Reseña de "El espejo de nuestras penas", de Pierre Lemaitre

"Quienes creían que la guerra empezaría pronto se habían cansado de esperar hacía tiempo, y el señor Jules, antes que nadie. Más de seis meses después del reclutamiento general, el dueño de La Petite Bohème, descorazonado, había dejado de creerlo. Durante el servicio, Louise incluso lo había oído afirmar que, en realidad, «nadie había creído en esa guerra». Según él, aquel conflicto no era más que una inmensa transacción diplomática a escala europea, con unos discursos patrióticos espectaculares y anuncios grandilocuentes, una partida de ajedrez gigantesca en la que el reclutamiento general sólo había sido un aspaviento más. Sí, habían provocado unos cuantos muertos aquí y allá —«¡más de los que dicen, seguro!»—, como en la revuelta en el Sarre, en septiembre, que les había costado la vida a doscientos o trescientos hombres, pero, vaya, «¡eso no es una guerra!», exclamaba asomando la cabeza por la puerta de la cocina".

Con "El espejo de nuestras penas", Pierre Lemaitre (París, 1951) cierra su trilogía de entreguerras"Los hijos del desastre", iniciada con "Nos vemos allí arriba", ganadora del prestigioso Premio Goncourt en 2013 (y sin duda una de las mejores novelas sobre la Gran Guerra), seguida de "Los colores del incendio", de 2018. 

El francés había dejado el listón tan alto que el último libro lo tenía difícil para no defraudar. Para evitarlo, tiene claro que debe recuperar la fórmula de sus predecesores, que mostraban las reacciones de humanos corrientes a sucesos clave de la Historia que les desbordan. "Lo que me interesa no es que los personajes sean los héroes de sus propias historias, sino cómo los acontecimientos se imponen de repente a personas que no los habían buscado ni previsto", señala el autor. "Son personas que están entre la espada y la pared por circunstancias que no han escogido y son las primeras víctimas, ya que son los actores principales de estos acontecimientos. Para mí la importancia no está en quién prepara o dirige los acontecimientos, sino en quién los sufre. Y ahí entra la mayoría aplastante de la población. Nadie quería una guerra en 1914 en la que se perdieran a dos o tres miembros de la familia y nadie pidió esa debacle de 1940, pero hubo 15 millones de soldados que lucharon en la Primera Guerra Mundial y 11 millones de personas que se sumaron al éxodo de 1940".

Salamandra publica en España "El espejo de nuestras penas", en edición en tapa blanda de 448 páginas, que sale a la venta al precio de 19,95 €. También está disponible en edición para descargar para Kindle, por 9,49€.

Sinopsis de "El espejo de nuestras penas", de Pierre Lemaitre: una proposición indecente

En 1940 Alemania amenaza con invadir Francia, pero allí se confía en la potencia de su ejército, y en su infranqueable línea Maginot. Por contra, se descuida el bosque de las Ardenas, por donde avanzaran las tropas germanas por sorpresa. Louise Belmont, una joven parisina, alterna su carrera como maestra con su trabajo en un bistrot, La Petite Bohème, donde echa una mano como camarera desde años atrás. Un cliente habitual, el maduro  doctor Thirion, le hace una sucia proposición, quiere verla desnuda; ofrece a cambio la suma que quiera. Aunque ella solicita una cantidad astronómica, éste accede a dársela, por lo que la muchacha se sorprende a sí misma sopesando la oferta, sin saber que la decisión que tome tendrá una consecuencia dramática.

Mientras tanto, Raoul y Gabriel, soldados de un fuerte de la línea Maginot, vuelan un puente de un afluente del río Mosa, en la frontera con Bélgica. Sin embargo, enseguida se dan cuenta de que las tropas nazis avanzan con tanta fuerza que los esfuerzos del ejército galo caen en saco roto. Se impone escapar. 

