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Reseña de "El espejo de nuestras penas", de Pierre Lemaitre

"Quienes creían que la guerra empezaría pronto se habían cansado de esperar hacía tiempo, y el señor Jules, antes que nadie. Más de seis meses después del reclutamiento general, el dueño de La Petite Bohème, descorazonado, había dejado de creerlo. Durante el servicio, Louise incluso lo había oído afirmar que, en realidad, «nadie había creído en esa guerra». Según él, aquel conflicto no era más que una inmensa transacción diplomática a escala europea, con unos discursos patrióticos espectaculares y anuncios grandilocuentes, una partida de ajedrez gigantesca en la que el reclutamiento general sólo había sido un aspaviento más. Sí, habían provocado unos cuantos muertos aquí y allá —«¡más de los que dicen, seguro!»—, como en la revuelta en el Sarre, en septiembre, que les había costado la vida a doscientos o trescientos hombres, pero, vaya, «¡eso no es una guerra!», exclamaba asomando la cabeza por la puerta de la cocina".

Con "El espejo de nuestras penas", Pierre Lemaitre (París, 1951) cierra su trilogía de entreguerras"Los hijos del desastre", iniciada con "Nos vemos allí arriba", ganadora del prestigioso Premio Goncourt en 2013 (y sin duda una de las mejores novelas sobre la Gran Guerra), seguida de "Los colores del incendio", de 2018. 

El francés había dejado el listón tan alto que el último libro lo tenía difícil para no defraudar. Para evitarlo, tiene claro que debe recuperar la fórmula de sus predecesores, que mostraban las reacciones de humanos corrientes a sucesos clave de la Historia que les desbordan. "Lo que me interesa no es que los personajes sean los héroes de sus propias historias, sino cómo los acontecimientos se imponen de repente a personas que no los habían buscado ni previsto", señala el autor. "Son personas que están entre la espada y la pared por circunstancias que no han escogido y son las primeras víctimas, ya que son los actores principales de estos acontecimientos. Para mí la importancia no está en quién prepara o dirige los acontecimientos, sino en quién los sufre. Y ahí entra la mayoría aplastante de la población. Nadie quería una guerra en 1914 en la que se perdieran a dos o tres miembros de la familia y nadie pidió esa debacle de 1940, pero hubo 15 millones de soldados que lucharon en la Primera Guerra Mundial y 11 millones de personas que se sumaron al éxodo de 1940".

Salamandra publica en España "El espejo de nuestras penas", en edición en tapa blanda de 448 páginas, que sale a la venta al precio de 19,95 €. También está disponible en edición para descargar para Kindle, por 9,49€.

Sinopsis de "El espejo de nuestras penas", de Pierre Lemaitre: una proposición indecente

En 1940 Alemania amenaza con invadir Francia, pero allí se confía en la potencia de su ejército, y en su infranqueable línea Maginot. Por contra, se descuida el bosque de las Ardenas, por donde avanzaran las tropas germanas por sorpresa. Louise Belmont, una joven parisina, alterna su carrera como maestra con su trabajo en un bistrot, La Petite Bohème, donde echa una mano como camarera desde años atrás. Un cliente habitual, el maduro  doctor Thirion, le hace una sucia proposición, quiere verla desnuda; ofrece a cambio la suma que quiera. Aunque ella solicita una cantidad astronómica, éste accede a dársela, por lo que la muchacha se sorprende a sí misma sopesando la oferta, sin saber que la decisión que tome tendrá una consecuencia dramática.

Mientras tanto, Raoul y Gabriel, soldados de un fuerte de la línea Maginot, vuelan un puente de un afluente del río Mosa, en la frontera con Bélgica. Sin embargo, enseguida se dan cuenta de que las tropas nazis avanzan con tanta fuerza que los esfuerzos del ejército galo caen en saco roto. Se impone escapar. 

