Crítica de "Inferno", de Dan Brown



Para regocijo de los libreros, que se frotan las manos pensando que pueden remontar una temporada de ventas más bien bajas, vuelve Dan Brown, con otra aventura de su carismático personaje Robert Langdon, el protagonista de "El Código Da Vinci", la obra que convirtió en 2003 al escritor cinematográfico en una celebridad, y que ya había aparecido anteriormente en "Ángeles y demonios", de 2000. Ambas novelas fueron adaptadas al cine por Ron Howard, con Tom Hawks interpretando a Langdon, en sendos films que también arrasaron.
Lo cierto es que Brown no se prodiga mucho. Tras su consagración sólo había publicado "El símbolo perdido", de nuevo con Langdon, que se hizo esperar seis años desde su obra anterior. Cuatro años después regresa con "Inferno", que supone la cuarta entrega de las peripecias del personaje. El volumen ha sido noticia por las estrictas medidas de seguridad tomadas para evitar filtraciones antes del lanzamiento. Los traductores han trabajado aislados y vigilados en todo momento.

La editorial Planeta ha editado en España "Inferno", que sale a la venta al precio de 22,50 euros.
Sinopsis de "Inferno", peligro biológico
En esta ocasión, el profesor de simbología de Harvard Robert Langdon despierta en un hospital, pero ha perdido la memoria y desconoce el motivo por el que ha llegado hasta allí. Ni siquiera sabe en que ciudad está, hasta que puede atisbar por la ventana el Palazzo Vecchio, de Florencia. Le atienden la doctora Brooks y su compañero, Marconi. Ella le informa de que cuando ingresó estaba herido de bala.
Repentinamente hace su aparición, Vayentha, una impacable asesina con el pelo de punta, que la emprende a tiros en la UCI, y acaba con la vida de Marconi. Por suerte, la doctora Brooks reacciona con rapidez y consigue sacar del edificio al malherido Langdon agarrándole por el brazo. Una vez en la calle cogen un taxi a tiempo, lo que les permite dejar a atrás a su perseguidora y refugiarse en el apartamento de la muchacha.
Vayentha ha sido enviada al lugar por un individuo conocido como el Comandante, que lidera desde su yate El Consorcio, una oscura organización con siniestros planes...
Con ayuda de Brooks, Langdon tendrá que resolver enigmas en Florencia, Venecia y Estambul para detener una plaga letal que recuerda a la trágica Peste Negra que asolo Europa antes del Renacimiento.
Crítica de "Inferno", de Dan Brown, a la altura de lo que se esperaba
Evidentemente los detractores de Dan Brown no van a cambiar sus opiniones con este nuevo volumen, que en esencia ofrece más de lo mismo: acertijos, persecuciones y conspiraciones. Como es habitual, la crítica espera con las uñas afiladas la obra del escritor, que por su parte ya se confiesa habituado a que le den cera.
Obviamente, Brown ha realizado un notable esfuerzo, aunque quienes quieran denostar su obra pueden agarrarse fácilmente a su falta de rigurosidad habitual (¿cómo es posible que Langdon lleve oculto en su chaqueta un pesado biotubo de titanio forrado de plomo del tamaño de un paquete de caramelos sin que se dé cuenta?). También podrían atacar sus descripciones tipo Wikipedia de localizaciones famosas y obras como el "David de Miguel Ángel.
También resulta evidente que no trata de componer personajes demasiado profundos, y algunos tienen toques de videojuego, como Vayentha, la psicópata vestida de cuero negro que pasea por la ciudad disparando a mansalva, algo tópica y verosímii. También se le podría echar en cara a Brown que se empeña en darle un halo de credibilidad a lo que cuenta, asegurando en el prólogo que las actividades de El Consorcio son reales, aunque ha cambiado el nombre de la entidad para evitar problemas.
Una novela dinámica que gustará a los convencidos
Pero por otro lado, lo cierto es que Brown sabe captar a sus incondicionales conforme transcurre la trama, e inventarse continuos giros que mantendrán pegados hasta el final a quienes cojan el volumen con ganas de pasarlo bien. Su dinámico estilo de escritura imprime a sus líneas el ritmo de thriller deseado.
Esta vez evita las conspiraciones eclesiásticas, lo que le da cierta originalidad a esta entrega. Incluye alguna mínima reflexión sobre el crecimiento exponencial de la población, y el sentido del dolor y la enfermedad. La doctora Brooks, superdotada que ha tenido una vida un tanto dura, es una de las compañeras más interesantes que ha tenido el protagonista. En suma, nadie quedará defraudado con el libro, y tiene una innegable virtud: deja al lector con las ganas de ir a conocer o revisitar los lugares en los que transcurre la acción, sobre todo Florencia.

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