Reseña de "El instituto", de Stephen King

"Treinta minutos después de la hora prevista de despegue, el avión de la compañía Delta en que Tim Jamieson debería haber abandonado Tampa con destino a las luces brillantes y los altos edificios de Nueva York seguía estacionado ante la puerta de embarque. Cuando un empleado de Delta y una mujer rubia con una placa del servicio de seguridad entraron en la cabina, se oyeron premonitorios murmullos de insatisfacción entre los pasajeros hacinados en la clase turista".

Habiendo cumplido 72 años, Stephen King sigue estando tan activo como a lo largo de su extensa trayectoria. En los últimos tiempos ha estado muy ocupado en colaboraciones, pues ha escrito la novela "La caja de botones de Gwendy", junto a Richard Chizmar, y "Bellas durmientes", en colaboración con su hijo Owen. Tras la novela corta "Elevation" regresa a la novela con "El instituto", que coincide con la revalorización del autor, después del tremendo éxito en cines de "It", e "It: Capítulo 2", adaptación en dos partes de su obra más reconocida.


Plaza & Janes publica en España "El instituto", en edición en tapa dura, de 608 páginas, que sale a la venta al precio de 22,70€. También está a la venta en edición digital para Kindle, por 12,34€.

Sinopsis de "El instituto", evasión a cualquier precio



Tras haberse visto obligado a dejar el servicio, el policía Tim Jamieson se embarca en un avión, rumbo a Nueva York, donde trabajará como guardia de seguridad.

Por otro lado, Luke Ellis, un niño de doce años con ligeros poderes telequinéticos, se despierta una mañana en un complejo bloque situado en los bosques de Maine, tras haber sido raptado en mitad de la noche, de su casa de Minneapolis, por unos tipos que también han asesinado a sus padres. Descubre que tiene al lado, en habitaciones similares a la suya, a otros compañeros de reclusión, como  Kalisha, Nick, George, Iris y Avery Dixon, entre otros, todos ellos dotados de telepatía y diversas habilidades especiales. 

Descubrirá que el lugar está dirigido por la implacable señora Sigsby, que como el resto del personal castiga brutalmente a quienes desobedecen sus órdenes. Quienes son trasladados a la Mitad Trasera, de la edificación, no vuelven a aparecer. Luke tratará de trazar un plan para escaparse, pese a que no se conocen antecedentes de que nadie lo haya hecho antes.
Crítica de "El instituto", antología del rey del terror

El nuevo trabajo del autor de Maine posiblemente no quedará para la posteridad como un punto de inflexión en su larga bibliografía, pero ni falta que le hace. Mantiene bastante bien la tensión, y no decepciona, quizás cabe enmarcarlo entre los más resultones de las últimas décadas –sobre todo porque no tiene grandes caídas de ritmo, y sí un par de sorpresas que funcionan–. De nuevo el escritor nos recuerda que se le dan bastante bien los diálogos, y los retratos de personajes comunes que luchan por objetivos que les vienen muy grandes, mientras que su destino depende de la lucha encubierta de fuerzas cósmicas que representan el bien y el mal.


Lógicamente, sus seguidores no se sentirán sorprendidos ante esta temática, omnipresente en sus libros. Tampoco resulta muy novedoso que retrate a niños con poderes psíquicos, temática que le dio la fama, tras su primera novela, "Carrie", y que después ha repetido en títulos como "Ojos de fuego" y "El resplandor". De hecho, en esta ocasión cabe reprocharle que se excede a la hora de homenajearse a sí mismo, hasta el punto de que por momentos parece que se está leyendo una antología de los mejores momentos de sus libros. Por otro lado, el volumen también parece destinado a los forofos de "Stranger Things", serie que hace furor en Netflix, que por su parte rinde tributo a sus trabajos. Como aquélla tiene como personajes principales a adolescentes. Destaca Ellis, que quizás no sea muy distinto a Danny Torrance un poco más mayor, pero que rebosa humanidad. Nuevamente los villanos se le dan mejor, aquí la Sra. Sibsby roba la función, al tratarse de una funcionaria que parece haberse autoconvencido de que hace lo correcto, pese a que realiza acciones reprobables.

Sí cambia radicalmente el escenario. Pese a que nada es realmente nuevo, se utiliza para trazar un dibujo de Estados Unidos en la actualidad, cuando el país vive una clara decadencia, por culpa de las deudas y la corrupción. De esta forma, los mejores pasajes son los que transcurren en DuPray, en Carolina del Sur, un lugar muy representativo de las zonas más desfavorecidas.