Reseña de "El espejo de nuestras penas", de Pierre Lemaitre, un digno colofón

Se puede leer independientemente del resto de volúmenes (aunque sería una pena perderse los otros dos). Las diversas historias entrecruzadas retienen al lector hasta el final, y le ilustran sobre el surrealista período histórico en que se desarrollan, la toma de Francia por los alemanes, lo que emparenta el volumen con "Suite francesa", de Irene Némirovsky, sin que se pretenda dar lugar a odiosas comparaciones.

Si en el primer libro, Lemaitre borda la historia de un protagonista masculino, y en el segundo, de una mujer, aquí se supera a sí mismo, pues tienen el mismo interés las dos historias principales, tanto la de Louise como la de Raoul, si bien se luce más con el segundo personaje, ya que al autor se le dan bastante bien los pícaros, que caen simpáticos, pero son capaces de cualquier cosa para enriquecerse.

Por otro lado, por el volumen desfilan numerosos personajes secundarios valiosos, como Fernand, policía que esconde en un macuto una enorme cantidad de dinero, o el señor Jules, bondadoso dueño del local en el que trabaja Louise. Pero resulta fascinante sobre todo Désiré Migaud, impostor que se convierte en portavoz del gobierno, adoptando la estrategia de mentir descaradamente para dar la impresión de que todo va bien, pese al desastroso papel del ejército galo. Los capítulos en los que aparece sirven al novelista para criticar la comunicación política, la desinformación y la manipulación informativa, con algo de humor, pero también ofrece un inquietante mensaje muy de actualidad. Sólo por esta creación merece la pena pagar lo que cuesta la novela.

Quizás haya menos giros que en los anteriores trabajos del escritor, y resulta más previsible hacia dónde van todos los personajes. Pero acierta al introducir mucho más humor que en sus anteriores trabajos. Además, deja con ganas de saber si Lemaitre sigue teniendo carrete tras elaborar esta trilogía, y depara agradables sorpresas para el futuro.

Reseña de "Una sirena en París", de Mathias Malzieu

"Aquel 3 de junio de 2016, en París llovía a pleno sol. En la torre Eiffel crecían arcoíris, y el viento peinaba sus crines de unicornio. El repiqueteo de la lluvia marcaba el ritmo de la metamorfosis del río. Los embarcaderos se convertían en playas de asfalto. El agua subía, subía y seguía subiendo. Como si alguien hubiera olvidado cerrar el grifo del Sena".

La superestrella francesa Mathias Malzieu (Montpellier, 1974), cantante del grupo de rock Dionysos, debutó como escritor en 2002, con "38 Mini Westerns con fantasmas", una recopilación de cuentos. Se consagró en 2007, con "La mecánica del amor", que tuvo una adaptación animada, "Jack y la mecánica del corazón". Posteriormente ha publicado otras tres novelas, "Metamorfosis en el cielo", "El beso más pequeño" y "Diario de un vampiro en pijama". 

Ha tardado cuatro años en sacar su siguiente trabajo, "Una sirena en París", inspirado en la crecida que sufrió el Sena en 2016. "Cuando esto ocurrió, descubrí anécdotas muy poéticas y misteriosas". Mientras escribía él libro, también se encargaba de dirigir él mismo la adaptación al cine, con Nicolas Duvauchelle y Tchéky Karyo en los papeles principales, que se estrena en Francia el 11 de marzo (pronto tendrá distribuidora española), y de la que también ha compuesto la banda sonora.

"Es una metáfora sobre alguien que tiene que volver a ser lo que era antes de haber sufrido un duelo", comenta el autor.

Reservoir Books publica en España "Una sirena en París" en edición en tapa blanda, de 240 páginas, que sale a la venta al precio de 17,00€. También está disponible en versión para descargar para Kindle, por 8,54€.



