Se puede calificar a Javier Cercas (Ibahernando, Cáceres, 1962) de escritor lento (en comparación con otros novelistas) pero seguro. Y es que aunque haya que esperar todas sus obras tienen gran interés, como sus primeras novelas, "El inquilino" y "El vientre de la ballena", la imprescindible "Soldados de Salamina", que supuso su consagración, la interesante pero subvalorada "La velocidad de la luz" y la inclasificable mezcla de ensayo y novela "Anatomía de un instante" en torno al 23-F, en realidad una excusa para rendir homenaje a la generación de su padre.

Tres años después de este último libro, el autor da una alegría a los seguidores con el lanzamiento de su nuevo trabajo, "Las leyes de la frontera", quizás muy distinto a sus trabajos precedentes, pero con temas omnipresentes en sus libros como el compañerismo y las relaciones entre personajes de procedencias opuestas.

Mondadori saca a la venta "Las leyes de la frontera" en edición de tapa dura al precio de 21,90 euros.

Sinopsis de "Las leyes de la frontera", un chico humilde entre charnegos
Ignacio Cañas le cuenta con pelos y señales a un periodista su relación con el Zarco, famoso delincuente al que conoció cuando era un adolescente de clase media, durante un verano, a finales de los años 70, en Girona. Su relato comienza en el momento en el que se ha distanciado de sus antiguos amigos que ahora le someten a un acoso continuo. Empieza a pasar los días solo y acude a jugar al pinball a unos recreativos regentados por un maduro individuo. En ese mismo local conoce casualmente al Zarco, un chico marginal pero lleno de carisma, siempre acompañado por Tere, atractiva muchacha que encandila a Ignacio.

Aunque en principio Ignacio se muestra reacio a visitar a sus nuevos conocidos al lugar en el que viven, como el Zarco le propone, acaba pasando por allí para poder estar cerca de Tere. Teme que el Zarco y sus amigos atraquen al dueño de los recreativos, por sus continuas preguntas sobre su negocio. Consigue disuadirles a cambio de ayudarles en el futuro, por lo que finalmente acaba acompañándoles a cometer un robo en un chalet. Es el inicio de una desenfrenada carrera criminal.

Al mismo tiempo, el mismo periodista conversa con un policía para recabar datos de lo ocurrido desde su punto de vista.

Crítica de "Las leyes de la frontera", choque de dos mundos
Si en su anterior trabajo, "Anatomía de un instante", Javier Cercas retrataba con pelos y señales los movimientos políticos de la Transición, en esta ocasión regresa a la misma época para hacer lo propio con los personajes, la sociedad y los ambientes del momento, centrándose en la figura de los delincuentes juveniles que tan bien captaron algunas películas de entonces del llamado Cine Quinqui, como "Perros callejeros" o "Yo, el Vaquilla". Como en otras de sus obras, los narradores de Cercas cuentan lo ocurrido en primera persona con un lenguaje que parece oral, y que al mismo tiempo está muy estudiado para resultar lo suficientemente dinámico.

Juega muy bien el autor con el elemento nostálgico, incluyendo detalles que parecen muy reales, y con algunos pasajes que bien podrían ser autobiográficos. Despertará buenos recuerdos entre quienes vivieron la época con elementos como los salones de videojuegos y entretenimientos para jóvenes, los coches del momento, y sobre todo la serie chino-japonesa a la que alude el título, "La frontera azul", que causó furor en el momento, donde los protagonistas atravesaban la línea del bien y del mal, y se transformaban en proscritos para luchar contra la tiranía a lo Robin Hood. 

De la misma forma, el protagonista de esta novela, Ignacio Cañas, pasa de llevar una vida normal y corriente a convertirse en miembro de una banda de ladrones que dará que hablar.

Vidas conflictivas
El autor le saca nuevamente tajada a su gran especialidad, el estudio de las motivaciones de personajes que han llevado una vida dudosa, o que el autor no comparte. Como siempre, Cercas consigue que resulte fascinante la tarea de acercarse a quienes piensan de forma distinta o han sido moldeados por circunstancias muy alejadas a las del ciudadano corriente.

En resumen, se trata de una de las novelas más sentidas y frescas que han aparecido últimamente en el anquilosado panorama de la narrativa española, que cada vez ofrece menos alegrías. Con un poco de suerte, no habrá que esperar a la siguiente obra de Javier Cercas para que aparezca alguna más.