Reseña de "La oficina de estanques y jardines", de Didier Decoin

"Tras una prolongada reclusión cumpliendo con la estricta observancia de las restricciones de comida propias del luto y tras haber lustrado el cuerpo de Katsuro con un lienzo sagrado destinado a absorber las impurezas, Amakusa Miyuki se sometió al ritual que debía purificarla de la mácula de la muerte de su marido. Pero como no había ni que pensar en que la joven viuda se sumergiese en el mismo río en el que acababa de ahogarse Katsuro, el sacerdote sintoísta, frunciendo los labios, se conformó con sacudirle encima una rama de pino cuyos vástagos más bajos había humedecido el agua del Kusagawa".

Didier Decoin empezó a escribir a los 20 años con "Le procès à l’amour". Ganó el prestigioso Premio Goncourt en 1977 con "John l'Enfer", convirtiéndose después en Secretario General de la Academia que lo otorga anualmente. De extensa carrera como guionista, firmó el libreto de "El conde de Montecristo", la miniserie con Gerard Dépardieu, y de "Ilusiones de un mentiroso", tragicomedia sobre el Holocausto protagonizada en 1999 por Robin Williams.


Entre las adaptaciones de sus novelas al cine destaca "La camarera del Titanic", dirigida por Bigas Luna, en 1997.


Su nuevo trabajo llega cinco años después de "La pendue de Londres".


Alfaguara publica en España "La oficina de estanques y jardines", en edición en tapa blanda, de páginas, que sale a la venta al precio de 19,85€. También está disponible en versión para descargar para Kindle, por 10,44€.


Sinopsis de "La oficina de estanques y jardines", el viaje de la viuda


La acción transcurre en el año 1000, en Japón, donde el modesto pescador Katsuro aparece ahogado en el río Kusagawa. Su desaparición supone un problema, ya que se ocupaba todos los años de una peculiar misión: viajar desde su aldea, Shimae, a la corte, en la ciudad imperial de Heiankyo, para llevar las veinte carpas más extraordinarias de la zona, con el fin de surtir los estanques imperiales, a cambio de trato de favor para sus vecinos.


Se decide que debe reemplazarle Miyuki, su viuda, que coloca la mercancía en dos enormes cestos y emprende el camino. Por desgracia, su periplo se ve amenazado por ladrones y otras amenazas, y deberá aceptar algún trato difícil para poder continuar.


Crítica de "La oficina de estanques y jardines", el fin de la inocencia


Uno de los mejores libros publicados en Francia en los últimos tiempos, de esos que devuelven la confianza en la grandeza de la Literatura. Algunos lectores incluso tendrán la necesidad de releerlo pasado algún tiempo, lo que por desgracia sucede en los últimos tiempos con pocos libros.


Recupera el espíritu de la mejor novela de aventuras, con un trabajo muy documentado, ya que en cada página se nota que el autor ha dedicado más de una década al estudio de la cultura nipona durante el período Heian (siglos IX al XII). Supone todo un homenaje al país oriental que despertará entre quienes lo desconozcan la pasión por saber más de él.


De escritura delicada y cuidada, se agradece su tono lírico y evocador, pues logra el milagro de que el lector perciba hasta los sonidos y olores de la zona, homenajeando la riqueza de las sensaciones del universo. Despunta especialmente en los tramos eróticos, llenos de sensualidad, así como en los fragmentos dedicados al concurso anual de perfumes. Entre los personajes cabe reseñar a Miyuki, por su enorme arco de evolución –de aparente fragilidad tiene que esforzarse por hacerse fuerte–, pero también el fallecido Katsuro, pues la idílica relación entre ambos cónyuges seduce al lector.


De trama exageradamente sencilla, al final el volumen se convierte en una metáfora de la necesidad de abandonar la inocencia para lograr avanzar como personas a base de coraje y determinación. Se impone seguir siempre adelante, sosteniendo las cargas de la vida incluso cuando se ha perdido toda esperanza. Pero sobre todo impacta su apuesta por el amor más allá de la muerte, en tiempos en los que el romanticismo ya no está de moda.


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