Reseña de "Una sirena en París", un hallazgo inesperado

Las aguas del Sena han subido tan espectacularmente que amenazan con inundar París. Mientras se rumorea que han desaparecido personas, Gaspard Snow continúa empeñado en mantener abierto el Flowerburger, barcaza que alberga actuaciones en directo, abierta por su abuela, Sylvia, ya fallecida. Acaba discutiendo con su progenitor, partidario de vender la embarcación y pasar página. 

Enfadado porque considera a éste un traidor, al regresar a casa escucha bajo un puente un extraño canto que le pone tras la pista de una criatura malherida con cuerpo de mujer y cola de pescado, todo indica que se trata de una sirena, como la de las leyendas. Decide llevársela a su domicilio para intentar curarla, sin saber que todos los hombres que la escuchan cantar mueren en menos de tres días.

Sinopsis de "Una sirena en París",  atmósfera mágica

Toda una sorpresa, pues Mathias Malzieu demuestra que ha adquirido oficio y madurez en los últimos años, hasta el punto de que componer un libro, que supera su obra anterior, reuniendo los mismos elementos –romanticismo, realismo mágico–, que conforman su reconocible universo personal. Supone una apología de los soñadores, y los nostálgicos, que apuesta por mantener siempre el entusiasmo, y la ilusión para no sucumbir a los sinsabores de la vida, y reflexiona sobre la importancia de aprender a perdonar.

Compone con mimo una atmósfera mágica gracias a unas descripciones evocadoras en las que abundan las alusiones musicales. También incluye muchas referencias cinéfilas; se cita, como no podía ser de otra manera, "La sirenita", adaptación de la factoría Walt Disney del cuento de Hans Christian Andersen, pero resulta inevitable pensar también en otros títulos como la cómica "Un, dos, tres... Splash", o la dramática "La forma del agua". A través de un estilo muy personal, cercano a la prosa lírica, consigue conmover con la historia de dos almas análogas que se encuentran sin caer en el sentimentalismo fácil, y añade muchos golpes de humor, y algunos pasajes llenos de tensión muy conseguidos.

El autor ha compuesto a sus personajes más memorables, sobre todo en el caso de Gaspard, un chico extravagante, e idealista, que va en patines a todas partes, y Lula, la sirena que ha sufrido tanto que apuesta por defenderse de forma preventiva, para evitar que la hagan daño, pero poco a poco se da cuenta de que existen personas que merecen la pena. También perdurarán en el recuerdo del lector algunos secundarios, en especial Milena, una doctora del hospital resentida que quiere vengarse de Lula porque la considera responsable de la muerte de su amado, también médico, y la entrometida vecina Rossy, que se llama así porque en la versión cinematográfica estará interpretada por la española Rossy de Palma, ya que el autor se considera apasionado del cine del español Pedro Almodóvar, que la ha dirigido varias veces.

El libro deja al lector con las ganas de pasar por el cine cuando llegue a las carteleras la cinta.


(En caso de interés es posible adquirir el libro "Una sirena en París", en Amazon, pinchando en los enlaces).

Reseña de "Serotonina", de Michel Houellebecq

"Tengo cuarenta y seis años, me llamo Florent-Claude Labrouste y detesto mi nombre de pila, creo que procede de dos miembros de mi familia a los que mi padre y mi madre, cada uno por su lado, querían honrar; y es lamentable porque, por lo demás, no tengo nada que reprochar a mis padres,  fueron excelentes en todos los sentidos, hicieron todo lo posible para darme las armas necesarias en la lucha por la vida, y si al final he fracasado, si mi vida termina en la tristeza y el sufrimiento, no puedo culparles a ellos, sino más bien a una desventurada serie de circunstancias de las que tendré ocasión de hablar (…)”.

Cada libro del escritor más desencantado y amargado de la literatura europea se recibe como si fuera un gran acontecimiento. Más en el caso de "Serotonina", que llega después de la extraordinaria "Sumisión", ganadora del premio Goncourt. El siempre provocador Michelle Houellebecq vuelve a recoger las lamentaciones del hombre europeo de mediana edad en su última novela.