Reseña de "El espejo de nuestras penas", de Pierre Lemaitre, un digno colofón

Se puede leer independientemente del resto de volúmenes (aunque sería una pena perderse los otros dos). Las diversas historias entrecruzadas retienen al lector hasta el final, y le ilustran sobre el surrealista período histórico en que se desarrollan, la toma de Francia por los alemanes, lo que emparenta el volumen con "Suite francesa", de Irene Némirovsky, sin que se pretenda dar lugar a odiosas comparaciones.

Si en el primer libro, Lemaitre borda la historia de un protagonista masculino, y en el segundo, de una mujer, aquí se supera a sí mismo, pues tienen el mismo interés las dos historias principales, tanto la de Louise como la de Raoul, si bien se luce más con el segundo personaje, ya que al autor se le dan bastante bien los pícaros, que caen simpáticos, pero son capaces de cualquier cosa para enriquecerse.

Por otro lado, por el volumen desfilan numerosos personajes secundarios valiosos, como Fernand, policía que esconde en un macuto una enorme cantidad de dinero, o el señor Jules, bondadoso dueño del local en el que trabaja Louise. Pero resulta fascinante sobre todo Désiré Migaud, impostor que se convierte en portavoz del gobierno, adoptando la estrategia de mentir descaradamente para dar la impresión de que todo va bien, pese al desastroso papel del ejército galo. Los capítulos en los que aparece sirven al novelista para criticar la comunicación política, la desinformación y la manipulación informativa, con algo de humor, pero también ofrece un inquietante mensaje muy de actualidad. Sólo por esta creación merece la pena pagar lo que cuesta la novela.

Quizás haya menos giros que en los anteriores trabajos del escritor, y resulta más previsible hacia dónde van todos los personajes. Pero acierta al introducir mucho más humor que en sus anteriores trabajos. Además, deja con ganas de saber si Lemaitre sigue teniendo carrete tras elaborar esta trilogía, y depara agradables sorpresas para el futuro.

Reseña de "Mujeres que no perdonan", de Camilla Läckberg


"Ingrid descolgó el abrigo de Tommy del perchero. El kit de costura rectangular le presionaba la nalga derecha en el bolsillo trasero de los vaqueros. Ya en el piso de arriba, abrió la puerta del baño. Dejó el kit de costura sobre el lavabo, cerró la puerta con pestillo y bajó la tapa del váter. Rápidamente, descosió una parte del forro, introdujo en el hueco el aparato y comprobó que funcionaba. Con el dedo índice lo empujó, lo acomodó en el interior del forro y volvió a coser la tela satinada con un par de puntos".

Tras arrasar con diez títulos de la saga de Patrick y Erica, la pareja de investigadores de Fjällbacka, la pequeña localidad en la que nació la propia autora, Camilla Läckberg se permitió un paréntesis, con "Una jaula de oro", que tenía a una nueva protagonista. También se adentra en terrenos desconocidos con "Mujeres que no perdonan", que tiene mucho en común por su carácter feminista.

"Llevaba varios años con la idea en la cabeza de contar una historia sobre venganza, que permite en muchas ocasiones recuperar el poder, y dejar a un lado las conductas esperadas para las mujeres como la bondad y la gentileza, incluso cuando son víctimas de situaciones terribles", declaró la sueca en una entrevista.

Planeta ha publicado en España "Mujeres que no perdonan", en edición en tapa dura, de 224 páginas, que sale a la venta al precio de 18,05€. También está disponible en versión para descargar para Kindle, por 9,49€


Sinopsis de "Mujeres que no perdonan", matrimonios destructivos

Entrecruza los periplos de tres mujeres muy distintas. Ingrid, periodista de clase social alta ha renunciado a su carrera de éxito por su familia para cuidar a su hija, la rusa Victoria, joven ama de casa de extracción baja vinculada a la mafia, y Birgitta, profesora de clase media que se enfrenta a una grave enfermedad. 

