (ni mucho menos), sus trabajos anteriores, quizás sea su mejor libro, porque tiene una trama muy bien urdida. No conviene saber demasiado antes de acometer la lectura, pues se disfruta más dejándose sorprender con giros bien resueltos (ni siquiera conviene leer reseñas como ésta antes de terminar el volumen). Mikel Santiago sorprende con el manejo del ritmo, pues consigue (no es una tarea baladí) que ocurran muchos acontecimientos a gran velocidad, sin que el lector se pierda. También se diría que se supera a sí mismo porque al jugar en casa, el autor portugalujo ha logrado una mayor cercanía que nunca con los escenarios y personajes. Sus referencias modernas a videojuegos como "Mario Kartz", personajes como Thor, y estilos musicales variados, otorgan al escrito una enorme frescura, que ya quisieran otros autores españoles en la cima desde hace más tiempo, pero acartonados.

Buena ambientación entre montañas del norte de España, con carreteras solitarias, y noches oscuras y lluviosas. Traza bien a los personajes, sobre todo a Álex, en principio el yerno ideal que cualquiera querría, pero que sin embargo oculta sorpresas un tanto turbias; en cualquier caso, está bien justificado y resulta tan humano que el  lector se identificará con él y lo pasará mal, temiendo por su suerte, en algunos pasajes. Permanecerán en el recuerdo secundarios como Erin, su preocupada novia, Jon Garaikoa, su abuelo, pescador vasco que pierde progresivamente la memoria, su cuidadora, Dana, y Félix, un escritor que arrasó en un momento dado pero en horas bajas (¿refleja el temor del propio Santiago a acabar también hundido como él?). Pese a que está concebido como un entretenimiento de calidad, no se trata de un volumen hueco y superficial, pues da que pensar sobre temas como la soledad, la propia identidad, y el olvido, que cuando se produce provoca que la vida deje de tener sentido. También existe cierta reflexión sobre la ética en el oficio de novelista. No falta un toque feminista, al hablar de los maltratos machistas.

En resumen, un libro para pasarlo bien. Lo disfrutarán lectores de cualquier edad y condición que se dejen llevar.