Anagrama publica en España "Serotonina", en edición en tapa blanda, de 288 páginas, que sale a la venta al precio de 18,90€. También está disponible en versión e-book para descargar, para Kindle, por 9,49€.


Sinopsis de "Serotonina", en busca de una nueva vida

Florent-Claude Labrouste, agrónomo, de 46 años que odia su nombre, enganchado al Captorix, antidepresivo de última generación que libera serotonina. Ha descubierto unos vídeos en los que su novia, la japonesa Yuzu participa en orgías, o practica sexo con un perro. Tiene un encuentro catártico en una gasolinera de Almería, en la que ayuda a dos jóvenes españolas a cambiar la presión de las ruedas, lo que le hace llegar a la conclusión de que su vida no tiene sentido, así que decide romper por lo sano.

Tras mandar al garete a Yuzu, y renunciar a su contrato de alto nivel en el Ministerio de Agricultura, se refugia en un hotel y deambula de un lado a otro, buscando hoteles en los que aún le permitan fumar, al tiempo que repasa sus relaciones amorosas pasadas, con Kate, Claire y Camille, que siempre han tenido un final desastroso. Además, se reencontrará con un viejo conocido, ­Aymeric, un aristócrata que ha regresado al campo de su familia a trabajar la tierra

Crítica de "Serotonina", vuelve el gran provocador

Le falta un armazón narrativo que estructure la acción; con la excusa de que el protagonista se retira del mundo, simplemente se suceden las reflexiones, o las narraciones de capítulos de la vida del personaje central, sin orden ni concierto. Esto no quiere decir que el libro carezca de interés, casi cualquier cosa sobre la que despotrique el protagonista da que pensar. En esta ocasión el autor se despacha a gusto sobre la agricultura transgénica, la decadencia de la civilización europea, los peligros de la socialdemocracia, la prostitución y la pederastia. Casi siempre parece que con la excusa de estar defendiendo los puntos de vista de su protagonista, el autor nos cuela su propia forma de pensar, que se distingue sobre todo por un machismo exacerbado, y por su absoluta falta de interés en mantener las reglas de la corrección política.

Michel Houellebecq sigue siendo un autor visionario, pues si en "Plataforma" vaticinó el atentado contra las Torres Gemelas, aquí habla de ganaderos de Normandía que se levantan violentamente contra la supresión de las cuotas de leche dictadas por Bruselas, con diez agricultores y un antidisturbios muerto, en un claro avance de las revueltas de los chalecos amarillos, en plena efervescencia cuando ha salido a la venta el volumen.

Como cabe suponer, la lectura no resulta recomendable para feministas. "La mujer exige el homenaje de las penetraciones vaginales frecuentes y de preferencia cotidianas" o "La felicidad del falo pasa a ser un fin en sí mismo para la mujer" son algunas de sus perlas. E incluso se permite alguna opinión que puede resultar polémica en España, cuando califica al Generalísimo como un precursor del turismo de masas. "Franco era en realidad un auténtico gigante del turismo y es con esta vara con la que acabaría siendo valorado por algunas escuelas de hostelería suizas, y de un modo más general, en el plano económico".

Pero esta vez incluye algún elemento optimista, por ejemplo parece creer en la necesidad de encontrar el amor. También reivindica en cierta manera el idealismo perdido de la juventud. Sin ser de lo mejor del autor, se lee de un tirón, y no dejará a nadie independiente, o sea que en suma aporta mucho más que el 90 por ciento de los libros que se publican.

Reseña de "Hacia la belleza", de David Foenkinos

"El Museo de Orsay, en París, es una antigua estación. El pasado deposita así una huella insólita en el presente. Entre los Manet y los Monet, podemos dejarnos llevar e imaginar los trenes llegando en medio de los cuadros. Ahora los viajes son de otro tipo. Quizás algunos visitantes vieron a Antoine Duris aquel día, inmóvil en la plaza de la entrada. Parece caído del cielo, estupefacto de estar allí. Estupefacción, esa es la palabra que mejor puede caracterizar su sensación en ese instante".

