Reseña de "Los perros duros no bailan", de Arturo Pérez-Reverte

"Una de las ventajas que los animales poseemos sobre los humanos es que nadie nos exige ser políticamente correctos. Ahí jugamos en casa. Miren los monos: todo el día dale que te pego al manubrio o la coyunda, a su rollo, con los niños encantados en los zoológicos y los padres riendo la gracia. O sea, que los animales estamos a salvo de esa clase de gilipolleces. De momento, al menos. Nadie anda fiscalizándonos, y cuando se impone nuestra naturaleza tenemos la excusa de que somos, dicen, irracionales. Así que nos dan manga ancha. Cuartelillo, vamos".

Arturo Pérez-Reverte lanza una novela corta, de género policiaco, pero protagonizada por un perro. No sorprenderá a quienes le sigan en Twitter, pues reconocerán la pasión del superventas por estos animales, y sus constantes críticas a quienes no les tratan con el debido cuidado.

Alfaguara edita "Los perros duros no bailan", en edición en tapa blanda, de 168 páginas, que sale a la venta al precio de 16,05€. También está disponible en versión para descargar para Kindle, a 8,54€.

Sinopsis de "Los perros duros no bailan", en busca de Teo y Boris el Guapo


El dueño del perro mestizo Negro, cruce de mastín español y fila brasileño, le obligaba años atrás a a competir en peleas caninas, pero ahora sólo le destina a vigilar su finca. Habitualmente, el animal merodea por los alrededores, acudiendo a sitios como el abrevadero de Margot, regentado por la argentina Margot, donde se encuentra con otros canes, como Teo, su mejor amigo.

Pero éste desaparece junto a Boris el Guapo, otro perro. Nadie conoce su paradero, así que Negro inicia una investigación, descubriendo que ambos chuchos han sido secuestrados. Para dar con ellos tendrá que reencontrarse con partes de su pasado que había preferido olvidar.

Crítica de "Los perros duros no bailan", personajes reconocibles

Tras dos libros seguidos, "Falcó" y "Eva", que abren la saga del espía de la Guerra Civil, a Arturo Pérez-Reverte le ha venido bien una pausa para elaborar uno de sus trabajos menos extensos, y con menores pretensiones, que son los que a veces resultan más interesantes como en el caso de "La sombra del águila". En este libro, en cuyo título osa hacer referencia a "Los tipos duros no bailan", de Norman Mailer (nada menos), arriesga poco, pues el lector reconocerá a sus personajes habituales, aunque esta vez tengan forma perruna (El Negro, duro pero maltratado por los avatares de la vida recuerda a Alatriste, etc.), y repite sus temas favoritos, el orgullo, el amor propio, y sobre todo el código de conducta, que en esta ocasión siguen los perros siempre, aunque estén al servicio de un humano miserable.

Por momentos, el autor parece caricaturizarse a sí mismo, por ejemplo en sus críticas a las feministas. Aquí parece querer argumentar que todos seríamos machistas si no existiera la corrección política, origen (para él) de todos los males. Si bien es cierto que la dictadura de arremeter contra quien se aparta del pensamiento de la mayoría merece ser cuestionada, subyace un fondo bastante rancio, como en otras novelas del autor. Como cabía esperar, su protagonista es homófobo ("Divino de la muerte, o sea. Maricón de concurso. […] Lo volvían loco los perros callejeros sin raza ni escrúpulos, a los que pedía que lo azotaran con el rabo y lo llamaran perra"), da la impresión de que el de Cartagena aprovecha para poner en boca de sus animales lo que hubiera dicho él si le dejaran.

Pero hasta quienes le tengan manía al escritor reconocerán algunas virtudes. Narrado en primera persona, por el propio protagonista, la visión que éste arroja del mundo tiene una enorme frescura, por su punto de vista sobre la fidelidad de los perros a los humanos, y la poca correspondencia que a veces reciben, por ejemplo cuando les abandonan.

Además, el autor adereza sus páginas con constante humor negro, y alguna referencia cinéfila de agradecer, por ejemplo homenajea a las películas "Gladiator" y "Espartaco", y también sabe crear momentos de enorme tensión dramática. Su estilo, más sencillo y dinámico que nunca,y un argumento con elementos que enganchan, provocan que se lea de un tirón.