Con escenas fácilmente adaptables al cine, King ha vendido los derechos con enorme rapidez. Ya se anuncia que Spyglass ha previsto convertir este trabajo en serie. Tendrá al frente a David E. Kelley (responsable de "Big Little Lies") y Jack Bender (director habitual de episodios de "Perdidos").


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Reseña de "El latido de la tierra", de Luz Gabás

"La subteniente se estaba adelantando, pero tenía que arriesgarse. El estado del cuerpo imposibilitaba su identificación y tardarían varios días en conocer el resultado de la autopsia, pero eso era algo que nadie sabía. Las primeras horas en una investigación son cruciales. A falta de pruebas, tenía que guiarse por el instinto. Y a ninguno de los interrogados hasta el momento les había extrañado la supuesta identidad de la víctima, ni siquiera a Alira".

Tras el éxito de "Palmeras en la nieve" (2012), seguida de "Regreso a tu piel" (2014) y "Como fuego en el hielo" (2017) –para quien firma estas líneas el mejor, por su homenaje al romanticismo literario– se espera como un acontecimiento cada nuevo trabajo de Luz Gabás (Monzón, Huesca, 1968). 


Ahora, ha vuelto a ponerse manos a la obra con una novela protagonizada por una mujer madura. "Parece que todas las todas las novelas de iniciación tienen que hablar del viaje de los jovencitos;", ha declarado la escritora. "Yo me hago mayor pero en mi interior sigue latiendo la voz de los veinte años. Quería hacer una novela luminosa y no que, por ser un personaje maduro, fuera de decrepitud".


Planeta publica en España "El latido de la tierra", en edición en tapa dura con sobrecubierta, que sale a la venta al precio de 19,95€. También está disponible en versión para descargar para Kindle, por 12,34€.




Sinopsis de "El latido de la tierra", un cadáver en la bodega


Alquilare, una pequeña localidad casi abandonada. La Guardia Civil interroga a varias personas, tras la aparición de un cadáver en avanzado estado de descomposición, lo que hace casi imposible identificarle, en la bodega de la mansión Elegía. Entre las sospechosas se encuentra la heredera de la misma, Alira, cuya familia ha vivido entre sus muros desde hace generaciones. 


Tiempo atrás, Alira se planteaba dejar el pueblo, pues su madre ya ha cumplido una edad, y no puede mantener el caserón. Ante los escesivos gastos, su amiga Irene le propuso que alquilara habitaciones. Acabaron siendo sus inquilinos su amiga Amanda, que regresa al pueblo y Adrián, el primer y único amor de su vida, que se instala junto a su esposa Dunia. Todos ellos se convierten en sospechosos del crimen. Por otro lado, llegaron nuevos vecinos, con la intención de repoblar Alquilare, entre ellos el joven Damer, por quien Alira se sentirá bastante atraída.

Opinión de "El latido de la tierra", el lamento por lo que se ha perdido

Mientras que sus tres obras anteriores entran dentro del género conocido como novela histórica, esta vez la autora busca nuevos caminos. El arranque y gran parte del libro pueden suscribirse a la novela negra, lo que sirve para enganchar al lector. Está bien dosificada la intriga, pues durante muchas páginas no se sabe ni la identidad ni el género del muerto. En cualquier caso, la resolución del misterio acaba relegada a un segundo plano.
 Más bien cobran importancia los elementos románticos, y el drama, pues la escritora pone toda su energía en los flash-backs que narran el pasado de los personajes. 

Acaba siendo una reflexión sobre el apego a las raíces. Pone de manifiesto que no resulta nada fácil renunciar a una cómoda rutina para perseguir un futuro incierto. Habla también de otros temas como la soledad, la lealtad, o los efectos del paso del tiempo. También enfatiza su denuncia de la despoblación rural, lo que en cierta manera entronca con la lírica "La lluvia amarilla", clásica obra de Julio Llamazares. Se critica duramente a las leyes, y a los políticos que las aprueban, por no preocuparse de este tema.

Sus personajes están llenos de claroscuros, pero todos son bastante humanos, y cercanos al lector, sobre todo la protagonista, una mujer fuerte que debe tener muchos puntos en común con la propia Luz Gabás, que impresiona al enérgico Damer, pese a la diferencia de edad. Homenaje a los nacidos en los 60, como curiosidad, cabe añadir que cada capítulo tiene como título el nombre de una canción, muchas de aquella década, casi todas de rock duro, como "Child in time", de Deep Purple, que ilustra el segundo episodio.