Cada nuevo trabajo del francés David Foenkinos despierta una enorme expectación, sobre todo en el momento actual, pues ha dejado el listón muy alto con sus últimos trabajos, "Charlotte", de 2015, y "La biblioteca de los libros rechazados", de 2017. Sus libros no se han resentido, ni mucho menos, de que haya bifurcado su carrera, dedicando mucho tiempo al cine, en su faceta como guionista ("Lola y sus hermanos", de 2018), y realizador (adaptó él mismo a la pantalla "La delicadeza", su trabajo más conocido).


Alfaguara publica en España "Hacia la belleza", en edición en tapa blanda, de 208 páginas, que sale a la venta al precio de 17,94€. También está disponible en versión para descargar para Kindle, por 9,49€.


Sinopsis de "Hacia la belleza", el retrato de Jeanne Hébutherne


París. Antoine Duris acude al Museo de Orsay, donde ha concertado una cita con Mathilde Mattel, jefa de recursos humanos. Ésta anda necesitada de un nuevo vigilante para las salas de las pinturas, pero se queda boquiabierta con el recién llegado, pues aunque aspira al puesto, se trata de un profesor de la Academia de Bellas Artes, especialista en Modigliani, que incluso tiene cierto prestigio en su campo. Pero ha decidido dejar la docencia, de la noche a la mañana sin motivo aparente, pues aduce que necesita estar sentado entre las pinturas. 


Fascinada, Mattel decide darle una oportunidad, asignándole a la sala de Modigliani, donde a veces le sorprende hablando en voz baja al retrato de Jeanne Hébutherne, la novia del pintor, que tuvo un destino trágico. 



Reseña de "Hacia la belleza", arteterapia como cura… temporal

Como cabe esperar, el autor hace gala de "la delicadeza" que caracteriza a su estilo sensible y lírico. En uno de sus volúmenes más inspirados, David Foenkinos reflexiona sobre el sentimiento de culpa, y realiza una apología de la arteterapia, pues habla del poder curativo de la belleza, que tiene una capacidad de hacer olvidar los problemas del ser humano, si bien la conclusión viene a ser que no los hace desaparecer del todo, sólo sosiega temporalmente al ser humano.


Trata del sentimiento de culpa, con párrafos cuidadosos, tan llenos de sensibilidad, que a veces sólo sugieren los aspectos más duros, cuando habla de temas terribles como la violación. De esta forma, un lector apresurado podría denostar el conjunto por presunta ligereza. Por contra, será muy apreciado por quienes sepan leer entre líneas, y valoren que se les trate con inteligencia. La trama está muy trabajada, con tramos que recuerdan a la literatura de misterio, lo que provoca que no se pueda dejar de leer.


Al igual que en el resto de su bibliografía, el autor dota de enorme humanidad a sus personajes; destilan personalidad propia tanto el enigmático Duris, como la intrigada Mattel, aunque la joven estudiante de arte Camille –que tiene gran importancia en la novela– recuerda a la pintora protagonista de "Charlotte" su volumen anterior, que también transcurría en el mundo del arte. Desde aquél parece haber tomado un punto de inflexión, pues ahora sus palabras parecen más dramáticas, y más trascendentes. 


En resumen, una lectura que merece mucho la pena, de lo mejor que se ha publicado recientemente.





Reseña de "La oficina de estanques y jardines", de Didier Decoin

"Tras una prolongada reclusión cumpliendo con la estricta observancia de las restricciones de comida propias del luto y tras haber lustrado el cuerpo de Katsuro con un lienzo sagrado destinado a absorber las impurezas, Amakusa Miyuki se sometió al ritual que debía purificarla de la mácula de la muerte de su marido. Pero como no había ni que pensar en que la joven viuda se sumergiese en el mismo río en el que acababa de ahogarse Katsuro, el sacerdote sintoísta, frunciendo los labios, se conformó con sacudirle encima una rama de pino cuyos vástagos más bajos había humedecido el agua del Kusagawa".