Aunque aparentemente tienen una familia perfecta, pero en realidad sus maridos se lo hacen pasar mal: la primera tiene que soportar que el suyo tenga una aventura, y las otras dos maltratos de género. Hartas de sus respectivos sufrimientos, cada una de ellas llega a la conclusión de que sólo tiene la opción de matar a su esposo. Tras entrar en contacto con las demás, deciden poner en marcha un astuto plan que les permitirá llevar a cabo el crimen sin tener que responder ante la justicia.

Reseña de "Mujeres que no perdonan", deja con ganas de más

Quizás los personajes estén descritos con trazos sencillos, requeriría un desarrollo más en profundidad de la historia, y el relato podría haber dado más de sí. Todo indica que Camilla Läckberg ha querido ofrecer a sus lectores un volumen fácil de escribir, de relleno, en espera de su próxima novela, que según todos los indicios podría recuperar a Faye, personaje del anterior libro. 

De hecho, mientras que el arranque está bien perfilado, y crea una gran tensión, el segundo tramo y sobre todo la tercera parte ofrecen la impresión de que la autora pretendía terminar rápido su trabajo.

Cada una de las mujeres principales cuenta su historia en primera persona. Poco tiene que ver el libro con las historias de misterio llenas de giros sorprendentes de la autora, como "La princesa de hielo", que la consagró en todo el mundo. Aquí todo lo que sucede resulta predecible, y el plan que conciben las mujeres se lleva a cabo con facilidad, sin alguna complicación que le diera tensión al relato.

Pese a todo se trata de una novela corta amena, que se lee de un tirón y deja con ganas de más. Llama la atención sobre el problema de la violencia doméstica, y difunde que ésta puede desarrollarse por desgracia en todas las clases sociales. Se disculpa de esta forma que no profundice en este tema, y que mientras dos de las protagonistas parecen no tener otra opción que recurrir a la legítima defensa, en el caso de la tercera, parece exagerado que opte por el crimen debido a una infidelidad.



Reseña de "El enigma de la habitación 622", de Joël Dicker


"Como siempre que estaba escribiendo, la única presencia humana que podía tolerar era la de Denise, mi asistente. Denise era el hada buena que velaba por mí. Siempre de buen humor, me organizaba la agenda, seleccionaba y clasificaba la correspondencia de los lectores, y releía y corregía lo que yo había escrito. Llegado el caso, me llenaba la nevera y me reponía las provisiones de café. Y, para terminar, se adjudicaba cometidos de médico de a bordo, presentándose en mi despacho como si subiera a un barco después de una travesía interminable, y me prodigaba consejos de salud".

Han transcurrido dos años desde que Joël Dicker (Suiza, 16 de junio de 1985) publicara "La desaparición de Stephanie Mailer", que convenció a sus lectores pese a no llegar a la altura de los volúmenes anteriores, "Los últimos días de nuestros padres", "La verdad sobre el caso Quebert" y "El libro de los Baltimore". Ahora, publica su quinto trabajo, "El enigma de la habitación 622". 

Pese a las altas expectativas que genera cada nuevo trabajo suyo, todo indica que se trata de un autor humilde, consciente de su juventud, y de que su carrera acaba de comenzar. "No se trata de si he vendido muchos libros o si me han leído muchos sino de saber hasta qué punto domino lo que trato de hacer", ha declarado. "Escribo mejor ahora que en mis primeras novelas, voy adquiriendo oficio, pero sigo pensando que tengo mucho trabajo por delante en el oficio de escritor".

Por una vez "el suizo que resucita las librerías" (según el crítico Jesús Ruiz Mantilla) traslada la acción a su país natal. "Desde hacía mucho tiempo tenía ganas de contar una historia que ocurriera en Ginebra porque nací y vivo aquí, y tenía muchas ganas de compartir mi ciudad con mis lectores, pero no era fácil porque hay cierta diferencia entre el mundo de lo imaginario y la realidad", ha explicado.

Alfaguara publica en España "El enigma de la habitación 622", en edición en tapa blanda, de páginas, que sale a la venta al precio de 21,75€. También está disponible en versión para descargar para Kindle, por 10,44€.


