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La película francesa Violette rememora la vida de una de las pioneras de la literatura feminista

La escritora Violette Leduc (1907-1972) no alcanzó jamás la fama de Simone de Beauvoir, la gran referencia intelectual del mundo feminista del siglo XX, y sin embargo la literatura de Leduc supuso un tremendo impacto en las mentes de su tiempo cuando empezó a publicar allá por mediados de los años 40. Lo singular entre estas dos mujeres es que sus vidas se cruzaron, de modo que se conocieron profundamente y mantuvieron un estrecho, difícil y a la vez fructífero contacto intelectual durante años. Cómo se gestó esa relación, su desarrollo en el tiempo, sus tensiones y acercamientos son los temas que Martin Provost entrega en su película Violette, largometraje que se estrena en España el 13 de junio y que homenajea a una de las escritoras más atrevidas y rompedoras de su época.
Fue precisamente Simone de Beauvoir quien supo ver tras las palabras de Violette Leduc un nuevo modo de enfocar artísticamente el interior femenino, de reafirmar el mundo de la mujer, sus anhelos y frustraciones, en carne viva. La diferencia principal entre ambas es que Simone de Beauvoir se movía más en el terreno filosófico-psicológico, con ensayos que han pasado a la posteridad, como “El segundo sexo”. Violette Leduc, en cambio, era una escritora genuina en la línea de Virginia Woolf, una mujer que desnudaba su interior sin pudor, aunque eso revelara un gran sufrimiento. Su valentía ante el papel en blanco cautivó a Beauvoir hasta el punto de que habló con Albert Camus para que editara la primera novela de Violette Leduc, “L’Asphyxie”.
Un film interiorista
Violette está dirigida por el francés Martin Provost, quien adquirió fama mundial gracias a su película Séraphine, con la que Violette tiene mucho en común. Las dos hablan de personajes reales, mujeres que lograron sobresalir en un mundo de hombres, aunque ello conllevara penalidades sin cuento. Si en Séraphine el director reflejaba la audacia de una mujer sin formación alguna que fue capaz gracias a una exquisita sensibilidad de despuntar entre el maremágnum de pintores en la Francia de principios del siglo XX, en Violette se ofrece un retrato, más descarnado, del violento universo interior de una de las primeras mujeres que osó a hablar explícitamente de temas controvertidos relacionados con la sexualidad femenina, la bisexualidad, el aborto, etc., afrontando después el escándalo social que eso le procuró. Pero, al margen de estas singularidades, lo que verdaderamente une a estas dos artistas retratadas por Provost es que su obra ha perdurado en el tiempo y que abrieron camino a muchas mujeres que vinieron después.
La película recorre los momentos clave en la vida de Violette Leduc en su difícil itinerario personal y literario, un acercamiento en donde descubrimos a una mujer emocionalmente débil, hija bastarda, que vivió episodios oscuros en el pasado y persigue la estabilidad amorosa en la Francia de entreguerras. La película incide sobre todo en la amargura de su vida –pues siempre se sintió abandonada en cuestiones amorosas, frustraciones que trasladaba a sus novelas y memorias– y especialmente en el amor que sentía por la que entonces era la gran revolucionaria feminista de Francia, Simone de Beauvoir.
Parte importante del film son sus actrices, lógicamente. Emmanuelle Devos (Lee mis labios), mujer de gran personalidad en la pantalla, está perfecta en su rol de Violette, siempre sufriente y desconcertada; por su parte Sandrine Kiberlain (Mademoiselle Chambon) encarna a una seria Simone de Beauvoir, esquiva y cercana a la vez, pero siempre segura de que está ante una escritora que no puede dejar “marchar”.