Reseña de "Máquinas como yo", de Ian McEwan

"Era el anhelo religioso con el don de la esperanza; era el santo grial de la ciencia. Nuestras ambiciones fluctuaban –más alto, más bajo– gracias a un mito de la creación hecho real, a un acto monstruoso de autoamor. En cuanto fuera factible, no tendríamos otra opción que seguir nuestros deseos y atenernos a las consecuencias. En términos más elevados, aspirábamos a escapar de nuestra mortalidad, a enfrentarnos o incluso reemplazar la divinidad mediante un yo perfecto".

Los escritos de Ian McEwan nunca resultan cómodas para el lector, pues siempre se las ingenia para llamar la atención, hasta el punto de que le apodan Ian Macabre. Publica casi siempre su nueva obra dos años después de la anterior, por lo que ya se esperaba su trabajo posterior a la excelente "Cáscara de nuez", de 2017. Supone la novela número quince en su bibliografía, que también incluye dos colecciones de relatos y dos libros infantiles.

Anagrama ha publicado en España "Máquinas como yo", en edición en tapa blanda, de 360 páginas, que sale a la venta al precio de 19,85€. También está disponible en edición digital para descargar para Kindle, por 9,49€.

Sinopsis de "Máquinas como yo", un hombre, una mujer y un robot

La trama se desarrolla en una versión alternativa de Londres, en los años ochenta. Lennon y JFK están vivos, mientras que el Reino Unido ha sido humillado en la Guerra de las Malvinas. Por otro lado, el científico Alan Turing no se ha suicidado comiéndose una manzana envenenada, atormentado por las consecuencias del juicio al que fue sometido en los años cincuenta por su homosexualidad, así que se ha dedicado al desarrollo de la inteligencia artificial, partiendo de su trabajo durante la II Guerra Mundial. Como resultado, se han creado a los primeros seres humanos sintéticos, denominados Adán y Eva, que se comercializan para quienes se lo puedan permitir.

Tras heredar una elevada suma de dinero después de la muerte de su madre, Charlie Friend toma una discutible decisión. Pese a que vive en un destartalado apartamento, se lo gasta todo en adquirir uno de los Adanes de la primera hornada (las Evas se acabaron enseguida). Están diseñados para hacer compañía y ayudar en la casa, así que Friend lo programa a su medida con ayuda de la joven Miranda, su vecina y amante. Pero Miranda se siente atraída por este ser de apariencia perfecta, que por su parte ha descubierto un comprometedor secreto de su pasado.

Crítica de "Máquinas como yo", giro en la trayectoria del autor

Resulta curioso que Ian McEwan se haya pasado a la ciencia ficción distópica, pero logra resultados sorprendentes, a medio camino entre los relatos sobre la evolución de la ética de los robots de Isaac Asimov y el frío e incómodo J.G. Ballard, maestros en este terreno. El género no se le da mal, quizás resultan un tanto innecesarias sus numerosas explicaciones de lo que ha ocurrido en el mundo alternativo en el que transcurre la acción. Pero por otro lado sabe sacarle tajada a temas recurrentes del género como los límites de la naturaleza humana. 

Algunos críticos han tachado a "Máquinas como yo" de obra menor, y sin embargo, se trata de una novela muy distinta en diversos aspectos a las anteriores. Además, deja huella, pues como es habitual Ian McEwan consigue revolver al lector con dilemas morales, sobre los celos, la culpa, la justicia, la responsabilidad, la necesidad de tener una familia, y la creación de vida artificial, temática que traerá a la memoria "Frankenstein o el moderno Prometeo", de Mary Shelley. ¿La creación de Inteligencia Artificial traerá consigo facilitar la existencia de las personas o por el contrario desembocará en sufrimiento? ¿Puede una máquina juzgar a los hombres?

A través de una prosa magistral, desarrolla una trama que sorprende en cada giro, dejando embelesado al lector. En algunos pasajes, coquetea con el género de terror, como en la escena del armario, o la del parque, pero en otros muchos hace gala de un sofisticado sentido del humor. El británico sobresale otra vez en lo relativo a la creación de personajes, pues los tres principales están bien descritos, sobre todo Charlie, holgazán, adicto a las nuevas tecnologías, que se siente amenazado por la perfección de Adán. Éste también está bien pintado, como una máquina deseosa de tener autonomía, así como la contradictoria Miranda. Un cuarto personaje llama la atención, robando los pocos fragmentos en los que aparece, Mark –un niño que pretende adoptar Charlie–, que recuerda la pericia del autor a la hora de describir a personajes infantiles; no en vano su creación más famosa quizás sea Briony Tallis en "Expiación".

En suma, un libro tan perturbador como "Amor perdurable", del mismo autor, con el que por una vez cambia de registro.

