Reseña de "A fuego lento", de Paula Hawkins

"Cubierta de sangre, la chica se adentra en la oscuridad con paso tambaleante. Lleva la ropa hecha jirones. Cuelgan de su joven cuerpo y dejan a la vista partes de su carne pálida. Ha perdido un zapato y le sangra el pie. Le duele todo el cuerpo, pero el dolor se ha vuelto irrelevante, eclipsado por otros sufrimientos".

Triunfó en todo el mundo en 2015 con "La chica del tren", quizás no brillante, pero que lograba enganchar, y dio lugar a dos adaptaciones cinematográficas, la protagonizada en 2016 por Emily Blum, Haley Bennett y Rebecca Ferguson, y "Mira, la chica del tren", remake indio estrenado por Netflix. La zimbauense nacionalizada británica Paula Hawkins publicó a continuación "Escrito en el agua", novela en la misma línea que pese a las malas críticas volvió a conquistar al público. No resulta extraño que no se aparte demasiado del domestic-noir (género negro en el ámbito domestico) con "A fuego lento", su siguiente trabajo.

"Yo quiero que la persona que lea el libro sea quien juzgue los hechos, no por cómo yo los presento sino por lo que hacen y dicen los personajes", apunta la autora en una entrevista con Squire. Ni siquiera me molesto en que sean personajes agradables, aunque a algunos luego se les coja cariño. Trato de que sean personajes creíbles y como tales, tienen sus virtudes y sus defectos, sus inseguridades, sus miedos. Son seres complejos porque ahí es donde creo que está la gracia. Seres complejos que de pronto se ven en una situación inesperada y trágica.

Planeta publica "A fuego lento", en edición en tapa dura, de 480 páginas, que sale a la venta al precio de 19,85€. También está disponible en edición para descargar para Kindle, por 9,49€.

Sinopsis de "A fuego lento", tres sospechosas

Miriam, indiscreta mujer de mediana edad, descubre el cadáver del joven Daniel Sutherland, vecino que vive en una mugrienta casa flotante de Regent's Canal. Avisa a la policía, pero oculta a los agentes un pequeño llavero de madera que ha recogido de la escena del crimen, y que podía ser una pieza clave. Tampoco les advierte de que había visto al muerto llegar con Laura, veinteañera inestable de vida desastrosa a la que acaban de despedir de la lavandería en la que trabaja por no acudir un día a trabajar a su hora. 

En su lugar, Miriam declara que vio en las inmediaciones a una mujer elegante de pelo corto, que traía una botella de vino. De esta forma, dirige las pesquisas hacia Carla, tía del asesinado, viuda anciana que no confía en nadie, y que no parece tener motivos para cometer el asesinato. Involucrándola, Miriam busca vengarse de ella porque su ex marido, el autor de novelas Theo, le jugó una mala pasada que no ha olvidado. La hermana de Carla, y madre de Daniel, también fue descubierta muerta (descomponiéndose contra un radiador caliente con el cuello roto) unas semanas antes del asesinato de Daniel.

Crítica de "A fuego lento", trama elaborada

Está condenada Hawkins a que todos sus lectores busquen algo parecido a "La chica del tren" cuando comienzan a leer otros de sus libros. Por eso, repite algunos de sus elementos, aunque acierta al haber compuesto un trabajo bastante diferente.

Pese a su título, no está cocinada a fuego lento, sino que tiene un ritmo bastante rápido, gracias a sus capítulos cortos. La trama está trazada con inteligencia, pues de nuevo se dosifica la intriga con una estructura compuesta de saltos adelante y atrás en el tiempo. Hawkins recurre a su personal estilo de narración en zigzag que ofrece a los lectores múltiples perspectivas de los mismos eventos, a través de las tres protagonistas, que como cabe suponer resultan poco fiables, y también de Theo –el escritor–, y de Irene, una vecina mayor entrometida. Esta vez todos los personajes resultan incómodos pero están lo suficientemente elaborados, y rebosan humanidad.

Engancha desde el primer momento, lo que no resulta fácil de conseguir, y mantiene el interés hasta el final dosificando la intriga. De hecho, consigue que el lector dude quién cometió el crimen, porque sobre todo Miriam, Laura y Carla parecen culpables. Aunque en algunos momentos, el texto amenaza con resultar predecible, desemboca en un final que más o menos sorprende, donde cuadran todas las piezas. 

En definitiva, quizás no tenga tanta repercusión como "La chica del tren", pero se trata de una obra de intriga bastante digna que cumple de sobras su función. También daría juego en el cine, por lo que la adaptación no se hará esperar.

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