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Crítica de "Filek: El estafador que engañó a Franco", de Ignacio Martínez de Pisón

"La llegada de Albert von Filek a Madrid se produjo a finales de febrero o principios de marzo de 1931. En esos momentos, España estaba atravesando una época de fuertes convulsiones políticas. La dictadura de Primo de Rivera había liquidado el prestigio de la monarquía de Alfonso XIII, y la dictablanda de Berenguer no se había demostrado capaz de devolvérselo. El rey acababa de nombrar presidente al almirante Juan Bautista Aznar, que convocó elecciones municipales para el 12 de abril".

El novelista Ignacio Martínez de Pisón (Zaragoza, 1960) parece haberse especializado sobre todo en tratar la desestructuración familiar en títulos como "Carreteras secundarias", "La buena reputación", "Dientes de leche", o "Derecho natural", casi siempre con personajes que llevan doble vida, o desempeñan trabajos extraños, y que se suelen mover en automóviles emblemáticos de épocas pasadas. Esta vez reconstruye una curiosa historia real.

Seix Barral publica en España "Filek: El estafador que engañó a Franco", en edición en tapa blanda, de 288 páginas, que sale a la venta al precio de 18,05€. También está disponible en versión para descargar para Kindle, por 10,44€.


Argumento de "Filek: El estafador que engañó a Franco", un plan absurdo

Durante la Guerra Civil Española, el austriaco establecido en Madrid Albert von Filek permanece en prisión, por haber puesto en marcha una empresa fraudulenta. Entre rejas intima con Ramón Serrano Súñer, cuñado de Francisco Franco, y con otros destacados personajes del bando nacional. Tras librarse por los pelos de ser fusilado en Paracuellos, sale en libertad cuando acaba la contienda, y aprovecha sus nuevos contactos para poner en marcha un estrambótico plan.

Logrará convencer al régimen del Generalísimo de que puede fabricar un combustible sintético a base de mezclar extractos vegetales con agua del río Jarama. Asegura que ha rechazado ofertas de otros países por su descubrimiento. El dictador se frota las manos, pues piensa que España puede convertirse en una potencia mundial, exportando un producto barato que puede sustituir al petróleo. El aparato propagandístico se ocupa de difundir el proyecto a los cuatro vientos a través de la prensa de la época. Filek se convierte en un niño mimado del régimen, gozando de la amistad de la cúpula del momento…

Reseña de "Filek: El estafador que engañó a Franco", el gran farol

De nuevo el autor borda un retrato de la España de Franco, territorio habitual de sus escritos, con uno de esos pícaros personajes que tan bien se le dan, y que pese a tener rasgos increíbles, siempre resultan convincentes (esta vez su protagonista existió en la realidad, aunque su historia resulta rocambolesca). 

Hace gala de una excelente documentación, fruto de una labor minuciosa llevada a cabo desde que descubrió al personaje (por lo visto en la biografía de Franco de Paul Preston), sobre la época y los escenarios en los que se mueve la acción. Pero en realidad se conocen pocos datos sobre lo acontecido, así que realiza un gran esfuerzo para tratar de entender cuáles eran los planes del personaje, para rellenar con parajes novelados los puntos incomprensibles de lo ocurrido.

Ignacio Martínez de Pisón desarrolla la historia con fluidez, introduciendo numerosos golpes de humor, incluso en momentos inesperados, y consigue darle humanidad al personaje, pese a que sus puntos oscuros impiden que se empalice demasiado con él. El relato le da pie una vez más a sobrias reflexiones sobre el engaño, uno de los temas favoritos del autor, en un trabajo que tiene puntos en común con la metaliteraria "El impostor", un texto también interesante, de Javier Cercas. 

Pero sobre todo consigue una visión bastante crítica del gobierno de la época, cuyas miserias quedan al descubierto con esta historia. En realidad el escritor parece disparar a todas partes con una visión bastante ácida en la que nadie queda demasiado bien. En resumen, uno de los libros imprescindibles publicados en España en lo que va de año.