Sinopsis de "El enigma de la habitación 622", la guerra del banco

Tras un desengaño sentimental, y la muerte de su mentor, el escritor Joël Dicker se refugia en el Palace de Verbier, un hotel lujoso de los Alpes Suizos. Ocupará la habitación 621, y será abordado por Scarlett, atractiva huésped y aspirante a novelista de la habitación contigua, la 621 bis. Ésta le propondrá investigar juntos por qué no existe ninguna que tenga el número 622, lo que podría servir para un nuevo libro del novelista.

Años atrás, sí existía dicha estancia, hasta que un camarero descubrió en ella un cadáver, justo después de que se celebrara una reunión de los trabajadores del banco Ebezner, en la que se anunciaba quién iba a ser el nuevo presidente del mismo, un cargo que va a estar bastante reñido. La investigación policial de lo que ocurrió nunca llegará a una conclusión.

Reseña de "El enigma de la habitación 622", un cambio de estilo sorprendente

Romperá el saque de los lectores habituales de este autor porque (una vez más) cambia de registro, demostrando que precisamente ahí reside su valía: Joël Dicker no está condenado a repetir el mismo libro una y otra vez como otros escritores de éxito. Homenaje a Bernard de Fallois, su editor, recientemente fallecido, explica en el libro porqué está en deuda con él y le consideraba un hombre muy valioso. Da lugar a los pasajes más emotivos y sinceros del volumen.

Se trata de una novela muy ágil, y original, en torno a un triángulo amoroso, que combina la comedia, a veces cercana al surrealismo, con buenas dosis de intriga, pues hasta el último tramo no sólo se ignora quién es el asesino, sino también la identidad del fallecido. El resultado resulta más o menos sorprendente, pero hila muy bien todos los cabos. De nuevo Dicker aprovecha su capacidad para desarrollar una historia en varios tiempos, en este caso en tres: la investigación que el propio autor y su nueva asistente desarrollan en la actualidad (escrita en primera persona), el momento del asesinato, y lo ocurrido unos años antes durante la juventud de los protagonistas. Pese a que esto podría generar cierta confusión, Dicker se las apaña para que el lector nunca se pierda. 

Las sorpresas y giros de "El enigma de la habitación 622" mantienen enganchados al lector. Además, medita sobre la importancia relativa del triunfo empresarial, cuando el ser humano necesita sobre todo sentirse apreciado y querido. No cabe duda de que revalidará el éxito de los anteriores escritos del suizo.

Sus personajes están próximos a la caricatura, aunque describe con mayor minuciosidad al inteligente y romántico Lev Levovitch, hijo de un actor que tendrá la oportunidad de triunfar en el mundo de los negocios pese a que estaba destinado a quedarse trabajando en el hotel, y el enigmático y demoníaco Lev Levovitch, también conocido como Sinior Targonol. Quedan un poco más desdibujados el heredero de la presidencia del banco y espía, Macaire Ebezner (pese a ser el protagonista), y Anastasia, la mujer que se debate entre el amor de ambos. El mismo Joël Dicker se mete como personaje, pero no aclara mucho sobre su personalidad, y apenas tiene interés su relación con Scarlett, su compañera.




Reseña de "Desgarros", de Greta Solís

Si siento sed de ayer, 
que tus versos hagan
del barquito, en mi gin-tonic,
on the rock, helándome de nuevo y
anestesiándome de manzanilla en sobrecitos
mi alma de café expreso".

Greta Solís lleva tiempo difundiendo sus versos a través de las redes sociales, donde corría el riesgo de pasar desapercibida como grano de arena en el desierto, por la numerosa competencia, casi siempre de poco interés. Pese a todo, la madrileña llama la atención de quienes han probado el amargo sabor de sus palabras como ese whisky añejo para sibaritas de fuerte sabor que al principio nos cuesta tragar, pero que sin embargo nos conquista y volvemos a probar hasta que aprendemos a apreciar. 