La cuidada fotografía de Yves Cape transmite el oscuro universo interior de la protagonista, un túnel que finalmente llegaría hasta la luz cuando Violette se “libera” al escribir “La bastarda” en 1964. En este sentido, el director Martin Provost remarca la posguerra como un momento de penuria, en donde había serias dificultades para salir adelante y donde el “extraperlo” estaba a la orden del día. Y decide además huir de los grandes espacios, de modo que nunca muestra las calles más reconocibles del París de la época o al menos la vitalidad de esa ciudad, su efervescencia, sus gentes. Violette es decididamente una película de personajes. En palabras del propio director: “Los condicionantes presupuestarios resultaron muy positivos porque me obligaron a apartar el lado más histórico, caro y pesado, que podía haber sido peligroso para la película, y todo lo que sobraba en la puesta en escena. Había que conseguir el objetivo con menos, ir a lo esencial”. Esa esencia de la que habla Provost es principalmente el interior de la protagonista, un mundo atormentado que ella se ve empujada a exorcizar por medio de la escritura.
Cine, literatura e historia
El film de Provost tiene mucho de literatura, y no sólo porque es un tema destacado en el argumento. El director francés estructura el montaje en capítulos, como si de una novela visual se tratara. Esto le da mucha libertad para ofrecer al espectador saltos de tiempo convincentes y a la vez tiene el vehículo perfecto para incidir únicamente en lo que le interesa: el arduo itinerario que llevó a Leduc a consagrarse literariamente.
Junto a esta estructura formal se bosqueja, con nombres propios, el panorama literario de la época. Así la trama va adentrándose poco a poco en el ambiente literario y a lo largo del film se hace referencia a muchas personalidades y lugares relevantes que han pasado a la posteridad. Hay escenas que tienen lugar en el ya mítico Café de Flore, lugar de reunión de escritores e intelectuales, y por supuesto se cita a Jean-Paul Sartre, compañero de Simone de Beauvoir. Fue ésta la que presenta los trabajos de Violette al escritor Albert Camus, entonces director de la famosa editorial Gallimard, en donde Violette Leduc editaría su primer libro. Y entre las personalidades que aparecen repetidamente en la película también destacan el escritor Jean Genet y el empresario perfumista Jacques Guérin, del que Violette se enamorará.
Violette Leduc en fechas
1907              Nace en Arras
1913              Vive en Valenciennes con su madre y su abuela
1924-28       Primeras experiencias sexuales en el internado. Se traslada a París con su madre
1928-1932       Trabaja en el departamento de publicidad en la editorial Plon
1935-39       Conoce a Maurice Sachs. Violette y Maurice se casan, aunque se separan al poco tiempo. Violette queda embarazada. Escribe historias cortas y reportajes.
1942       Durante la guerra se refugia a Ancelins, Normandía, con Maurice Sachs. Sobrevive con artículos en revistas y el extraperlo. Escribe su primera novela, “L’Asphyxie”.
1944       Ve a Simone de Beauvoir en el Café de Flore. Por mediación de una amiga Simone de Beauvoir lee “L’Asphyxie” y queda encantada. Anima a Violette a seguir escribiendo.
1946       Publica “L’Asphyxie” en la editorial Gallimard. Conoce a Jean Genet.
1948       Violette se enamora del empresario Jacques Guérin.
1951       Escribe en España “Thérèse et Isabelle”.
1955       Gallimard publica la novela “Ravages”, con pasajes censurados. Violette sufre ataques de locura.
1956       Cura de sueño en una clínica de Versailles.
1964-72       Escribe “La bastarda”, libro de memorias con prefacio de Simone de Beauvoir. Gran éxito de ventas. Publica más tarde “La Folie en tête” y “La Chase à l’amour”, con menor repercusión.
1972       Muere de cáncer.

La película
Violette
Francia, Bélgica, 2013
Director: Martin Provost
Guión: Martin Provost, Marc Abdelnour, René de Ceccaty
Interpretes: Emmanuelle Devos (Violette), Sandrine Kiberlain (Simone de Beauvoir), Olivier Gourmet ( Jacques Guérin), Catherine Hiegel (Berthe), Jacques Bonnaffé (Jean Genet), Olivier Py (Maurice Sachs), Nathalie Richard (Hermine)
Música: Hugues Tabar-Nouval
Fotografía: Yves Cape
Duración: 139 minutos.
Distribuye: Golem