Reseña de "Las hijas del capitán", de María Dueñas

"Seguían vestidas de negro de los pies a la cabeza: los zapatos, las medias, los velos, los abrigos. Tras ellas entró un puñado de vecinas, quizá pensaban que aún no convenía dejarlas solas. Una puso la cafetera al fuego, otra plantó encima de la mesa una lata de galletas; entre murmullos y palabras quedas, se fueron amontonando en la cocina. Sentaron a la madre empujándola por los hombros, ella se dejó hacer. Victoria sacó unas cuantas tazas desparejadas de un armario, Mona se quitó el sombrero que le habían prestado, hundió los dedos entre el pelo y se rascó el cráneo, Luz se apoyó contra el borde de la pila sin parar de llorar".

Tras el tremendo (y merecido) éxito en 2009 de "El tiempo entre costuras", María Dueñas (Puertollano, 1964) dejó de dar clases en la Universidad para dedicarse a su verdadera pasión, la escritura de novelas. Le siguieron "Misión olvido" (2012), "La templanza" (2015) y ahora su cuarto trabajo.

Explora la figura de las inmigrantes españolas en otros países, tradicionalmente siempre supeditadas a figuras masculinas, por eso la especialista en personajes femeninos carismáticos ha escogido a tres protagonistas que pese a su juventud se las tienen que arreglar por sí solas en Estados Unidos.

Planeta publica "Las hijas del capitán", en edición en tapa dura, con sobrecubierta, de 624 páginas, que sale a la venta al precio de 21,37€. También está disponible en versión para descargar para Kindle, por 12,34€.



Sinopsis de "Las hijas del capitán", historia de Victoria, Mona y Luz

La acción tiene lugar en Nueva York, en 1936, cuando el inmigrante español Emilio Arenas trabaja en lo que puede, para mandar dinero a su esposa, Remedios, y a sus tres hijas, Victoria, Mona y Luz, que se han quedado en Málaga. Decide hacerse cargo de "El capitán", un pequeño restaurante en la calle Catorce, donde conviven multitud de miembros de la colonia española de la ciudad.

Reclama que las cuatro mujeres acudan a su lado, y aunque la esposa está deseando cumplir sus órdenes, las hijas se resistirán, hasta el punto de que la madre tiene que avisar a la Guardia Civil para que las obliguen a embarcar. Una vez en Nueva York, las jóvenes se sienten fuera de sitio y no quieren ni relacionarse con los compatriotas que encuentran en la ciudad. Pero un suceso inesperado hará que tengan que madurar y hacerse fuertes para salir adelante.

Crítica de "Las hijas del capitán", una vida mejor

Bien contada, se nota el oficio narrativo adquirido por la autora en estos años, y también que sabe como nadie cocinar una buena estructura literaria, y que conoce los ingredientes de los buenos manjares.

De ritmo pausado, con el que consigue una experiencia grata de lectura, describe con enorme realidad –haciendo gala de una satisfactoria documentación– las experiencias de la comunidad española en Nueva York en los años 30, y plasmar las ilusiones de quienes han dejado atrás a los suyos en busca de una vida mejor, desconocen el idioma y sufren problemas económicos. En tiempos de auge del feminismo, acierta al recoger la complejidad de tomar las riendas de su vida para las mujeres de la época en la que no tenían derecho a nada. Estos temas quizás no sean muy novedosos, pero los dota de enorme frescura.

Puestos a ser puntillosos, quizás acusa un pequeño estancamiento en el último tramo. Pero la autora remonta sin problemas hasta lograr un desenlace bastante satisfactorio. La forma de narrar se acerca más a la ópera prima de la escritora que a sus dos siguientes novelas –como aquélla podría dar lugar a una aceptable serie televisiva–, y aunque no llega a la misma altura, se trata de una novela bastante aceptable. Como en aquélla, introduce en la trama a figuras históricas que aumentan la sensación de realidad.

Está bien desarrollado el arco de evolución de las protagonistas (un acierto que no se sepa a ciencia cierta sus respectivas edades), pero también aparecen secundarios memorables, como Fidel, joven apasionado de la música, el bondadoso Luciano Barona, o el joven Tony el Bolitero, dispuesto a incumplir la ley para triunfar.