Muchas de sus piezas conectan con los miedos ocultos del lector, y para colmo de males tienen la terrible característica de quedarse a vivir en algún lugar recóndito de la mente del mismo. En no pocas ocasiones éste se sorprenderá recordando las impresiones que le han causado algunas de sus líneas, horas después de su lectura. En resumen, duele pero deja bastante espacio para la esperanza.

Ahora, la escritora debuta con su primer poemario, destinado a llamar la atención cual oasis en un terreno yermo. Terra Ignota Ediciones publica en España "Desgarros", que sale a la venta en edición en tapa blanda de 96 páginas.

Reseña de "Desgarros", carne de la autora...

Quien conozca algunos de los trabajos de la poetisa tendrá la impresión de que en este primer recopilatorio se ha esforzado por seleccionar el material más suave (dentro de lo que cabe), menos críptico más asequible y el que utiliza el lenguaje más habitual. 
Quizás se trate de una elección sabia, pues si logra que un público significativo empatice, ya tendrá tiempo de asustarles con sus líneas más intensas, cuando ya habrán sucumbido a su hechizo. "Amor, me has dejado vencida. / Con tus pocas letras y tus muchas ganas. / Con tu poesía a mansalva / con tu sangrar a gusto / y tu gustar de mi sangre" (de "Amor"). De cualquier forma la selección merece un diez; recurriendo a la gracieta fácil: "Desgarros" no tiene fisuras.
Pese a todo, cabe advertir de que no se trata de literatura fácil, requiere de un esfuerzo para que se produzca el milagro del entendimiento. "Siempre igual / yo tan pretérito imperfecto / y tú avasallándome / con futuros pluscuamperfectos / de impecable factura" (así lo advierte "La mala comunicación", para quien escribe estas líneas el mejor de los poemas y una auténtica genialidad, con la que se ganará hasta a los más reacios a volverse adictos). Tampoco ha debido resultar sencillo para la compositora elaborar los versos, ya que en no pocas ocasiones se abre en canal. "Ahí donde la ven, cocinaba / su propia carne en calderos / de bronce bruñido / y la removía con el mimo y / ternura propia de un amante", explica en "La bruja", toda una declaración de intenciones que resume a la perfección lo que ofrece el volumen.


...pero cocinada con mimo (por suerte)

Maestra tejedora de prendas oscuras, parece tratar a las palabras con mimo, pues éstas se pliegan a los deseos de Greta Solís, como niños obedientes que nunca rechistan. De hecho, tiende a utilizar alguna vez la musicalidad de las nanas infantiles. Otras veces recurre a imágenes cálidas con las que el receptor se siente a salvo ("Porque has gateado tantas alfombras / gata descarriada", escribe en "La gata"). Luego, una vez que su víctima está tranquilo, le asalta con algún pensamiento inquietante, que le deja fuera de combate a traición.

Resulta llamativa la variedad temática, con la que logra no volverse nunca repetitiva. Sobre todo reflexiona sobre las heridas del pasado, pero también sobre la melancolía, que "duerme sola entre pétalos secos", la codicia ("No me engañas, arpía...") o el acoso machista ("Sigue mujer, tapada, destapada. / El lobo te acecha igual").  Recuerda el inexorable paso del tiempo en "Historia de una cama", cuyo catre protagonista se ha vuelto demasiado flojo para provocar deseo, pero poco después de conmovernos, Greta Solis nos hace sonreír; demuestra un sutil sentido del humor, ya que éste ha pasado a segundo plano en favor de un mueble nuevo "de diseño. Prefabricado. Vivo. Vivo. / De nombre escandinavo, altisonante, fuerte". Sí, aunque parezca mentira al igual que otra Greta, Garbo, también ríe.

En conclusión vino viejo en odres nuevos. Asuntos universales de todos los tiempos, tratados con frescura.

Ah, advertimos. Se trata de poesía intensa, para consumir en pequeñas dosis, y saborearla después mucho tiempo, que se quede el regusto en el paladar.

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