Didier Decoin empezó a escribir a los 20 años con "Le procès à l’amour". Ganó el prestigioso Premio Goncourt en 1977 con "John l'Enfer", convirtiéndose después en Secretario General de la Academia que lo otorga anualmente. De extensa carrera como guionista, firmó el libreto de "El conde de Montecristo", la miniserie con Gerard Dépardieu, y de "Ilusiones de un mentiroso", tragicomedia sobre el Holocausto protagonizada en 1999 por Robin Williams.


Entre las adaptaciones de sus novelas al cine destaca "La camarera del Titanic", dirigida por Bigas Luna, en 1997.


Su nuevo trabajo llega cinco años después de "La pendue de Londres".


Alfaguara publica en España "La oficina de estanques y jardines", en edición en tapa blanda, de páginas, que sale a la venta al precio de 19,85€. También está disponible en versión para descargar para Kindle, por 10,44€.


Sinopsis de "La oficina de estanques y jardines", el viaje de la viuda


La acción transcurre en el año 1000, en Japón, donde el modesto pescador Katsuro aparece ahogado en el río Kusagawa. Su desaparición supone un problema, ya que se ocupaba todos los años de una peculiar misión: viajar desde su aldea, Shimae, a la corte, en la ciudad imperial de Heiankyo, para llevar las veinte carpas más extraordinarias de la zona, con el fin de surtir los estanques imperiales, a cambio de trato de favor para sus vecinos.


Se decide que debe reemplazarle Miyuki, su viuda, que coloca la mercancía en dos enormes cestos y emprende el camino. Por desgracia, su periplo se ve amenazado por ladrones y otras amenazas, y deberá aceptar algún trato difícil para poder continuar.


Crítica de "La oficina de estanques y jardines", el fin de la inocencia


Uno de los mejores libros publicados en Francia en los últimos tiempos, de esos que devuelven la confianza en la grandeza de la Literatura. Algunos lectores incluso tendrán la necesidad de releerlo pasado algún tiempo, lo que por desgracia sucede en los últimos tiempos con pocos libros.


Recupera el espíritu de la mejor novela de aventuras, con un trabajo muy documentado, ya que en cada página se nota que el autor ha dedicado más de una década al estudio de la cultura nipona durante el período Heian (siglos IX al XII). Supone todo un homenaje al país oriental que despertará entre quienes lo desconozcan la pasión por saber más de él.


De escritura delicada y cuidada, se agradece su tono lírico y evocador, pues logra el milagro de que el lector perciba hasta los sonidos y olores de la zona, homenajeando la riqueza de las sensaciones del universo. Despunta especialmente en los tramos eróticos, llenos de sensualidad, así como en los fragmentos dedicados al concurso anual de perfumes. Entre los personajes cabe reseñar a Miyuki, por su enorme arco de evolución –de aparente fragilidad tiene que esforzarse por hacerse fuerte–, pero también el fallecido Katsuro, pues la idílica relación entre ambos cónyuges seduce al lector.


De trama exageradamente sencilla, al final el volumen se convierte en una metáfora de la necesidad de abandonar la inocencia para lograr avanzar como personas a base de coraje y determinación. Se impone seguir siempre adelante, sosteniendo las cargas de la vida incluso cuando se ha perdido toda esperanza. Pero sobre todo impacta su apuesta por el amor más allá de la muerte, en tiempos en los que el romanticismo ya no está de moda.