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Crítica de "Los testamentos", de Margaret Atwood, secuela de "El cuento de la criada"

"La estatua es majestuosa, como suelen ser las estatuas, y me muestra más joven y delgada de lo que soy al natural, en mejor forma de lo que he estado en mucho tiempo. Aparezco erguida, con la barbilla alta y los labios curvados en una sonrisa dura pero benévola. La mirada se pierde en un punto del firmamento, representando mi idealismo, mi inquebrantable compromiso con el deber, mi tenacidad de avanzar salvando todos los obstáculos". 

Han pasado 34 años desde que Margaret Atwood publicara "El cuento de la criada", que en su momento no fue un best-seller, pero estaba considerada una obra de primer nivel por los apasionados de la ciencia ficción. Ahora ha conocido el éxito masivo a rebufo de la enorme repercusión en tiempos post #MeToo de la serie de Hulu, lo que ha animado a la autora –que tuvo un cameo en la misma– para su continuación.  Entre sus narradores destaca la presencia de algunos personajes que resultarán familiares al lector, como la pérfida tía Lydia, o Nicole, la hija que pasó a Canadá la protagonista del libro anterior, mientras que ésta, DeFred, realiza una brevísima aparición.

Al final del volumen, la autora puntualiza que para la trama se ha inspirado en parte en lo que sus propios lectores le han comentado que imaginaron que sucedería a continuación de lo ya narrado. "35 años dan para “una larga combinación de respuestas posibles", asegura.

Salamandra ha publicado en España "Los testamentos", de Margaret Atwood, en edición en rústica con solapas, de 512 páginas, que ha salido a la venta al precio de 19,95€. También está disponible en versión para descargar para Kindle, por 12,34€.

Sinopsis de "Los testamentos", tres mujeres muy diferentes


La acción arranca quince años después del final de la obra original. El régimen de Gilead se mantiene todavía en pie, pero muestra poco a poco signos de decadencia. Allí, la niña Agnes, hija de un importante Comandante, ha vivido siempre desde que existe el nuevo orden, dedicada a jugar con sus muñecas, con las que imita lo que ve en su casa, aunque empieza a darse cuenta de que algo no va bien.

Por otro lado, la citada Nicole (ahora conocida como Daisy) tiene su residencia fuera, en la limítrofe Canadá, donde tras enterarse por las noticias televisivas de lo que ocurre en Gilead, se suma a las manifestaciones de protesta contra sus mandatarios, sin saber que esto le acarreará problemas. Sus caminos se cruzarán con el de tía Lydia, una de las fundadoras de la República Teocrática, instructora implacable de las criadas, a las que no duda en torturar si es necesario.

Reseña de "Los testamentos", respuestas a los interrogantes

La enorme repercusión de la serie de HBO había colocado las expectativas demasiado altas, todo indicaba que pese a su habitual calidad literaria, la eterna aspirante al Nobel de Literatura Atwood tenía todas las de perder tras meterse en este berenjenal. Pues bien, tan arriesgada empresa se salda con un balance positivo, podría ser más brillante, está claro que no llega a la altura de su predecesora, pero la nueva novela tiene muchos puntos de interés, coquetea con la intriga, y se lee de un tirón, gracias a sus eficaces giros, lo que siempre se agradece. En suma, nadie se sentirá defraudado.

Escrita en un estilo muy directo, y ágil, aquí no parece que haya muchas pretensiones de trazar metáforas y componer literatura de primer nivel. Pero sí que la escritora ha hilado bien el argumento, y se las arregla para crear una gran tensión, y una atmósfera claustrofóbica, con momentos muy logrados. Además, sus personajes son muy humanos, destaca la complejidad con la que describe a la astuta Tía Lydia, explicando por qué ha llegado a ser una torturadora, y su visión del mundo, en el que las personas pueden triunfar o caer derrotados en función de su fortaleza, y la justicia es una pantomima, por lo que se impone convertirse en una superviviente a toda costa.

Aunque quizás no logre la misma profundidad, sí que logra actualizar los mensajes de la anterior, hablando de refugiados que bien podrían compararse con los de hoy en día, que sienten poca solidaridad en los estados de su alrededor, salvo por la que muestran algunos activistas comprometidos. Por desgracia, los problemas que amenazaban el mundo cuando salió "El cuento de la criada" siguen estando bastante vigentes.

En resumen, ata muy bien los cabos sueltos de la anterior, y ofrece un convincente desenlace para lo que ésta planteaba. Habla de temas como la lealtad, la amistad o el adulterio. Y aunque ha usado algún elemento que procede de la serie, Atwood reivindica que al fin y al cabo ella fue quien se inventó esta historia.


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