Con "La caída de los gigantes", Ken Follett iniciaba la ambiciosa trilogía "The Century", con la que pretende contar los hechos más significativos del siglo XX, de principio a fin. La obra inicial se centraba en la Gran Guerra, desde los años inmediatamente anteriores. Seguía los pasos de cinco familias de otros tantos países: los Peskov, de Rusia, los galeses Williams, los nobles británicos Fitzherbert, los austriacos Von Ulrich y los estadounidenses Dewar.

Era un libro autoconclusivo, que cerraba muy bien las diferentes subtramas. Ahora, Ken Follett entrega la segunda parte, "El invierno del mundo", que narra con todo lujo de detalles los años de la consolidación en el poder de Adolf HItler, la II Guerra Mundial y sus consecuencias.

"El invierno del mundo" ha sido editada por Plaza & Janés, en edición a todo lujo, de 958 páginas.

Sinopsis de "El invierno del mundo", aquéllos complicadísimos años
Está protagonizada por los vástagos de los personajes de los cinco clanes. La seria y responsable Carla, hija de Walter von Ulrich y Maud Fitzherbert, es testigo del progresivo recorte de las libertades llevado a cabo por Hitler y de la violencia de los camisas pardas. Se ve obligada a auxiliar a Ada, la criada, en un complicado parto, mientras que su hermano, Erik, menos maduro, se alista en las juventudes nazis a pesar del disgusto que le ocasiona a sus progresistas padres.

El británico Lloyd, hijo de Ethel, la que fuera doncella y posteriormente compañera ideológica de Maud, asiste al reencuentro de ambas en Berlín, acompañando en un viaje a su madre. Contempla el incendio del Reischtag –el parlamento alemán–, del que los nazis culparon a los comunistas, y también cómo los violentos boicotean un mitin socialdemócrata.

En Estados Unidos, Daisy, joven hija del emigrante ruso Lev Peshkov, que ha acogido a una compañera de estudios judía, intenta conquistar a un joven de buena familia, aunque teme el rechazo social porque su padre se enriqueció contrabandeando con alcohol durante la prohibición. Woody Dewar, hijo del senador Gus Dewar y de Rosa, tratará de convencer a su influyente abuela de que admita en un importante club social a la madre de Daisy, para darle legitimidad, al tiempo que por amor se involucra cada vez más en causas políticas. El galés Billy está preocupado por la situación en España.

Crítica de "El invierno del mundo", aún mejor que la primera entrega
Aunque Ken Folllet dejó un buen sabor de boca entre los incondicionales de la literatura masiva con el libro anterior, y corría el peligro de naufragar con otra entrega igual de extensa, lo cierto es que se supera a sí mismo. Que la acción se desarrolle en uno de los momentos históricos más trágicos que haya vivido la humanidad da pie al veterano novelista a aprovechar para incluir sus típicos giros continuos, que sin duda engancharán a cualquier tipo de lector que inicie la lectura.

A lo largo de más de mil páginas, el autor consigue una conexión tan enorme con los personajes que el lector sufre con ellos en los convulsos años que retrata el volumen. Es más, resultan todos mucho más creíbles y de carne y hueso que los más conocidos del autor, los protagonistas de "Los pilares de la Tierra", cuyo principal defecto era que parecían contemporáneos, y se comportaban de forma muy distinta a cómo lo haría alguien de su época.
Esta vez, se trata de hombres y mujeres de la generación de los padres del autor, que demuestra conocerles a la perfección. Por otro lado, su fidelidad a los hechos está por lo general cuidada, teniendo en cuenta que se adentra en numerosos sucesos, incluida la Guerra Civil en España.

Lo mejor: Alemania, Estados Unidos y España
Conviene 'quitarse el sombrero' ante la estructura de Follett, perfectamente engarzada como un mecanismo de relojería, a pesar de que se trata de la segunda entrega de una trilogía extensa, con múltiples personajes. Consigue que todo se desarrolle con fluidez y que se entrecrucen sus acciones de forma natural y creíble. Parece casi cuestión de magia que el lector no se pierda entre sus páginas. Es cierto que los detractores de best-sellers en general se quejarán de las típicas repeticiones para que nadie pierda el hilo, pero sin embargo, no es necesario siquiera tener fresca la lectura del primer volumen para sumergirse en el segundo. Desde luego, en su terreno Follett es el número uno.

Al ser una obra tan extensa y coral, lógicamente se puede decir que tiene momentos más logrados, especialmente las trágicas peripecias de Carla en la Alemania totalitarista, los sucesos en los que se ve involucrado el estadounidense Woody, y el devenir del galés Billy. Pero en general, el ritmo no parece decaer nunca y las sorpresas son constantes.

Hasta quienes se nutran únicamente de la literatura considerada de primera clase, reconocerán los méritos de este volumen. ¿Seguirá el listón tan alto en el libro final?