La película francesa Violette rememora la vida de una de las pioneras de la literatura feminista

La escritora Violette Leduc (1907-1972) no alcanzó jamás la fama de Simone de Beauvoir, la gran referencia intelectual del mundo feminista del siglo XX, y sin embargo la literatura de Leduc supuso un tremendo impacto en las mentes de su tiempo cuando empezó a publicar allá por mediados de los años 40. Lo singular entre estas dos mujeres es que sus vidas se cruzaron, de modo que se conocieron profundamente y mantuvieron un estrecho, difícil y a la vez fructífero contacto intelectual durante años. Cómo se gestó esa relación, su desarrollo en el tiempo, sus tensiones y acercamientos son los temas que Martin Provost entrega en su película Violette, largometraje que se estrena en España el 13 de junio y que homenajea a una de las escritoras más atrevidas y rompedoras de su época.
Fue precisamente Simone de Beauvoir quien supo ver tras las palabras de Violette Leduc un nuevo modo de enfocar artísticamente el interior femenino, de reafirmar el mundo de la mujer, sus anhelos y frustraciones, en carne viva. La diferencia principal entre ambas es que Simone de Beauvoir se movía más en el terreno filosófico-psicológico, con ensayos que han pasado a la posteridad, como “El segundo sexo”. Violette Leduc, en cambio, era una escritora genuina en la línea de Virginia Woolf, una mujer que desnudaba su interior sin pudor, aunque eso revelara un gran sufrimiento. Su valentía ante el papel en blanco cautivó a Beauvoir hasta el punto de que habló con Albert Camus para que editara la primera novela de Violette Leduc, “L’Asphyxie”.
Un film interiorista
Violette está dirigida por el francés Martin Provost, quien adquirió fama mundial gracias a su película Séraphine, con la que Violette tiene mucho en común. Las dos hablan de personajes reales, mujeres que lograron sobresalir en un mundo de hombres, aunque ello conllevara penalidades sin cuento. Si en Séraphine el director reflejaba la audacia de una mujer sin formación alguna que fue capaz gracias a una exquisita sensibilidad de despuntar entre el maremágnum de pintores en la Francia de principios del siglo XX, en Violette se ofrece un retrato, más descarnado, del violento universo interior de una de las primeras mujeres que osó a hablar explícitamente de temas controvertidos relacionados con la sexualidad femenina, la bisexualidad, el aborto, etc., afrontando después el escándalo social que eso le procuró. Pero, al margen de estas singularidades, lo que verdaderamente une a estas dos artistas retratadas por Provost es que su obra ha perdurado en el tiempo y que abrieron camino a muchas mujeres que vinieron después.
La película recorre los momentos clave en la vida de Violette Leduc en su difícil itinerario personal y literario, un acercamiento en donde descubrimos a una mujer emocionalmente débil, hija bastarda, que vivió episodios oscuros en el pasado y persigue la estabilidad amorosa en la Francia de entreguerras. La película incide sobre todo en la amargura de su vida –pues siempre se sintió abandonada en cuestiones amorosas, frustraciones que trasladaba a sus novelas y memorias– y especialmente en el amor que sentía por la que entonces era la gran revolucionaria feminista de Francia, Simone de Beauvoir.
Parte importante del film son sus actrices, lógicamente. Emmanuelle Devos (Lee mis labios), mujer de gran personalidad en la pantalla, está perfecta en su rol de Violette, siempre sufriente y desconcertada; por su parte Sandrine Kiberlain (Mademoiselle Chambon) encarna a una seria Simone de Beauvoir, esquiva y cercana a la vez, pero siempre segura de que está ante una escritora que no puede dejar “marchar”.
