"El umbral de la eternidad", de Ken Follet


Capítulo final de la Trilogía Century, el proyecto más ambicioso de Ken Follet. "El umbral de la eternidad" compone con "La caída de los gigantes" y "El invierno del mundo" un ilustrativo recorrido por la historia del siglo XX a través de la historia de cinco familias.
 
El lanzamiento supone uno de los grandes acontecimientos de la temporada de libros.
Plaza & Janés ha sacado a la venta "El umbral de la eternidad" en edición en tapa dura, de 1.152 páginas, al precio de 24€. También está disponible en versión e-book por 11,39 euros.

Sinopsis de “El umbral de la eternidad”, un mundo en cambio continuo

Como cabía esperar, toma como personajes principales a los vástagos de los de la segunda entrega, y nietos de los de la primera. Rebecca Hoffman, hija adoptiva de Carla y nieta de lady Maud (uno de los personajes más recordados del volumen inicial), vive en Berlín Oriental, donde imparte clases de ruso y sustituye al profesor de inglés. Recibe una citación de la Stasi –policía  secreta–, lo que suele tener consecuencias nefastas, aunque en su caso descubrirá una sorprendente verdad relacionada con su reciente marido.

Mientras, en Estados Unidos, George Jake, hijo no reconocido del senador Greg Peshkov con una afroamericana, se prepara para incorporarse a los Viajeros por la Libertad, para luchar contra las discriminaciones raciales. Cameron Dewar se convertirá en espía. En Inglaterra, Dave, el hijo de Lloyd y Daisy, está dotado de una gran inteligencia, pese a que saca malas notas por culpa de su dislexia, mientras que su hermana se inclina por el mundo de la farándula. Jasper (hijo de Eva Murray) ejerce como periodista, sin demostrar demasiados escrúpulos.
Por último, en Rusia, los Dvorkin-Peshkov viven en apartamentos repartidos por el gobierno para militares. Dimka, nieto de Grigori Peshkov y Katerina, se ha convertido en asistente del Kremlin, afín al régimen comunista, mientras que su hermana melliza, la periodista Tania, se convertirá en una disidente. 

Crítica de “El umbral de la eternidad”, un fin de siglo trascendente

Dando muestras de su astucia habitual a la hora de estructurar novelas, Follet selecciona muy bien los sucesos históricos en los que se ven involucrados sus personajes, dando pie a un mosaico bastante ilustrativo y lo suficientemente documentado del último tercio del siglo XX, hasta 1989.

El período histórico propicia momentos de enorme dramatismo, y los habituales giros del responsable de la ya legendaria Los pilares de la Tierra, con los que consigue estar interesando continuamente al lector.

Entrelaza con habilidad las vivencias personales de los protagonistas con momentos clave, como el asesinato de los hermanos Kennedy, la lucha por los derechos civiles de Martin Luther King y la muerte de éste (uno de los tramos más logrados del libro), el activismo del sindicato Solidaridad en Polonia, la caída del comunismo, etc. El autor aprovecha especialmente la guerra de Vietnam, donde uno de los protagonistas las pasa canutas, ofreciendo una visión realista y oscura que recuerda a la de películas como "Apocalypse Now".
También aprovecha al máximo la tensión de las relaciones entre Estados Unidos y Cuba, y la época del movimiento hippy y el amor libre (si bien se nota que mete con calzador demasiado sexo, para aumentar las ventas). Se puede decir que Ken Follet describe muy bien los movimientos culturales y las modas de los años en los que transcurren las tramas.

Entre los diversos personajes reales que interaccionan con los personajes de ficción, el escritor se luce sobre todo con John Fitzgerald Kennedy, a quien critica por su poca capacidad de manejar los asuntos domésticos y sus escarceos sexuales, pero al que también alaba por su hábilidad para la política exterior. También aparecen figuras como Lech Walęsa, Ronald Reagan, Mijaíl Gorbachov o George H.W. Bush, y retrata el ascenso del dirigente soviético Nikita Jrushchov.

Un libro adictivo

Quizás se acusará a “El umbral de la eternidad” de excesivo didactismo, o de repetir continuamente datos para que el lector no se pierda. Pero se agradece que todo resulte claro, a pesar de las numerosas subtramas, hasta el punto de que no es necesario tener reciente la lectura de los dos tomos anteriores para disfrutar de la lectura. Además, el maestro del best-seller no ha perdido con los años su habilidad para componer uno de esos libros peligrosos, que roban horas de sueño al lector, deseoso de saber cómo prosigue el argumento.

Consigue una menor intensidad que la segunda entrega de la saga, posiblemente la mejor, pero El umbral de la eternidad es sin duda un digno colofón a una trilogía recomendable a todo tipo de público –especialmente a los devoradores de novela histórica–. Nos recuerda que el mundo cambia muy rápidamente, y que nos hemos salvado de milagro de la III Guerra Mundial.
 

2 comentarios:

  1. Excelente como siempre, pero en la parte que toca a los personajes hay un error muy grave.

    Erik von Ulrich no aparece en absoluto, ni siquiera hay menciones para saber qué se hizo de él. Escribí a señor Follet sobre esto, y me respondió diciendo que no lo puso porque pensó que nadie estaría interesado en él, y que mensajes como el mío procedente de otros lectores le habían indicado que estaba equivocado, y que lo sentía. No obstante, a pesar de mi insistencia por saber qué le deparó el futuro a Erik, guarda silencio.

    En mi opinión, ha sido un patizado grave del escritor ¿cómo pudo pensar que nadie estaría interesado? Erik no era un personaje del montón, era el único hijo varón de Maud y hermano de Carla, y había tenido capítulos propios en el anterior libro. De acuerdo en que no figurase en el tercer libro para dar protagonismo a otros personajes, pero al menos sí podría haber escrito una frase, puesta en boca de Maud, Carla, o cualquier personaje alemán, para que nos ilustrase qué se había hecho de él. Con Robert von Ulrich, por ejemplo, sí que se mencionó que había muerto. Pero no sabemos nada de Erik, y se hace muy extraño y antinatural que nadie de su familia le mencione o le recuerde en algún momento del libro.

    Otra pega que le pongo es que el libro se acaba con la caída del Muro de Berlín en 1989, aun cuando apenas dos años después tiene lugar otro hecho histórico tanto o más importante del siglo XX, la disolución de la URSS. Hubiera estado bien un último episodio tratando del asunto, antes del epílogo.

    Pero bueno, era por sacarle algo, pues la narrativa ha sido excelente.

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  2. Tienes mucha razon en tu comentario... ken Follett tiene un monton de colaboradores y asesores pero ninguno le dijo lo que tu describes.... En tal caso es un libro largo, pero al final se aprende mucho

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