En suma, nadie quedará defraudado.

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Reseña de "La mujer en la ventana", de A.J. Finn

"Levanto la cámara en dirección a su cabeza. Mi Nikon D5500 no se pierde nada, no gracias a su objetivo Opteka: pelo entrecano y rebelde, gafas enclenques y baratas, pelillos sueltos en las partes ligeramente hundidas de las mejillas. Cuida mejor de sus zapatos de que de su cara".

Debut literario de A.J. Finn, en realidad un pseudónimo del norteamericano Dan Mallory, con gran experiencia en el mundo bibliográfico como editor. En 2015 le diagnosticaron una depresión profunda, pero tras recibir el tratamiento adecuado y mejorar, decidió explorar el tema en una novela, sin mencionar directamente la enfermedad. Como resulta evidente se inspiró en el clásico de Alfred Hitchcock "La ventana indiscreta" (ya ha anunciado que su segundo trabajo tomará como referencia "Vértigo").

La jugada le salió bastante bien, pues debutó en el n.º 1 de la lista de libros más vendidos del New York Times a la semana de salir a la venta –lo que por lo visto no sucedía con una primera novela de autor desconocido desde hacía doce años– y permaneció allí varias semanas.

Grijalbo lanza "La mujer en la ventana"  en edición en tapa dura con sobrecubierta, de 544 páginas, que sale a la venta al precio de 18,90€. También está disponible en edición para Kindle para descargar, por 10,99€.

Sinopsis de "La mujer en la ventana", una voyeur en apuros

La psicóloga infantil Anna Fox permanece recluida en su caserón de piedra rojiza de Harlem, incapaz de salir al exterior desde diez meses atrás, por culpa de un terrible suceso. Se pasa las horas escribiendo mails a otras personas, mirando películas clásicas en blanco y negro, jugando al ajedrez online, hablando con su esposo y su hija por teléfono, bebiendo alcohol, automedicándose,  y sobre todo espiando a sus vecinos.

Se interesa sobre todo por los Russell, una pareja y su hijo adolescente, recién llegados al vecindario. Aparentemente, parecen formar la familia perfecta. Pero una noche, es testigo de un suceso bastante extraño. La policía no la cree, y ella misma empieza a no estar segura de que lo que ha visto no haya sido producto de la mezcla de vino con pastillas.

Crítica de "La mujer en la ventana", el espíritu de Alfred Hitchcock

El 'bombazo' del año viene a ser otro thriller en la línea de "La chica del tren", o de "Perdida" (muy superior a sus imitaciones), por lo que uno tiende a leerlo sin demasiadas pretensiones, sobre todo si parte de una premisa poco original, deudora del célebre film protagonizado por James Stewart y Grace Kelly, al que parece aludir incluso el título. Sin embargo, resulta más o menos sorprendente, no está mal escrito del todo, y además le saca mucho partido a los diálogos de cine clásico en los que la protagonista le saca paralelismos con su vida.

Sería injusto no reconocer que mantiene el suspense, al jugar muy bien la carta de que lo que cuenta la narradora en primera persona podría ser mentira. Tarda un poco en arrancar, pues las primeras páginas se hacen un poco eternas (y eso que están escritas con frases cortas en capítulos cortos); pesa un poco que hasta que ha transcurrido un tercio del libro no comienza el verdadero conflicto. Pero a partir de ahí el ritmo va 'in crescendo' hasta derivar en un final poco predecible.

Por supuesto, se trata de un best-seller que sólo tiene el objetivo de entretener. Pero el personaje central, Anna, está bien construido, se conecta con su tragedia, y sus desesperados intentos de recuperar a su esposo, que le ha dejado tirado. Finalmente resulta ser una reflexión ligera, pero más o menos interesante en torno a la soledad, y las dificultades para conectar con los demás, pero también al trauma de sentir que se atraviesa por un estado de alteración mental.

En suma, no resulta imprescindible su lectura. Pero si se sabe lo que es, no resulta decepcionante.

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