La cuidada fotografía de Yves Cape transmite el oscuro universo interior de la protagonista, un túnel que finalmente llegaría hasta la luz cuando Violette se “libera” al escribir “La bastarda” en 1964. En este sentido, el director Martin Provost remarca la posguerra como un momento de penuria, en donde había serias dificultades para salir adelante y donde el “extraperlo” estaba a la orden del día. Y decide además huir de los grandes espacios, de modo que nunca muestra las calles más reconocibles del París de la época o al menos la vitalidad de esa ciudad, su efervescencia, sus gentes. Violette es decididamente una película de personajes. En palabras del propio director: “Los condicionantes presupuestarios resultaron muy positivos porque me obligaron a apartar el lado más histórico, caro y pesado, que podía haber sido peligroso para la película, y todo lo que sobraba en la puesta en escena. Había que conseguir el objetivo con menos, ir a lo esencial”. Esa esencia de la que habla Provost es principalmente el interior de la protagonista, un mundo atormentado que ella se ve empujada a exorcizar por medio de la escritura.
Cine, literatura e historia
El film de Provost tiene mucho de literatura, y no sólo porque es un tema destacado en el argumento. El director francés estructura el montaje en capítulos, como si de una novela visual se tratara. Esto le da mucha libertad para ofrecer al espectador saltos de tiempo convincentes y a la vez tiene el vehículo perfecto para incidir únicamente en lo que le interesa: el arduo itinerario que llevó a Leduc a consagrarse literariamente.
Junto a esta estructura formal se bosqueja, con nombres propios, el panorama literario de la época. Así la trama va adentrándose poco a poco en el ambiente literario y a lo largo del film se hace referencia a muchas personalidades y lugares relevantes que han pasado a la posteridad. Hay escenas que tienen lugar en el ya mítico Café de Flore, lugar de reunión de escritores e intelectuales, y por supuesto se cita a Jean-Paul Sartre, compañero de Simone de Beauvoir. Fue ésta la que presenta los trabajos de Violette al escritor Albert Camus, entonces director de la famosa editorial Gallimard, en donde Violette Leduc editaría su primer libro. Y entre las personalidades que aparecen repetidamente en la película también destacan el escritor Jean Genet y el empresario perfumista Jacques Guérin, del que Violette se enamorará.
Violette Leduc en fechas
1907              Nace en Arras
1913              Vive en Valenciennes con su madre y su abuela
1924-28       Primeras experiencias sexuales en el internado. Se traslada a París con su madre
1928-1932       Trabaja en el departamento de publicidad en la editorial Plon
1935-39       Conoce a Maurice Sachs. Violette y Maurice se casan, aunque se separan al poco tiempo. Violette queda embarazada. Escribe historias cortas y reportajes.
1942       Durante la guerra se refugia a Ancelins, Normandía, con Maurice Sachs. Sobrevive con artículos en revistas y el extraperlo. Escribe su primera novela, “L’Asphyxie”.
1944       Ve a Simone de Beauvoir en el Café de Flore. Por mediación de una amiga Simone de Beauvoir lee “L’Asphyxie” y queda encantada. Anima a Violette a seguir escribiendo.
1946       Publica “L’Asphyxie” en la editorial Gallimard. Conoce a Jean Genet.
1948       Violette se enamora del empresario Jacques Guérin.
1951       Escribe en España “Thérèse et Isabelle”.
1955       Gallimard publica la novela “Ravages”, con pasajes censurados. Violette sufre ataques de locura.
1956       Cura de sueño en una clínica de Versailles.
1964-72       Escribe “La bastarda”, libro de memorias con prefacio de Simone de Beauvoir. Gran éxito de ventas. Publica más tarde “La Folie en tête” y “La Chase à l’amour”, con menor repercusión.
1972       Muere de cáncer.

La película
Violette
Francia, Bélgica, 2013
Director: Martin Provost
Guión: Martin Provost, Marc Abdelnour, René de Ceccaty
Interpretes: Emmanuelle Devos (Violette), Sandrine Kiberlain (Simone de Beauvoir), Olivier Gourmet ( Jacques Guérin), Catherine Hiegel (Berthe), Jacques Bonnaffé (Jean Genet), Olivier Py (Maurice Sachs), Nathalie Richard (Hermine)
Música: Hugues Tabar-Nouval
Fotografía: Yves Cape
Duración: 139 minutos.
Distribuye: Golem